Capítulo 88: El único capaz de bajarle las estrellas

MARCOS SAAVEDRA

Durante el camino Samuel se quedó dormido entre mis brazos. Con sumo cuidado de no despertarlo, lo llevé hasta la habitación que alguna vez fue de Emilia, la había mandado a remodelar para que él se sintiera más cómodo. Estaba tan seguro de que Katia vendría conmigo, que ya había hecho los arreglos pertinentes.

La habitación que llegué a compartir con ella se mantenía tal cual la había dejado la última vez, con excepción del guardarropa, ya que había comprado algunas prendas para ella. Quería que se sintiera cómoda, que no tuviera motivos para extrañar esa vieja finca. Al verla caminando por el espacio, reconociendo nuestra alcoba, algo vibró dentro de mi pecho, me invadió la angustia y me encontré a mi mismo tenien

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