KATIA VEGA
Marcos posó su mano sobre mi mejilla y me vio con tanta intensidad que me cautivó. Sus labios presionaron lentamente los míos, reconfortando mi alma.
—¡Fuchi! ¡Se besaron! —exclamó Samuel haciéndose hacia atrás, queriendo huir de ese gesto de cariño entre su papá y yo.
—Vamos a casa —agregó Marcos pegando su frente a la mía.
Asentí con miedo de alejarme de mi familia en vano, pero si había la mínima posibilidad de tener mi final feliz al lado del hombre del que estaba perdidamente enamorada, lo intentaría.
Mi mirada se quedó clavada en la finca y en mi familia, verlos cada vez más lejanos mientras el auto seguía su rumbo me arrugó el corazón.
—¿Mami? ¿Estás tris
MARCOS SAAVEDRADurante el camino Samuel se quedó dormido entre mis brazos. Con sumo cuidado de no despertarlo, lo llevé hasta la habitación que alguna vez fue de Emilia, la había mandado a remodelar para que él se sintiera más cómodo. Estaba tan seguro de que Katia vendría conmigo, que ya había hecho los arreglos pertinentes.La habitación que llegué a compartir con ella se mantenía tal cual la había dejado la última vez, con excepción del guardarropa, ya que había comprado algunas prendas para ella. Quería que se sintiera cómoda, que no tuviera motivos para extrañar esa vieja finca. Al verla caminando por el espacio, reconociendo nuestra alcoba, algo vibró dentro de mi pecho, me invadió la angustia y me encontré a mi mismo tenien
MARCOS SAAVEDRAEn cuanto llegué a casa me desconcertó que Katia no fuera la primera en recibirme, en cambio Samuel llegó corriendo y se abrazó a mis piernas con emoción. —¡Llegaste! ¿Vamos a jugar? —preguntó antes de que lo tomara en brazos.—¿Ya cenaste? —Alboroté sus cabellos negros haciéndolo reír.—¡Sí! ¡Mi mami me hizo unos bocadillos muy ricos! —exclamó.—¿Me guardaste alguno?—¡Sí! ¡Hizo unos para ti!—Bien… acompáñame a cenar y te compartiré. —En ese momento se a
KATIA VEGAEstaba a nada de pedirle a Silvia que llamara a un médico, no podía más con este cansancio, o eso era lo que estaba pensando mientras que en la cocina me engullía una piña completa.—¿Está todo bien? —preguntó Silvia con el ceño fruncido, viendo como devoraba el último pedazo.—No, nada está bien, tengo hambre y tengo sueño —contesté resignada—. Quiero unas donas glaseadas rellenas de mermelada de frambuesa —agregué con los codos sobre la encimera y el rostro escondido entre mis manos.—¿Señora Saavedra? —preguntó Lomelí con excesiva diplomacia—. La madre del señor Saavedra vino d
KATIA VEGALlegué a casa abrumada, no recordaba cuántos vestidos me había probado y la repentina ansiedad que invadió a Rosa por abandonar no solo la «boutique» sino también el centro comercial, hizo que llegara a casa antes de lo previsto.Subí las escaleras y al abrir la puerta vi a mi bebé dormido, estaba tomando su siesta de la tarde y parecía un querubín. A diferencia de su prima Emilia, él dormía con más control de sus extremidades y no terminaba con las cobijas bajo la cama.De pronto una sensación nueva me distrajo, una mano firme y de gran tamaño se deslizó por mi cintura, apenas pude voltear, percibí el cálido aliento de Marcos acariciando mi oído. —Bienvenida a casa…
KATIA VEGALa fiesta de compromiso no había comenzado y ya me sentía ansiosa. El hermoso vestido que me había comprado en Italia no me cerraba. —Esto no puede ser posible… —refunfuñé peleando con el cierre.—Lo vas a arruinar —contestó Marcos cuando terminó de acomodarse la corbata. Parecía divertido al verme pelear—. Ven aquí…Caminé desanimada y cuando me planté delante de él, me tomó con suavidad de la cintura y me hizo girar para darle la espalda. Sentí como recorrió mi columna vertebral con suavidad, haciendo que mi piel se erizara, antes de tomar el cierre e intentar subirlo.—Te lo dije, no sube… —agregué co
ROSA MARTÍNEZQué horrible era estar en una fiesta donde las únicas personas a las que conoces están demasiado ocupadas para ti. Me estaba volviendo loca. Obviamente Katia no se separaba de Marcos, Arturo había desaparecido y la abuela estaba enfocada en Emilia y Samuel. Para hacer mi tortura más grande, ya no aguantaba el vestido.Me levanté de mi asiento y me dirigí directo al baño, necesitaba un momento conmigo misma, lejos de toda esa gente pretenciosa. Entré a la casa y seguí las indicaciones de la sirvienta. Apenas me acerqué lo suficiente cuando escuché a esa irritante voz hablar, se trataba del odioso señor Garza, como si mi desgracia no pudiera aumentar.Se encontraba recargado contra la puerta del baño, abs
KATIA VEGAMi suegra insistió en que fuéramos al doctor, pues… si estaba embarazada, la boda se haría lo antes posible, antes de que el bebé fuera notorio.Marcos faltó ese día al trabajo para acompañarme. A veces era tan extraño verlo así, tan… dulce y caballeroso conmigo, pero sin dejar de tener ese gesto frío que solo se suavizaba cuando me veía. Tanto tiempo soñé que fuera así y ahora no sabía cómo comportarme.Al llegar al hospital, tomó mi mano y la besó con gentileza antes de salir del auto para rodearlo y abrirme la puerta. Me trataba como a una princesa. Si fuera por él me llevaría en brazos a todos lados, como si temiera que pudiera romperme como el cristal.<
KATIA VEGA—¡Vaya! ¡Hasta que te dignas a llamar! —exclamó Rosa molesta.El día de la fiesta de compromiso había comenzado su indignación. Intentó que habláramos en privado más de una vez, pero… ¿cómo hacerlo si yo era la anfitriona de la reunión junto con Marcos? No podía desaparecer, así como así.—Regresé del hospital… —contesté intentando cambiar de tema.—Lo sé… ¿Se te olvidó que traerías a Samuel a la finca para que lo cuidara mientras tú ibas con Marcos? —Su tono de voz era cada vez más molesto—. ¿También se te olvidó que me cancelaste de &u