Capítulo 117: Divertido ajuste de cuentas

KATIA VEGA

—¡Ya estoy cansada! —exclamó Lisa y alzó sus manos hacia nosotros—. Tengo cada dedo lleno de ampollas. Yo saco fotos, escribo artículos, no soy granjera.

Marcos y yo llegamos a la conclusión de que a veces un clavo si puede sacar otro clavo. Por mucho que Arturo estuviera obsesionado con Stella, Lisa era su amiga, habían compartido momentos agradables y por cómo reaccionó cuando ella estaba encerrada, era seguro que no la dejaría morir sola. —¿Qué hay de Arturo? ¿No te ha ayudado? —pregunté preocupada.

—Todos los días… —admitió Lisa sentándose en el borde de la cama—, pero en cuanto Stella se asoma, él finge que no estaba conmigo. Lo tiene dominado.

—Está encaprichado… —contesté tallándome la cara, desesperada.

—Es cuestión de tiempo —agregó Marcos sentado a mi lado, besando el dorso de mi mano como si eso le ayudara a pensar.

—Todos creen y aceptan que Stella es una floja e insoportable, me he esforzado en demostrar que soy mejor… pero Arturo no lo ve y nunca lo verá…
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