Capítulo 119: Nunca ofendas a la chica con un bidón de gasolina y un cerillo

KATIA VEGA

—Aprecio que alguien tuviera la consideración de avisarme… —refunfuñe viendo a Rosa y Lisa al pie de la cama, con sus caras llenas de lástima y preocupación. 

Marcos había salido junto con Arturo y Héctor, acompañado de un grupo considerable de trabajadores, dejando la finca prácticamente vacía. Mi pequeño Samuel se había perdido junto a Emilia. Supe de inmediato que Emilia quería huir antes de terminar viviendo con Stella lejos de nosotros, y Samuel, como su buen amigo, la siguió. 

—Marcos no quería mencionarlo porque tenía miedo de que tú… ya sabes —dijo Rosa viendo mi abdomen abultado. 

—¿Qué hay

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