UGPEM. CAPÍTULO 11. ¡Sí, señor Grissom!Le avisó al señor Garret que estaba disponible y una hora después le llegaban todos los equipos que había pedido.—¡Ah! Señor Grissom, también voy a empezar a trabajar desde mañana como la asistente de su hijo, así que voy a necesitar ropa especial.—¿Qué tan especial?—Del tipo que haga que a Liam se le quiten las ganas de salir de la oficina —respondió ella.—Anotado —dijo el hombre y Max comenzó su trabajo en la casa.Instalar las cámaras de vigilancia, los sensores de movimiento y el sistema de alarma silenciosa no era difícil para ella con el entrenamiento que tenía, pero definitivamente se necesitaba tiempo para eso.Acabó muy tarde, porque además necesitó instalar soportes de armas y las armas mismas dentro de la casa, donde estuvieran al alcance pero Liam no pudiera encontrarlas a simple vista. Finalmente a las cuatro de la madrugada la pequeña mansión se había convertido en una fortaleza que, de ser necesario, ella misma podría defender
UGPEM. CAPÍTULO 12. ¿Lo estás saboreando?¡Y lo peor de todo era que ella miraba al techo! ¡La condenada miraba al techo como si no fuera con ella!Llevaba una blusa de seda blanca tres cuartos que se perdía bajo los senos dentro de una falda super alta en color rojo vino, de corte lápiz... pero en su caso sería corte ¡violonchelo! Liam jamás la había visto en ropa tan entallada, había olvidado que tenía cintura de modelo con hambre y caderas de venezolana recién parida.No había un solo centímetro de piel que mostrara algo indecente... ¡pero ella entera era una indecencia andante!—¡Max, ve a esperarme a mi oficina!—Pero... señor Grissom, la reunión no ha terminado —dijo ella con un tonito inocente que lo exacerbó aún más.—Eso, señor Grissom... —dijo uno de los ejecutivos—. La reunión no ha acabado.—Pero va a acabar mal si no dejan todos de mirar a mi asistente. Esta es una junta, ¡y no necesito que en mi sala de reuniones haya más babas que en una procesión de caracoles! —rugió L
UGPEM. CAPÍTULO 13. ¡Cuente con eso!Salió de sus pensamientos para escucharla mientras ella le leía todas sus citas del día hasta que llegó a la última y lo vio poner mala cara.—¿Qué pasa? —preguntó mirando de nuevo los nombres—. ¿Hay algún problema con los hermanos... Wolf?—Más o menos. Cassian y Caroline Wolf son nuestra competencia en Europa del Este —dijo él pensativo mientras se cruzaba de trazos—. Sabes que esto es una compañía de transporte, movemos mercancía por todo el mundo y para eso necesitas tres cosas importantes: Buenos barcos, buenas rutas y buenos puertos —Max prestó atención porque si había algo que se le daba bien era aprender—. Hace poco los hermanos Wolf ganaron la licitación del puerto de Plymouth en Inglaterra, ellos no lo necesitan, porque van de salida, pero para mí es el acceso perfecto al Canal de la Mancha y ellos me lo quitaron.—¿Y entonces? —preguntó Max con curiosidad.—Entonces... los llamé para negociar. Caroline Wolf tiene una debilidad que quizás
UGPEM. CAPÍTULO 14. Una chica preparadaLian no tenía idea de por qué aquella mano pequeña y firme dentro de la manaza del alemán le molestaba tanto, o el hecho de que la besara simplemente en los nudillos iba a ponerlo más rojo que un tomate; pero cuando por fin todos se fueron, él apretó el botón del intercomunicador como si fuera el detonador de una bomba:—¡Max! —gritó—. ¡Ven acá de inmediato!Pero a Maxine Jhonson no la amenazaban ni los truenos, menos la iba a amenazar él.—¿Sí, señor Grissom? —murmuró entrando.—¿Qué diablos fue eso de salir con Cassian Wolf? —le espetó él, furioso.—Bueno... solo acepté su invitación, exactamente igual que tú.—¡Yo la acepté porque es una cuestión de negocios, no podía rechazarla! —gruñó él—. ¡Pero tú estás casada!—¡Exactamente igual que tú! —replicó ella perdiendo la falsa sonrisa y avanzando hacia él—. Así que puedes gritar, protestar, chillar, pero esta noche voy a ir a esa reunión relajada, porque te guste o no, a mí me vas a respetar. Se
UGPEM. CAPÍTULO 15. Mi mujer—¡Listo! —exclamó mientras devolvía la navaja a su bolso.—¿Siempre vas con una balisong encima? —murmuró Cassian embobado.—¡Por supuesto! Una chica necesita protección —rio ella mientras Liam entraba el shock y todos entraban a la discoteca.Un reservado VIP y media botella de brandy después, todavía no se habían puesto de acuerdo en los negocios, y Max comenzó a pensar que de verdad los alemanes solo querían fastidiarle la distribución a Liam. Era claro que Caroline tenía otro tipo de intereses, pero Liam estaba genuinamente interesado en la licitación de aquel puerto. Igual a Max le molestaba el toqueteo de la rubia, pero no podía hacer nada más que intentar concentrarse mientras hablaban con Cassian.—Una parte de la licitación, es todo lo que te puedo ofrecer —le dijo por fin el alemán.—Sabes que eso no me alcanza —replicó Liam—. Además quieres cobrarme el doble de la licitación por un cuarto del espacio para recalar los buques... ¡Es un atropello!
CAPÍTULO 16. Un asalto a mano armadaMax apretó los labios porque honestamente aquello era más de lo que podía aguantar sin echarse a reír. ¡A menudas horas se acordaba el condenado de que ella era su mujer!—¿Disculpa? —la voz de Cassian estaba tan llena de risa como su propio pensamiento—. ¿Te gustaría explicarme eso de nuevo? ¿Tu mujer?Liam tensó la mandíbula de la rabia.—Sí, mi mujer...—Bueno, pues felicidades, no estoy acostumbrado a las parejas abiertas, pero teniendo en cuenta que se trata de ella... —Cassian le hizo un guiño a Max por encima del hombro de Liam.—¡Suficiente! —gruñó Liam—. ¿Cuándo he dicho que seamos una pareja abierta!—No tuviste que decirlo, creo que besuquearte con mi hermana fue declaración más que suficiente —espetó Cassian con molestia—. Tal vez tengas que dar un paso atrás y darte cuenta de que no tienes derecho a estar celoso después de besarte con otra mujer en sus narices.Liam tomó la mano de Max con un gesto posesivo.—¡Eso es un problema entre e
CAPÍTULO 17. ¡Tú eres la que me trae mala suerte!Max se mantuvo a un lado, observando atónita la escena mientras Liam soltaba al tipo con un gesto de asco. Había pequeñas manchas de sangre de su cara y parecía a punto de estallar.Entonces, sin mediar palabra, él se dio vuelta hacia ella y la abrazó con fuerza.—¿Estás bien? —preguntó en un susurro.Max sintió el corazón latiendo rápido en su pecho mientras miraba al ladrón tirado en el piso. El rostro de Liam estaba lleno de ira, y ella no tenía ni idea de que él podía pelear así.Al parecer Liam Grissom no era tan indefenso como su padre pensaba.—¡Responde, ¿estás bien?! —la sacudió él y Max asintió en silencio.En cuestión de segundos Liam la hizo subirse al auto y salían de aquel fatídico estacionamiento quemando llantas sobre el pavimento. Iban en absoluto silencio hasta que llegaron a la casa. Max de inmediato conectó la seguridad y mientras él gruñía como un oso acorralado, ella de verdad lo acorraló en el baño y lo hizo apoya
UGPEM. CAPÍTULO 18. Una situación desesperadaLa primera vez que Joseph Duff, prestigioso magnate del comercio inglés y dueño de la licitación del puerto de Penzance llamó por primera vez durante la madrugada para cambiar la hora de la reunión a las doce del mediodía, a Max le llamó la atención el hecho de que el hombre parecía nervioso. Pero cuando llamó por segunda vez a cambiar de nuevo el horario de la reunión, comenzó a pensar que había algo más detrás de todos aquellos atrasos.Se metió a investigarlo y encontró una fotografía de un evento hacía algunos meses, que no le causó muy buena impresión.Estaba a punto de empezar a hacer llamadas cuando escuchó la voz de Liam, resonando como un trueno por toda la casa.—¡Maaaaaaaaaxxxxxxxxx!—¡Uy, ya despertó la fiera! —sonrió mientras se acomodaba con un café en la barra de la cocina y lo veía llegar corriendo, con el rostro enrojecido por la ira.—¿¡Cómo pudiste hacerme esto!? ¡Me perdí una reunión importante! ¡Si me querías joder sin