CAPÍTULO 36. Cartas y fotosScott estaba listo para descontrolarse, le hervía la sangre, y le molestaba hasta el infinito que ella ni siquiera se tomara el trabajo de medirse frente a él. Se lo había advertido. ¡Maldita fuera se lo había advertido! ¿Por qué se atrevía a desafiarlo de aquella manera?Su mano fue a la primera cosa “arrojable” que tuvo cerca, pero sus ojos tropezaron con algo oscuro que había sobre el suelo de la oficina. Caminó hasta eso y vio el sobre negro, junto a él, había una carta, y Scott la levantó, perdiendo el aliento en cuanto se dio cuenta de lo que era.“Vete ahora, o no solo tú sufrirás las consecuencias”.La foto que había a su lado era una clara demostración de que aquella advertencia no era en vano. Una imagen del médico, brutalmente golpeado, aseguraba que quien hubiera enviado aquella carta para amenazar a Alexa iba muy en serio.Scott guardó todo en el sobre y corrió al ascensor. En menos de dos minutos estaba en su auto y salía del estacionamiento j
CAPÍTULO 37. Ya no está solo tras su dineroEl doctor los llevó hasta la habitación del paciente y los dejó a solas. Alexa permaneció sentada junto a aquella cama durante horas, apoyando a veces la cabeza en la cama y otras, cuando ya el sueño la vencía, Scott se sentaba a su lado y la hacía descansar sobre su hombro.Ya había amanecido cuando lo sintieron moverse y tratar de despertar. Scott salió corriendo a buscar al médico y Alexa tomó la mano de Howard.—Howie, sé que puedes oírme. Por favor mejórate pronto. Por favor —besó su mano con expresión desesperada, nadie podía entenderlo pero aquel hombre era la única familia que había tenido en el mundo desde su accidente.Lo doctores llegaron y la sacaron de la sala. Tenían que hacerle a Howard toda clase de estudios ahora que estaba consciente, pero incluso con todos aquellos tubos metidos en la garganta, él pudo regalarle a Alexa una sonrisa tranquilizadora.—Tienes que dejar que te lleve a casa —murmuró Scott acercándose a ella y c
CAPÍTULO 38. La bella y la bestiaScott respiró profundo antes de mover suavemente a Alexa para despertarla.—Vamos, bella durmiente. Tienes que despertar —susurró y por un instante se permitió ser una persona sensible y agradable y lo que vio fue a una mujer al límite de sus fuerzas—. Vamos, nena, levántate.Alexa abrió los ojos con cansancio. La cabeza le daba vueltas y tenía demasiadas emociones a flor de piel.—¿Sabemos...? ¿Hay alguna noticia de Howard? —preguntó.—El doctor dijo que estará bien —respondió Scott—. ¿Cómo te sientes? Lamento que hayas tenido que verlo así.Alexa se llevó la mano al abdomen inconscientemente y Scott se fijó en aquel gesto, recordando de inmediato la cicatriz de su abdomen.—Hace un año pasé por... un momento difícil —murmuró Alexa—. Howard me encontró... me operó él mismo, me salvó la vida. Así que no importa qué pase entre nosotros o los malentendidos que haya... no le voy a dar la espalda.Scott asintió en silencio, podía comprender eso aunque no
CAPÍTULO 1. El dolor de la traición.Alejandra sonrió mientras saludaba amablemente a todos los invitados de su boda. Había más de quinientas personas, casi todas celebridades o gente importante de la industria chocolatera del mundo. Y era que a su modo, Alejandra Sanromán era también una celebridad.Era una rica heredera de California, y a pesar de haberse quedado huérfana a los catorce años, había crecido para ser una mujer fuerte y trabajadora. A sus veintidós años dirigía con éxito la empresa de sus padres, y acababa de casarse con el hombre que amaba.Lo tenía todo, su vida era perfecta, pero en cuanto se puso a buscar a su marido, Alberto, ni siquiera imaginaba lo pronto que aquella sensación de felicidad desaparecería.Alejandra lo buscó por toda la mansión, sin embargo se quedó petrificada al pasar frente a la habitación de su prima Claudette. Adentro se escuchaban los gemidos y jadeos característicos de dos personas teniendo sexo, y de repente su prima mencionó un nombre que
CAPÍTULO 2. Una mujer que quiere venganza.Un año después.Alexa Carusso era una mujer hermosa y lo sabía, pero más que eso, era una mujer determinada, fuerte y con una voluntad de arrasar con todo a su paso, por un simple motivo: había perdido todo, y venía dispuesta a recuperarlo.Precisamente por eso había pasado un año preparándose, un año tejiendo sus hilos para ganarse aquel puesto como analista en el departamento económico de Hamilton Holding Enterprise, más conocido como el grupo HHE. Era la empresa más poderosa en el área de la tecnología, y su dueño era el único hombre que a Alexa le interesaba en el mundo: Scott Hamilton.El señor Hamilton era un hombre escurridizo, al punto de ocultarle exitosamente su rostro a los medios, y eliminar cualquier noticia privada o foto suya de internet. Sin embargo todos los que lo conocían estaban de acuerdo en algo: Era un hombre despiadado, feroz, horrible... ¡y Alexa estaba allí para conquistarlo!Manejó su discreta camioneta Honda hasta
CAPÍTULO 3. ¡Tú!Y como no existe nada más fuerte que la voluntad de una mujer que quiere venganza, Alexa se llevó el trabajo a casa, apenas durmió, pero cuando estaba amaneciendo por fin aquel error se reveló ante ella.—Alguien lo está robando —sonrió Alexa y corrió a preparar café mientras Howard salía de su habitación medio dormido.—¿Qué pasa? ¿Por qué gritas como gata en celo? —protestó.—¡Alguien está robándole a Scott Hamilton! —exclamó Alexa emocionada—. ¡Nadie es invulnerable en la vida, y alguien le está robando al ogro, así que ya tengo mi camino abierto hacia él!Sin embargo muy pronto Alexa se daría cuenta de que aquella alegría era demasiado prematura. En cuanto le dijo al señor Malcovich que había encontrado problemas en los números, el supervisor le quitó los documentos sin siquiera preguntarle dónde estaba el problema.—¡Oiga, yo debería hablar con el señor Hamilton de esto! —sentenció ella sin saber las intenciones de Malcovich.—Esto está muy por encima de su nivel
CAPÍTULO 4. Un hombre que no tolera desafíosAlexa quería que la tierra se la tragara. Había ido a aquella empresa a conquistar al CEO y había acabado ofendiéndolo de la peor forma posible. Sabía que tendría suerte si no la ponía de patitas en la calle antes de dejarla hablar ¡y encima llegaba peleándose con su supervisor!"¡Mierda!" pensó mientras Malcovich entraba corriendo tras ella, con cara de espanto.Sin embargo las emociones de Scott Hamilton parecían tan controladas como una bomba a punto de explotar. Se levantó despacio y miró a Alexa de arriba abajo. Estaba despeinada, descalza, desarreglada, el sudor le corría desde la frente y caía en pequeñas gotas entre sus pechos, mientras jadeaba por el esfuerzo de subir las escaleras... Parecía exactamente la bruja que era y lo peor de todo era que Scott Hamilton solo quería quitarle aquel sudor entre los pechos con la lengua. ¡¿Pero a él qué diablos le pasaba con aquella mujer?!—¿Qué demonios es esto? —gruñó cuando la vio detenerse
CAPÍTULO 5. Un juego demasiado peligrosoScott achicó los ojos. Quería asfixiar a aquella mujer con sus propias manos, pero no era un hombre estúpido.—Pon los documentos sobre mi escritorio. Dile a Malcovich que espere —ordenó y un instante después se quedaba solo.Scott respiró intentando calmarse y luego se sentó. Tomó su pluma favorita y abrió aquella carpeta. Ya había visto aquel contrato, había revisado los números de forma superficial y no había encontrado problemas, sin embargo las notas al margen de aquellas hojas, en pulcra caligrafía femenina, le contaban una historia muy diferente.Se echó adelante en el asiento, y lo repasó una y otra vez, pero los números no mentían. Ella se había dado cuenta de un mínimo error que podía costarle millones en los siguientes tres años.—¡Mierda, tenía razón la bruja! —siseó. Y eso también significaba otra cosa: Que Malcovich había tratado de engañarlo. Lo hizo pasar y apenas atravesó la puerta lo increpó—. ¡¿Por qué querías ocultarme esto!