PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 53: Una posibilidadEl silencio en aquel reservado del restaurante La Fontaine era insoportable, como si el tiempo se hubiera congelado en el instante en que Chantal había soltado aquella bomba. Niko y Gigi se miraban, ambos incapaces de procesar lo que acababan de escuch
PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 54. ¿Qué quieres?La noche había caído, y Gigi seguía vagando por aquel parque, completamente perdida en sus pensamientos. El aire fresco la envolvía, pero no era suficiente para calmar el torbellino de emociones que sentía en el pecho. Su mente no dejaba de repetir todo
PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 55. DesesperaciónEl aire frío de la noche golpeaba el rostro de Gigi mientras caminaba con pasos rápidos y desesperados. Había huido del parque y de las palabras venenosas de su madre, pero su mente seguía atrapada en ese torbellino. Chantal no era solo una mentirosa man
PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 56. Amor con feNiko se paseaba frenéticamente por su despacho, sintiendo cómo la desesperación lo consumía cada vez más. Los investigadores estaban sentados frente a él, mirándose entre sí, nerviosos y sin saber qué decir. Uno de ellos se atrevió a hablar, pero Niko lo i
PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 57. Corazones heridosLe dolía el corazón, el cuerpo, hasta los pensamientos; pero no podía hacer nada más que dar un paso detrás del otro y ser fuerte.Gigi se bajó del último autobús en un pequeño pueblo cerca del lago Lemán, sus pies pesaban y sus pensamientos eran un
PEQUEÑA MADA MÍA. CAPÍTULO 58. Hasta el último rastro.Niko estaba sentado en el asiento del copiloto, mirando por la ventana mientras su tío John conducía. Las carreteras estrechas serpenteaban entre pequeños pueblos, rodeadas de campos verdes y el imponente telón de fondo de los Alpes. El sol come
PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 59. AyudaGigi estaba sentada en la pequeña mesa de su cocina, mirando fijamente las pruebas de embarazo que había dejado allí, como si fueran bombas a punto de estallar. Su respiración era entrecortada, tenía el pulso acelerado y las manos le temblaban. Durante toda la n
PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 60. A las puertas del desastreEl teléfono aún estaba caliente en las manos de Gigi. Había hablado con Anja hacía apenas diez minutos cuando un golpe fuerte resonó en la puerta. Galia empezó a aullar como una loca, con tal intensidad que Gigi supuso que Ingrid venía corri