ROJO PROMESA. CAPÍTULO 30. Enemigos ocultos La vio llevarse las dos manos a la cabeza y negar con desesperación. Era hermosa, incluso tan angustiada como estaba era la mujer más hermosa que Mauro había conocido en su vida y nada podía cambiar eso, como nada podía cambiar el hecho de que estaba enam
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 31. Ojalá Era ya de madrugada, la temperatura estaba bajando afuera y Mauro sabía que Ainara estaba angustiada. Ni siquiera habían podido traer sus maletas, porque habías salido corriendo en el auto de Mauro, así que fue por algunas cosas en una de las habitaciones y regresó
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 32. Cuando esto acabe Tenía miedo y era natural, pero cuando Ainara despertó en medio de aquel silencio fue como si la golpearan en medio del estómago, debía haber amanecido hacía rato, porque el sol estaba fuerte, y era raro que June no se despertara apenas amaneciera. Se b
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 33. Lo que sea Ainara se restregó los ojos con frustración y trató de mantenerse ecuánime, pero sabía que sería del todo imposible. —No me estás poniendo en ninguna posición vulnerable, Mauro, al menos no con respecto a ti —susurró con cansancio mientras se sentaba en uno de
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 34. Preguntas importantes La definición de “mudo” era Jhon en ese momento, pero en la expresión de Mauro no había ni sorpresa, ni duda. Era más que evidente que lo mismo Ainara que la pequeña necesitaban protección, pero por más curiosidad que tuviera, él estaba seguro de que
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 35. Una loca familia No era fácil. Nadie en su sano juicio habría dicho que aquello era fácil, pero aunque Ainara había pasado los últimos diez años enterrando todos los buenos sentimientos que había tenido por Mauro, no era tan inmadura como para pretender que él no era capa
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 36. Lo urgente y lo importante —Tiene que haber una explicación plausible para decirle a June que yo soy su papá —rezongó Mauro con las manos en la cintura mientras frente él Ainara parecía lista para la guerra. —¡Y tiene que haber una explicación plausible para decirle a tu
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 37. ¡Di que sí! —¡Jhooooooon! ¡El rifle! —gritó Mauro apenas uno de aquellos chicos traviesos le dirigió a su futura esposa la primera sonrisa, y en cuestión de segundos todos los hombres de la familia estaban allí para arruinarle la fiesta a sus mujeres. —¡Señor, señor, por