ROJO PROMESA. CAPÍTULO 38. Una noche de bodas Había mil cosas por poner en orden, empezando por el hecho de que la nueva de Mauro estaba en Zúrich, ayudando con los negocios de su padre, pero no quería poner en riesgo a June o a Ainara sacándolas de Lucerna. El grueso de la familia vivía ahí, y Mau
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 38. Nada El corazón de Ainara dio un vuelco sin que pudiera evitarlo. —¿Cómo… cómo prueba de paternidad, Mauro…? ¿Quieres decir…? —balbuceó aturdida. —Quiere decir que sin importar cuántas veces nos hagan las pruebas o dónde, el resultado siempre va a ser el mismo. Siempre
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 39. Un estilo clásico —¿Cómo que nada? ¿Qué quieres decir? Mauro tiró del brazo de su tío hasta uno de los despachos de la casa y cerró la puerta tras él, asegurándose primero de que nadie venía a interrumpirlos. —Exactamente como lo oyes. Nada. Los únicos dos hombres invol
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 40. Pendiente Era dulce, preciosa, risueña… y cuando tenía hambre era como un gremlin mojado. Mauro se enterneció cuando vio aquella carita de su lado de la cama y de repente se dio cuenta de que eran solo las seis. —¿June…? Cariño ¿qué haces despierta tan temprano? ¿Tuviste
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 41. Un hombre equivocado Ainara estaba ilusionada, no podía negarlo. Con el senador Rosso trabajaba en lo que se podía, o en lo que Lugh decía que daba más dinero y no se molestaba en quejarse porque siendo honesta no era como que el dinero le sobrara, pero no podía negar que
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 42. Pase lo que pase Rolf Weber esperaba cualquier reacción de parte del tipo que se había casado con la mujer que estaba criando a su hija, pero sin dudas que lo mandara al suelo de un puñetazo no era una de ellas. —Pero… ¿¡te has vuelto loco!? —gritó tocándose la nariz, de
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 43. ¿Por qué? Los labios le temblaban sin que pudiera evitarlo. Ainara sabía que Mauro tenía todo el derecho a reclamar, a exigir una explicación, a montar un escándalo por lo que acababa de decirle el imbécil de Rolf Weber, pero para sorpresa de la muchacha él estaba tan cal
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 44. Conexión La respuesta no estaba clara, pero al menos Mauro sabía por dónde tenía que empezar a investigar, y de quién tenía que cuidarse más. Podía ver en los ojos que Ainara aquella duda, y se encargó de despejarla en un segundo. —No. La respuesta es no. Me importa muy