PELEAR POR TI. CAPÍTULO 12. Una loca familia Kyle no sabía explicarlo: aquella mujer le provocaba algo y que no tenía nada que ver con el deseo normal que se podía sentir por una mujer. Había tenido otras mujeres, unas más pegajosas que otras, pero ninguna hasta ese momento lo había exasperado tant
Ni siquiera capaz de explicar exactamente cómo se sentía, solo era como si la que hubiera recibido una patada de aquel peleador profesional en pleno pecho hubiera sido ella y no el Holandés. Los ojos de Adriana se llenaron de lágrimas en un instante, y solo por un instante miró a aquel par de pozos
PELEAR POR TI. CAPÍTULO 14. Una mujer inteligente Cualquiera habría dicho que solo era un auto deportivo, pero Kyle podía jurar que en aquel momento ese McLaren era una extensión de su alma. Mientras pisaba a fondo el acelerador, su mente solo iba en la estupidez que había soltado delante de todos.
PELEAR POR TI. CAPÍTULO 15. Un hombre desesperado Kyle sabía muy bien quién era. Aquel tipo con una venda en el costado de la frente, cara de rata pollera y la contraseña del departamento de Adriana… Kyle sabía muy bien quién era y estaba bastante seguro de que no quería anda bueno. Su teléfono ma
PELEAR POR TI. CAPÍTULO 16. Una irrupción inesperada Nunca en toda su vida Adriana Keller había escuchado un tono como aquel o alguien había osado jamás comportarse con ella con aquel tipo de violencia, pero ¿qué otra cosa se podía esperar exactamente del tipo que solo estaba con ella por el dinero
PELEAR POR TI. CAPÍTULO 17. ¿Quién es y qué quiere? Aparte del corte en el labio y una pequeña herida en la frente, Adriana no parecía tener nada más, pero aún así eso fue suficiente como para hacerle hervir la sangre a los dos hombres que la estaban mirando. —Estoy bien, papá solo… no quiero que
PELEAR POR TI. CAPÍTULO 18. Yo me encargo Era un número desconocido y Zack Keller sabía muy bien que su teléfono personal era demasiado privado como para que lo estuviera llamando cualquiera que no fuera su familia, pero como finalmente tenía cinco hijos, no podía darse el lujo de no contestar sin
PELEAR POR TI. CAPÍTULO 19. Unos muchachos con permiso No era un hombre de naturaleza impulsiva… o al menos eso creía, pero cuando se trataba de Adriana era como si todo su autocontrol desapareciera de repente. Se despidió del señor Keller haciendo un gesto con dos dedos en su frente, al estilo mil