PELEAR POR TI. CAPÍTULO 18. Yo me encargo Era un número desconocido y Zack Keller sabía muy bien que su teléfono personal era demasiado privado como para que lo estuviera llamando cualquiera que no fuera su familia, pero como finalmente tenía cinco hijos, no podía darse el lujo de no contestar sin
PELEAR POR TI. CAPÍTULO 19. Unos muchachos con permiso No era un hombre de naturaleza impulsiva… o al menos eso creía, pero cuando se trataba de Adriana era como si todo su autocontrol desapareciera de repente. Se despidió del señor Keller haciendo un gesto con dos dedos en su frente, al estilo mil
PELEAR POR TI. CAPÍTULO 20. ¡Que sea lo que Dios quiera! Adriana no tenía palabras. Su departamento era completamente diferente y si era honesta ya no había nada allí, absolutamente nada que pudiera evocar un recuerdo. —Kyle qué es esto… ¿Tú…? ¿Tú mandaste a redecorar todo esto? ¿En un día? —Soy
PELEAR POR TI. CAPÍTULO 21. Una mujer difícil Era cálido… No, cálido no, caliente. Adriana sintió aquella respiración suave detrás de su cuello y se dio cuenta de que estaba envuelta en unos brazos poderosos. Contuvo un jadeo ahogado y estaba a punto de reaccionar cuando sintió aquella dureza metá
PELEAR POR TI. CAPÍTULO 22. El mejor Adriana lo miró como si tuviera un alien frente a ella, directamente salido de su nave espacial. —¿Qué? ¿Qué pasa? —preguntó él con curiosidad, como si fuera perfectamente normal estar allí. La muchacha frunció el ceño y se levantó de su escritorio, dándole la
PELEAR POR TI. CAPÍTULO 23. "Se vale todo" Quería matarlo, asfixiarlo con las manitas así… ¡así alrededor de su cuello! y no en el más erótico de los sentidos. —¡¿Tú qué haces aquí!? —lo increpó con expresión incrédula y del otro lado del auto su padre levantó la cabeza. —¡Adriana! ¿Qué forma es
PELEAR POR TI. CAPITULO 24. Un chico con las cosas claras Tener que pasar un lindo almuerzo con él no era el problema. Podía parecer una bestia en las jaulas, pero no se podía negar que era una bestia muy educada y a Adriana casi se le pegaba la barbilla al pecho de ver cómo tenía embelesados a su
PELEAR POR TI. CAPÍTULO 25. Otro imbécil solidario En cualquier otra situación, por el pensamiento de Adriana habría cruzado un: “¡Sí claro, lo que diga Su Majestad!”. Sin embargo en aquel momento era demasiado evidente por el tono de aquel hombre que estaba preocupado de verdad. Sus manos se afer