Por supuesto todos lo trataron muy bien, y las chicas de la familia enseguida se apropiaron de Peter y lo llevaron a jugar con los más pequeños de Andrea y Zack. La familia estaba reunida y el ambiente era extremadamente agradable, pero cada tanto Levi veía que los hermanos Keller lo miraban raro.
No tenía derecho a ponerse celoso, eso lo sabía, pero era bastante evidente que el nerd italiano habría besado el suelo por donde ella caminaba. El tipo tenía control sobre la mayor banca digital de toda Europa, y se notaba que tenía una buena amistad con Noémi, aunque era demasiado obvio que él que
—¿Solo a dormir? ¡Qué aburrida! —protestó Levi y un segundo después ella tiraba de su mano y lo llevaba hacia uno de los corredores alrededor de la sala de eventos, donde lo arrinconó contra una pared y se besaron como si fueran un par de adolescentes en celo. Levi no podía negarlo, aquella era una
Sentarse delante la única persona que podía ayudarla no era un problema. Conocía a Nino, era un buen hombre y tenía una habilidad especial para no meterse donde no lo llamaban. No estaba segura de poder contar con él o no, pero al menos tenía que hacer el intento. El problema real era el que la est
La semana que siguió fue muy dura para todos. Chiara pasaba de una declaración a otra, de un interrogatorio a otro. Nino no dormía, dirigiendo cada operación de la nueva inversión personalmente, y cada vez que Noémi lo llamaba estaba en medio de un salón lleno de computadoras y operadores de mercado
Noémi levantó el cabello de su gemela y le acarició la espalda con suavidad mientras la veía vomitar. —¡Lo siento... lo siento...! —No tienes nada que sentir —murmuró Noémi—. Yo siempre voy a estar aquí. Tú eres lo primero para mí, Chiara, antes que nadie en el mundo. ¿Sabes eso verdad? —Chiara as
Los ojos de Noémi destellaron de rabia y el eco de aquella bofetada se escuchó en toda la casa mientras ella apretaba el puño porque la palma se había quedado doliéndole. —No permitas que mi amabilidad te confunda —siseó—. A mí me falta al respeto quien me da la gana, y tú eres la última persona en
Veinticuatro horas. Noémi se dio veinticuatro horas para llorar porque en el fondo también era humana. Fue al aeropuerto, vio a Levi y a Peter tomar aquel vuelo y aceptó, porque no le quedaba otra opción, que su camino y el de Levi iban a separarse. Aceptó que no podía hacer nada para cambiar eso, y