—Eliyaz, ¿puedes cuidarlo por mí? Es muy importante —le dijo. El hombre, de unos sesenta años, sonrió con suavidad. —Por supuesto señorita Keller, yo me encargo. Noémi le hizo un guiño coqueto a Levi y se dirigió con paso rápido hacia el avión. Sus ejecutivos ya hacían dos filas esperándola y ell
Noémi ladeó la cabeza y la miró de arriba abajo sin ningún pudor, mientras la mujer frente a ella levantaba la barbilla con lago que pretendía ser... ¿altivez? Dos minutos después, mientras Levi se acercaba a su departamento, pudo escuchar los gritos y ver desde las escaleras la figura desnuda que
Levi le dirigió una mirada asesina. Paseaba de la habitación de un lado a otro hasta que finalmente se dio por vencido y se metió a bañar. Noémi se rio por lo bajo mientras le daba un beso al bebé y lo acostaba en su cunita, rendido por fin... y ni siquiera tuvo tiempo de girarse. Una mano cubrió s
Noémi nunca había sido particularmente romántica, pero estaba bastante segura de que aquel sería un momento que nunca podría olvidar. Lo deseaba tanto que le dolía, había sido así desde el primer instante, y solo quería sentir que cada parte de él encajaba con cada parte suya. Comenzó a recorrer ce
—¿Así lo quieres, nena? ¿Esto es lo que te gusta? —le preguntó con una sonrisa casi tierna. Noémi asintió, entre protestas, intentaba retorcerse bajo el cuerpo de Levi, pero solo bastaba una suave presión con sus caderas para mantenerla inmóvil. El dolor se mezclaba con el placer y ella gemía desco
Cuatro minutos contados por el reloj antes de que aquella vocecita se alzara con un chillido estridente que significaba "tengo hambre". —¡Tengo el biberón! —¡Tengo al bebé! —rio Noémi acomodándose en la mecedora con Peter y Levi se quedó mirándola embobado. Se había bañado a la carrera y se había
Levi cerró los ojos. En ese momento había creído que no tenía mucho que decidir, y seguía creyéndolo todavía. —Ni siquiera le hiciste la prueba de paternidad ¿verdad? —le susurró Noémi y Levi pasó saliva al abrir los ojos. —No me atreví. Él no tenía a nadie más y yo... no lo sé, supongo que en ese
Levi sentía que se le saldría la baba mientras veía a Noémi prepararse para salir. Llevaba una camisa de algodón blanca y un pantalón de mezclilla desgastado, bajo una gabardina negra y botas altas. Levi le sonrió a su atuendo con aprobación y Noémi se contoneó hasta él. —Estás pensando en si será