Levi cerró los ojos. En ese momento había creído que no tenía mucho que decidir, y seguía creyéndolo todavía. —Ni siquiera le hiciste la prueba de paternidad ¿verdad? —le susurró Noémi y Levi pasó saliva al abrir los ojos. —No me atreví. Él no tenía a nadie más y yo... no lo sé, supongo que en ese
Levi sentía que se le saldría la baba mientras veía a Noémi prepararse para salir. Llevaba una camisa de algodón blanca y un pantalón de mezclilla desgastado, bajo una gabardina negra y botas altas. Levi le sonrió a su atuendo con aprobación y Noémi se contoneó hasta él. —Estás pensando en si será
Una hora después tenían las llaves en las manos y Levi y Noémi corrían a recoger las cosas en el departamento para mudarse de inmediato. A la muchacha no le sorprendió lo poco que Levi tenía, ya se había dado cuenta de que no era la clase de hombre que se aferrara a las posesiones materiales, así qu
Levi abrió la puerta y encontró a Noemi al otro lado, con el rostro cansado y demacrado, los ojos bajos y una sonrisa que intentaba ser sincera. Parecía casi apoyada en el marco de la puerta, como si estuviera a punto de caerse en cualquier momento. —¿Nena? ¿Qué te pasa? —preguntó sin saber qué más
—¿Tan mal están las cosas? —preguntó con preocupación y ella negó. —No me gusta hacer tormentas en un vaso de agua pero... bueno estamos haciendo algunas adquisiciones hostiles, bancos pequeños que no han conseguido desarrollarse bien o que intentan hacernos competencia, y por supuesto eso no les a
Era difícil, pero Levi se sorprendía en lo aplicada que podía ser aquella condenada mujer. Le gustaba estar con él, a él le gustaba estar con ella, y cuando su celular sonaba en medio de un almuerzo ella simplemente lo apagaba. —¿Y solo cerrar los ojos y ya? ¿Sin incentivo? ¿Un cuchi cuchi? ¿Un org
No le tomó mucho colarse hasta la sala de urgencias e identificar a dos de los hermanos de Noémi frente a una de las puertas. Corrió hacia ellos, pero apenas estaba a unos metros cuando Milo le salió al paso. —¿Tú qué carajo estás haciendo aquí? —gruñó agarrándolo por la chaqueta con violencia como
Levi quería que la tierra se abriera a sus pies. —No fue una casualidad... —balbuceó con voz entrecortada—. No fue casualidad que lo encontrara. —No, no lo fue —replicó Noémi—. Te creo cuando me dices que no lo conocías, pero eso no quita que se haya acercado a ti por información. Procura recordar