Levi se quedó estático por un segundo. Sabía que ella había planificado su viaje para ese día, pero había imaginado que con lo del hospital, la araña y todo, se iba a quedar más tiempo. Suspiró mientras sonreía de medio lado y asintió. —¿Trabajo? —preguntó acercándose. —Sí, y ese no me deja desca
"Tienes un desorden mental severo. ¿Eres loca así las veinticuatro horas o te tomas alguna pausa para descansar?" Por toda respuesta Noémi le envió una foto de su lengua. Hablar con ella era simple, todo era simple, o sexual o crudo. No había corazones ni preguntas de doble sentido ni reclamos. Er
Levi quería que la tierra se lo tragara. ¡¿Cómo se le había ocurrido ir a buscarla?! Ella parecía la reina y él el tipo que le arreglaba el jardín a una de sus muchas casas de verano. —Lo siento, de verdad lo siento... no debí venir —murmuró pero lo siguiente que escuchó fue una risa traviesa y sub
—Eliyaz, ¿puedes cuidarlo por mí? Es muy importante —le dijo. El hombre, de unos sesenta años, sonrió con suavidad. —Por supuesto señorita Keller, yo me encargo. Noémi le hizo un guiño coqueto a Levi y se dirigió con paso rápido hacia el avión. Sus ejecutivos ya hacían dos filas esperándola y ell
Noémi ladeó la cabeza y la miró de arriba abajo sin ningún pudor, mientras la mujer frente a ella levantaba la barbilla con lago que pretendía ser... ¿altivez? Dos minutos después, mientras Levi se acercaba a su departamento, pudo escuchar los gritos y ver desde las escaleras la figura desnuda que
Levi le dirigió una mirada asesina. Paseaba de la habitación de un lado a otro hasta que finalmente se dio por vencido y se metió a bañar. Noémi se rio por lo bajo mientras le daba un beso al bebé y lo acostaba en su cunita, rendido por fin... y ni siquiera tuvo tiempo de girarse. Una mano cubrió s
Noémi nunca había sido particularmente romántica, pero estaba bastante segura de que aquel sería un momento que nunca podría olvidar. Lo deseaba tanto que le dolía, había sido así desde el primer instante, y solo quería sentir que cada parte de él encajaba con cada parte suya. Comenzó a recorrer ce
—¿Así lo quieres, nena? ¿Esto es lo que te gusta? —le preguntó con una sonrisa casi tierna. Noémi asintió, entre protestas, intentaba retorcerse bajo el cuerpo de Levi, pero solo bastaba una suave presión con sus caderas para mantenerla inmóvil. El dolor se mezclaba con el placer y ella gemía desco