Loan continuó hacia su oficina y no se sorprendió de que Ailsa ya lo estuviera esperando. —Señor Keller... —saludó estrechando su mano antes de entrar con él a la oficina y dejar con él una larga historia de arrepentimiento y lamentaciones—. No puede decirme que su madre no se ha equivocado nunca —
Loan miró a Danna con inquietud, estaba sentada en una butaca mientras literalmente a sus pies Ailsa estaba llorando con desconsuelo. Su cuerpo se estremecía mientras lágrimas corrían por sus mejillas. —¡Danna! El nombre fue más que suficiente para que sus miradas se encontraran y Loan solo vio un
—¿Dónde está mi hijo? —Danna se lo llevó —respondió Milo. —¿Se lo llevó...? ¿Cómo que...? ¿Se fue? —lo interrogó con incredulidad. —Dijo que estabas ocupado con alguien y que se iba con Lissa —contestó su hermano—. Solo te aviso, parecía bastante molesta. —Sí, bueno, ¡pues ya somos dos! —gruñó L
Danna levantó la cabeza cuando sintió los toques en la madera y cruzó la sala con paso decidido rumbo a la puerta principal. Sabía que era Loan quien estaba llamando porque nadie más llegaría a aquella hora. Ella había estado tratando de evitarlo desde hacía días, porque su madre no dejaba de asist
Quería a Loan, pero no estaba dispuesta a ceder cuando se trataba de la seguridad de su hijo, y si a Loan era de los que ponía la otra mejilla, bueno... ella no lo era. Los siguientes dos días, pasaron de prisa. Ella dejaba a Mauro con la niñera en la empresa de Loan y él pasaba casi todo el tiempo
Jhon fue el primero en sacar su celular y Loan lo detuvo. —¿Qué crees que haces? —preguntó espantado—. Dice que no llamemos a la policía... —¡Todos dicen lo mismo, Loan! —gruñó Jhon en respuesta—. Pero lo último que debes hacer es obedecer ese tipo de órdenes. Si no quieres a los locales está bien
—Tenemos una llamada al teléfono fijo de la casa. Parece ser que es Emil Landou —les dijo y los dos salieron corriendo hacia el salón. —No des información, solo pregúntale lo que quiere, cómo, cuándo y dónde. Y pide una prueba de vida, pide hablar con Danna —le explicó Jhon antes de ponerse los aur
Aquella discusión subió de tono y de intensidad, hasta que no hubo otra opción para el resto de la familia más que meterse. —¡Loan, por favor, escúchame! —se desesperó Jhon—. Estoy tratando de decirte que esta no es nuestra mejor oportunidad. Si entregamos el dinero, nunca recuperaremos a Danna...