—¡Te acordaste! —se emocionó Loan tomando la cuchara. —Resulta que todo lo que había en la nevera era de exhibición pero no era falso, y el helado está delicioso —dijo Danna mientras hundía la cuchara en el postre. —Me imagino... a lo mejor un día de estos volvemos a usarlo como corresponde —murmu
"Trabajar" Aquella palabra hizo sonreír a Danna. —Bueno... eso realmente me gustaría mucho... aunque fuera algo de medio tiempo... no sé... aunque fuera algo simple —aseguró mirando a Loan—. ¿De verdad te quedarías con Mauro? Loan le devolvió la sonrisa. —Por supuesto. Haría lo que fuera por ver
—La última vez que estuve en el hielo casi pierdo a mauro —murmuró—. No he vuelto a patinar desde entonces. —¿Tienes miedo? —preguntó él tomando su mano. —No, pero me siento... me siento un poco inestable —confesó ella—. ¿Me acompañas? Loan le dio la mano sin dudarlo y patinaron alrededor del rin
Danna estaba nerviosa, le encantaba la idea de volver a patinar, perono era tan simple, porque para empezar necesitaba un buen entrenador y no todos estaban dispuestos a invertir tiempo en una deportista que había estado tanto tiempo fuera del ruedo. —¿Lista para esto? —preguntó Loan dos días despu
Estaba a punto de sonreír porque reconoció el número nuevo que tenía Danna, pero la voz que escuchó del otro lado fue la del señor Roux. —Señor Keller, es mejor que venga, algo pasó con Danna. Loan sintió que el corazón le subía a la garganta al pensar que Danna se había lastimado, y condujo apres
Danna y Loan se miraron ante aquella sugerencia. El patinaje en pareja no era simple, pero según el entrenador Roux, si dos personas se apoyaban mutuamente todo se volvía más fácil. Por más que aquel no fuera el momento para pedir permiso, era obvio que ella no sabía qué hacer y que le estaba pidi
Danna respiraba el aire frío y sentía cómo la adrenalina recorría su cuerpo. El entrenador sonreía al verlos moverse juntos y les hizo un gesto de aprobación en cuanto pasaron junto a él. Loan estaba con el corazón asustado, en aquel momento, increíblemente, no tenía espacio para los celos, solo q
Danna asintió con la cabeza y le guiñó un ojo con coquetería. —Por supuesto que lo es. Me dijiste que íbamos a volver a usarlo apropiadamente. ¿No es así? Ella lo miraba fijamente a los ojos con una necesidad intensa que hizo que Loan se deshiciera por dentro. Tan pronto como sus labios se encontr