El viaje a Lucerna en vuelo privado no fue pesado, y conocer a los Keller era indudablemente una linda experiencia. Los padres de Loan, Nikola y Luana, estaban locos de felicidad por su nuevo nietecito, las tías enseguida se pusieron en plan consentidoras, los tíos se alborotaron con el primer varon
Loan intentó replicar pero la verdad era que no, no le había preguntado ninguna de esas cosas. Y por supuesto que Danna no era un adorno en su vida, solo no quería que nadie más volviera a lastimarla. —Bueno... ¡está bien! ¡Me estoy pasando de sobreprotector, lo reconozco! —dijo con un pesado suspi
—¿Tú estás enamorada de mí? Parecía una pregunta simple pero no lo era. Danna se quedó en silencio un momento, tratando de analizar sus sentimientos. Ella sabía que Loan la quería y era un buen padre para Mauro, pero no podía fingir algo que no era verdad. Finalmente respondió con un suspiro: —T
Danna se mordió el labio inferior con un rastro de duda. —¿Solo Mauro y yo? —Solo Mauro y tú —confirmó Loan. Le dio un beso en la cabeza y levantó a Mauro en brazos para llevárselo, porque ella necesitaba concentración para elegir. Danna miró cada una de aquellas fotos, había desde mansiones hast
El resto de los mortales tenía que hacer trámites como para esta vida y la siguiente, pero un Keller solo tenía que decir: "quiero esto", y tres horas después le estaban entregando la llave de la casa. No había que comprar ni un mueble porque ya tenía todo. —Tampoco hay mucho que traer —sonrió Dan
—¡Te acordaste! —se emocionó Loan tomando la cuchara. —Resulta que todo lo que había en la nevera era de exhibición pero no era falso, y el helado está delicioso —dijo Danna mientras hundía la cuchara en el postre. —Me imagino... a lo mejor un día de estos volvemos a usarlo como corresponde —murmu
"Trabajar" Aquella palabra hizo sonreír a Danna. —Bueno... eso realmente me gustaría mucho... aunque fuera algo de medio tiempo... no sé... aunque fuera algo simple —aseguró mirando a Loan—. ¿De verdad te quedarías con Mauro? Loan le devolvió la sonrisa. —Por supuesto. Haría lo que fuera por ver
—La última vez que estuve en el hielo casi pierdo a mauro —murmuró—. No he vuelto a patinar desde entonces. —¿Tienes miedo? —preguntó él tomando su mano. —No, pero me siento... me siento un poco inestable —confesó ella—. ¿Me acompañas? Loan le dio la mano sin dudarlo y patinaron alrededor del rin