Loan la miró aturdido. Se veía cansada y pequeña. Había perdido mucho peso y eso que ya era delgada, pero era evidente que el último año había sido duro para ella. La abrazó con fuerza por un instante y tomó su rostro entre las manos. —Escúchame muy bien, Danna. Vamos a salir de todo esto, tienes q
—¿Por eso fingiste tu muerte? —preguntó Loan. —Sí... esperamos a una guardia del médico y él lo arregló todo. Tuve un gran miedo por tomar la decisión correcta, porque no sabía si sería capaz de criarlo sola, pero supongo que mi corazón no me dejó hacer otra cosa —suspiró ella—. El médico también m
Danna no era capaz de expresar lo que sentía, el alivio porque Loan los hubiera encontrado o la felicidad porque ni por un segundo hubiera dudado que el bebé fuera su hijo. Escucharlo decir que tenía suficiente como para pagar su deuda la había sorprendido. Sabía que no era precisamente pobre, pero
—Oye Leda, tú que fuiste allá arriba —le dijo el cocinero—, ¿escuchaste si por fin el señor ese va a comprar el castillo? Danna se quedó paralizada. —¿Eh? ¿De qué hablas...? —balbuceó—. ¿Comprar? —¡Sí, el señor que llegó... Keller creo que se apellida! Dicen las mucamas que viene a comprar el cas
Estaba seguro, ahora lo estaba. Danna tenía razón: Olivia Winston no la dejaría fuera de su vista en ningún momento, porque su secreto era demasiado grande como para arriesgarse a que Danna pudiera contarlo. Y si ya había sido capaz de matar a su madrastra, una simple chica del servicio no significa
Sacó una mano de su cabello y acarició su mejilla, luego deslizó sus dedos por su cuello, el contorno de sus labios y la barbilla. La iba a llevar al límite de la locura y más allá, iba a hacerla gemir de placer hasta no poder más. Mientras sus manos se deslizaban por su cuerpo con delicadeza, ella
La fiesta comenzó a prepararse de inmediato y Loan intentó ver a Danna durante todo el día, pero Olivia la tenía trabajando todo el tiempo, dándole apenas tiempo para amamantar a su hijo. La expresión de Loan se endureció ante aquella situación, la impotencia lo estaba matando, pero realmente estaba
—Eso es mentira —siseó Loan entrando y tomando su mano herida para quitarle la venda—. ¿Esa infeliz te hizo esto? ¡Dímelo! Danna pasó saliva y asintió. —Quería que fuera más torpe. Como no cumplí sus expectativas me pegó la mano a una olla hirviendo. —¡Maldit@ bruja! —gruñó Loan mientras sentía c