—Esto es lo que necesito, póngame atención. Y como si la presencia imponente de Loan no bastara, su dinero también estaba de por medio así que Bryson Gray estaba enfocado completamente en él. Levantó su cuaderno de apuntes en señal de que lo estaba atendiendo y asintió. Loan Keller tenía unos requ
La chica sonrió al ver al bebé tan contento. —Si quiere puede cargarlo, a él le gusta que lo tengan en brazos todo el tiempo, pero yo no puedo —dijo mostrando sus manos llenas de tierra. —¿De verdad? —Loan no sabía si animarse o no, pero finalmente sacó al bebé del cochecito. Un escalofrío recorr
Estaba ansioso, nervioso, asustado. Danna estaba viva. ¡Gracias a Dios Danna estaba muy viva, pero por algún motivo la estaban llamando Leda! Su nombre oficial, el verdadero era Danna McKenzie, lo sabía porque lo había visto en los tableros de las competencias y además, a ese nombre estaba el certi
Loan se sintió vacío cuando Danna salió de sus brazos y lo miró con los ojos llenos de lágrimas. —¿Qué haces aquí? —susurró limpiándose la boca—. Teníamos algo casual, pero eso no quiere decir que esté dispuesta a ser la amante del nuevo marido de la doña... Loan negó con vehemencia mientras reía
Loan la miró aturdido. Se veía cansada y pequeña. Había perdido mucho peso y eso que ya era delgada, pero era evidente que el último año había sido duro para ella. La abrazó con fuerza por un instante y tomó su rostro entre las manos. —Escúchame muy bien, Danna. Vamos a salir de todo esto, tienes q
—¿Por eso fingiste tu muerte? —preguntó Loan. —Sí... esperamos a una guardia del médico y él lo arregló todo. Tuve un gran miedo por tomar la decisión correcta, porque no sabía si sería capaz de criarlo sola, pero supongo que mi corazón no me dejó hacer otra cosa —suspiró ella—. El médico también m
Danna no era capaz de expresar lo que sentía, el alivio porque Loan los hubiera encontrado o la felicidad porque ni por un segundo hubiera dudado que el bebé fuera su hijo. Escucharlo decir que tenía suficiente como para pagar su deuda la había sorprendido. Sabía que no era precisamente pobre, pero
—Oye Leda, tú que fuiste allá arriba —le dijo el cocinero—, ¿escuchaste si por fin el señor ese va a comprar el castillo? Danna se quedó paralizada. —¿Eh? ¿De qué hablas...? —balbuceó—. ¿Comprar? —¡Sí, el señor que llegó... Keller creo que se apellida! Dicen las mucamas que viene a comprar el cas