La espesura del Chaco Paraguayo se tornaba más imponente bajo la luz tenue de la luna, la castaña había tomado la decisión de rodear el lado opuesto de la Comunidad, al escuchar la voz de uno de los guardias que la estaba persiguiendo ella avanzó con cuidado, encontró un pequeño camino, entonces ella empezó a correr nuevamente, sus pies golpeando el suelo seco y polvoriento, dejando un rastro de hojas quebradas y ramas agitadas. Su respiración era errática, como si cada inhalación fuera un desafío al aire espeso de la noche. No se atrevía a mirar atrás. El eco de las palabras de su madre, Sonia, aún resonaban en su mente, recordándole por qué huía, lastimosamente por el susto ella había dejado caer la mochila, para seguir avanzando, ya que sentía la cercanía de aquellos que la estaban persiguiendo, por un momento pensó que no iba a lograrlo.De pronto, el silencio de la selva fue interrumpido por voces nuevamente había llegado hasta la otra puesta. Lilith se detuvo en seco, sus ojos b
Lilith apenas pudo dar crédito a lo que veían sus ojos. Frente a ella, Lucca, Susan y Loren permanecían inmóviles, con miradas llenas de asombro y una emoción que apenas lograban contener. No pasó ni un segundo antes de que los tres corrieran hacia ella, rompiendo cualquier protocolo o distancia que pudieran imponer las circunstancias. La rodearon con un abrazo apretado, desesperado, como si temieran que pudiera desvanecerse si no la sostenían con fuerza. Lilith sintió el calor de sus cuerpos y el eco de sus voces llamándola, y fue como si una represa se rompiera dentro de ella. Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas, primero en silencio, luego con un llanto desgarrador que sacudía su delgado cuerpo. No eran lágrimas cualquiera; eran un torrente de emociones acumuladas, el desahogo de horas de miedo, angustia y dolor. Había sobrevivido al infierno de la hacienda, a las miradas vigilantes, a los susurros de traición de su madre al odio y al desprecio de la misma, al terror
PRESENTEEl gimnasio olía a sudor y determinación, una mezcla que impregnaba el aire con la promesa de cambio. Lilith estaba en el centro de todo, un pequeño huracán de fuerza contenida. La luz fluorescente resaltaba el brillo del sudor en su piel pálida, como si cada gota fuese el testimonio del infierno que había dejado atrás. Frente a ella, el saco de boxeo se balanceaba con cada golpe, como si quisiera devolverle el desafío. Sus nudillos, protegidos por vendas ajustadas, chocaban contra la superficie con una cadencia firme, casi hipnótica. Golpe. Golpe. Golpe. Era más que un entrenamiento físico; era su forma de arrancarle al pasado el control que alguna vez tuvo sobre ella. Con cada movimiento, la cadena con el dije de cruz rebotaba contra su pecho. Era un recordatorio constante de su lucha, un símbolo de la fe que había perdido y que ahora empezaba a encontrar en sí misma."Dicen que si la porta una mujer será la próxima Reina de una Organización" Lilith golpea con más fuerz
PRESENTE - RUSIALa carrera estaba por comenzar en un circuito improvisado en las afueras de Moscú, donde los motores rugían como bestias salvajes, resonando contra la fría brisa del invierno ruso. Una Kawasaki negra con detalles en verde oscuro destacaba entre las demás, manejada por un enigmático piloto vestido de negro, cuya figura irradiaba autoridad y peligro. Sus botas militares golpearon el suelo con firmeza mientras ajustaba su casco, del que pendía una cadena con un dije de cruz hecho con diamantes, brillando como un desafío al mundo. Su porte era inalcanzable, como si nadie ni nada pudiera alcanzarlo, y su mirada esmeralda —oculta tras la visera del casco— prometía victoria. Cuando la señal de partida se dio, el rugido de las motos se transformó en una sinfonía de velocidad y adrenalina. El asfalto parecía volar bajo las ruedas de la Kawasaki, que se deslizaba entre los contrincantes con precisión quirúrgica. Los espectadores gritaban con euforia, envueltos en la emoción de
Después de la conversación entre amigos Lilith aún no estaba preparada para hablar del acto atroz de Sonia en contra de ella. El Cacique les permitió quedarse además de dejarle en claro que allí estaba fuera de todo peligro, entonces los cuatro jóvenes se acomodan en la choza.— Tierra Gloriosa Guaraní — Murmura Loren con una sonrisa llena de orgullo, mientras que Lilith se acomoda en el brazo de Susan, ella necesitaba sentir la protección después de todo el infierno que vivió en poder de la mujer que la trajo al mundo, aunque sabe que dejará una huella imborrable en ella, una marca que siempre llevara consigo hasta la muerte un dolor que siempre será su compañía, la tormenta provocada por la perdida de su bebé no nacido.Las chicas habían dormido, pero Lucca se mantenía en alerta, hasta que el nuevo día había llegado, Lilith Loren y Susan se mantenían en la choza durante toda la mañana el Cacique los invitó a estar hasta el final del día ya que habrá un ritual y claro que al Chico Es
El atardecer en el Chaco paraguayo pintaba el cielo con tonalidades doradas y rosadas, mientras la comunidad indígena se reunía para realizar sus rituales en dicha comunidad, todos empiezan a cantar con tambores hasta que dan vueltas en torno a Lilith. La mujer, aún con cicatrices visibles en el alma y el cuerpo, se sentía abrumada por la mezcla de emociones que experimentaba en ese momento, la energía del lugar era difícil de ignorar. Ella cierra los ojos, sigue tan rota como llegó, pero la esperanza ardía en su interior, aunque el corazón estaba encadenado con rastros del infierno provocado por su madre.El cacique de la comunidad junto con Ñamandu, se acercan a Lilith con pasos pausados, sosteniendo en sus manos un cuenco tallado con símbolos antiguos. El resto de la comunidad permanecía en silencio, rodeándolas en un círculo que parecía tener un peso sagrado. —Has caminado entre las espinas, hija del dolor con una pena que resguarda con ferocidad las lágrimas—dijo Ñamandu con u
—¿Quiénes son ustedes? —gritó Lucca, abriendo ligeramente su puerta, listo para enfrentar lo que fuera. Uno de los hombres levantó una mano, pidiendo calma. —No buscamos pelea —dijo con una voz firme y grave. Su mirada se posó directamente en Lilith—. Hemos venido por ella.El silencio cayó sobre el grupo como una losa. Loren y Susan intercambiaron miradas de confusión, mientras Lilith sentía que el aire abandonaba sus pulmones. —¿Por mí? —susurró, aunque en el fondo ya lo sabía. Lilith sintió cómo su cuerpo se paralizaba al ver a los hombres que habían aparecido en medio de la ruta. El vehículo en el que viajaba se detuvo abruptamente, y el sonido del motor apagándose fue como un eco en su cabeza. Su corazón comenzó a latir con una fuerza descomunal, casi dolorosa, mientras su mente la llevaba de regreso a aquel lugar al que juró no volver jamás: la hacienda.Un sudor frío le recorrió la espalda al escuchar claramente que venían por ella. Sus manos temblaban tanto que tuvo qu
— ¿Recuerdas la cadena verdad? — Entonces aquella voz logra que Lilith prácticamente contuviera la respiración, sus manos empiezan a sudar — He llegado tarde Lilith, pero estoy aquí — La castaña segundos después fue dándose la vuelta, ella estaba pálida y era lógico había perdido mucha sangre de hecho seguía sangrando y aquello seguirá por dos semanas más.Lilith observaba a la persona con una mezcla de incertidumbre, sorpresa, temor y duda. Sus ojos, aunque fijos en el rostro arrugado de la mujer, se sentían incapaces de comprender por completo la presencia de aquella figura. Algo en su postura, en sus gestos lentos y calculados, le provocaba una extraña sensación de desasosiego, como si hubiera una capa invisible de secretos ocultos entre ellas, algo que no se decía, pero se respiraba en el aire espeso de la habitación.La incertidumbre se apoderaba de ella, pues no sabía qué esperar de la mujer, si su acercamiento sería amistoso o si escondía en su mirada una amenaza disfrazada de