PRESENTE - RUSIALa carrera estaba por comenzar en un circuito improvisado en las afueras de Moscú, donde los motores rugían como bestias salvajes, resonando contra la fría brisa del invierno ruso. Una Kawasaki negra con detalles en verde oscuro destacaba entre las demás, manejada por un enigmático piloto vestido de negro, cuya figura irradiaba autoridad y peligro. Sus botas militares golpearon el suelo con firmeza mientras ajustaba su casco, del que pendía una cadena con un dije de cruz hecho con diamantes, brillando como un desafío al mundo. Su porte era inalcanzable, como si nadie ni nada pudiera alcanzarlo, y su mirada esmeralda —oculta tras la visera del casco— prometía victoria. Cuando la señal de partida se dio, el rugido de las motos se transformó en una sinfonía de velocidad y adrenalina. El asfalto parecía volar bajo las ruedas de la Kawasaki, que se deslizaba entre los contrincantes con precisión quirúrgica. Los espectadores gritaban con euforia, envueltos en la emoción de
Después de la conversación entre amigos Lilith aún no estaba preparada para hablar del acto atroz de Sonia en contra de ella. El Cacique les permitió quedarse además de dejarle en claro que allí estaba fuera de todo peligro, entonces los cuatro jóvenes se acomodan en la choza.— Tierra Gloriosa Guaraní — Murmura Loren con una sonrisa llena de orgullo, mientras que Lilith se acomoda en el brazo de Susan, ella necesitaba sentir la protección después de todo el infierno que vivió en poder de la mujer que la trajo al mundo, aunque sabe que dejará una huella imborrable en ella, una marca que siempre llevara consigo hasta la muerte un dolor que siempre será su compañía, la tormenta provocada por la perdida de su bebé no nacido.Las chicas habían dormido, pero Lucca se mantenía en alerta, hasta que el nuevo día había llegado, Lilith Loren y Susan se mantenían en la choza durante toda la mañana el Cacique los invitó a estar hasta el final del día ya que habrá un ritual y claro que al Chico Es
El atardecer en el Chaco paraguayo pintaba el cielo con tonalidades doradas y rosadas, mientras la comunidad indígena se reunía para realizar sus rituales en dicha comunidad, todos empiezan a cantar con tambores hasta que dan vueltas en torno a Lilith. La mujer, aún con cicatrices visibles en el alma y el cuerpo, se sentía abrumada por la mezcla de emociones que experimentaba en ese momento, la energía del lugar era difícil de ignorar. Ella cierra los ojos, sigue tan rota como llegó, pero la esperanza ardía en su interior, aunque el corazón estaba encadenado con rastros del infierno provocado por su madre.El cacique de la comunidad junto con Ñamandu, se acercan a Lilith con pasos pausados, sosteniendo en sus manos un cuenco tallado con símbolos antiguos. El resto de la comunidad permanecía en silencio, rodeándolas en un círculo que parecía tener un peso sagrado. —Has caminado entre las espinas, hija del dolor con una pena que resguarda con ferocidad las lágrimas—dijo Ñamandu con u
—¿Quiénes son ustedes? —gritó Lucca, abriendo ligeramente su puerta, listo para enfrentar lo que fuera. Uno de los hombres levantó una mano, pidiendo calma. —No buscamos pelea —dijo con una voz firme y grave. Su mirada se posó directamente en Lilith—. Hemos venido por ella.El silencio cayó sobre el grupo como una losa. Loren y Susan intercambiaron miradas de confusión, mientras Lilith sentía que el aire abandonaba sus pulmones. —¿Por mí? —susurró, aunque en el fondo ya lo sabía. Lilith sintió cómo su cuerpo se paralizaba al ver a los hombres que habían aparecido en medio de la ruta. El vehículo en el que viajaba se detuvo abruptamente, y el sonido del motor apagándose fue como un eco en su cabeza. Su corazón comenzó a latir con una fuerza descomunal, casi dolorosa, mientras su mente la llevaba de regreso a aquel lugar al que juró no volver jamás: la hacienda.Un sudor frío le recorrió la espalda al escuchar claramente que venían por ella. Sus manos temblaban tanto que tuvo qu
— ¿Recuerdas la cadena verdad? — Entonces aquella voz logra que Lilith prácticamente contuviera la respiración, sus manos empiezan a sudar — He llegado tarde Lilith, pero estoy aquí — La castaña segundos después fue dándose la vuelta, ella estaba pálida y era lógico había perdido mucha sangre de hecho seguía sangrando y aquello seguirá por dos semanas más.Lilith observaba a la persona con una mezcla de incertidumbre, sorpresa, temor y duda. Sus ojos, aunque fijos en el rostro arrugado de la mujer, se sentían incapaces de comprender por completo la presencia de aquella figura. Algo en su postura, en sus gestos lentos y calculados, le provocaba una extraña sensación de desasosiego, como si hubiera una capa invisible de secretos ocultos entre ellas, algo que no se decía, pero se respiraba en el aire espeso de la habitación.La incertidumbre se apoderaba de ella, pues no sabía qué esperar de la mujer, si su acercamiento sería amistoso o si escondía en su mirada una amenaza disfrazada de
La moto Kawasaki rugió con fuerza mientras Kamill Becker giraba hábilmente el manubrio, maniobrando entre las calles hasta detenerse frente al imponente edificio. Las luces de neón del letrero en la fachada iluminaban la noche con un brillo frío, pero la verdadera impresión venía de las seis camionetas blindadas que flanqueaban la entrada. Eran como bestias inmóviles, impenetrables, y cada una de ellas albergaba la promesa de peligro. Kamill apagó el motor y el rugido de la moto fue reemplazado por un tenso silencio. Bajó con movimientos calculados, sacándose el casco mientras la brisa nocturna agitaba su cabello oscuro. Su expresión era pétrea, una máscara que ocultaba cualquier emoción. Cada paso que daba hacia la entrada era observado con detenimiento por los hombres de seguridad, cuyas miradas eran tan frías y certeras como las armas que llevaban ocultas bajo sus chaquetas. Uno de ellos, un hombre corpulento con el rostro marcado por cicatrices, dio un leve asentimiento a Kami
El aire dentro de aquella casa era denso, cargado de una tensión que parecía que podía romperse con el más leve susurro. Lilith seguía de pie frente a Camila Becker, la matriarca, quien la observaba con una mirada tan intensa como impenetrable. Su postura rígida y sus manos cruzadas frente a ella revelaban que lo que estaba por decir no sería fácil.Lilith, por su parte, se sentía atrapada entre el impulso de salir corriendo y el deseo desesperado de entender el porqué de aquella conversación, entonces le sostuvo la mirada a Camila, recordando que ella era la madre de Camilo Becker, el padre de Kamill, si aquello resulta ser verdad estaba ante su abuela, pero aquello ella se niega a aceptar, en su vida para ella solo existe una abuela, no veía a Camila como tal, pero sabe que sí es así, no hay nada que ella pueda hacer, aquello estaba lejos de su alcance.Su corazón latía cosn fuerza en su pecho, sus manos apretadas formaban puños que traicionaban su aparente calma. Sabía que las pala
— ¿Que se supone que yo deba hacer? — Lilith sabía perfectamente a qué se estaba refiriendo Camila al decir que ella era una Becker — Kamill me ha abandonado supongo que al saber o enterarse de que supuestamente somos hermanos, no siquiera se detuvo para pensar que quizas aquello era una mentira más — La voz de Lilith se escucha entre cortada, dolía recordar aquello — Han pasado tan solo unas semanas y siento que han sido años, pero la ausencia de Kamill duele tanto, quisiera que el hubiera estado allí que fuera él, quien me dijera esto está sucediendo, si la solución era...— No cariño, él no te ha abandonado, después de la muerte de Camilo, él fue junto a su madre que lo había llamado en aquella madrugada allí le dio a conocer la mentira de que tú y él son hermanos, se valió de unos resultados falsificados preparados meticulosamente por la Mafia Rusa, sin dejar escapar ni un detalle, Marta había preparado absolutamente todo, aquella malvada mujer habló con mi hijo horas antes, claro