-XXVI-

Dos días después...

Como ya era habitual en ellos, a pesar de haber iniciado de nuevo la convivencia apenas hace dos días, su despertar era de lo más intenso. Si cuando Daylhan llegó era la persona más tímida y turbada, ahora ya no.      Él decidía.                                                                Él mandaba.                                                              Y Keerd le complacía.

En aquellos dos días, Daylhan se despertaba antes para, a la chita callando, ir activando el deseo de su esposo. Despertares como aquellos hacían que Keerd agradeciera, a cada segundo, haber hecho lo que hizo.  Ver cómo el castaño daba el pri

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