-XXXIV-

Keerd entró en casa con Daylhan en brazos.El castaño parecía estar en una especie de letargo.

Como si solo su cuerpo estuviera allí pero su mente se hubiera ido.

Keerd subió con él las escaleras hasta llegar al dormitorio.

Despacio, lo depositaba en el lecho.

Suavemente.

Daylhan, en cuanto notó su cuerpo descansar en la cama, dio la espalda al moreno.

-Daylhan-

-No...no debí haber venido...nunca-

-No, no digas eso mo gr...-

-Deja de llamarme así Keerd- gimoteó el castaño.

Keerd notó un nudo en la boca del estómago al sentir el terrible dolor que su esposo estaba sufriendo.

Sin molestarse en lavarse, se tendió tras él y echándole los brazos alrededor del cuerpo, se lo aproximó hacia el suyo.

-No voy a dejar de llamarte así-

-Él... él ha...ha muerto por... m

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