El sol era igual de brillante que todos los días, el viento me golpeaba en el rostro y mis piernas se movían lo más rápido que podían para llegar a mi clase, porque si, iba tarde a mi primera clase del día.
Divise la puerta y la abrí de golpe haciendo que todos voltearan a verme y aunque estaba muriéndome de la vergüenza, lo que terminó por encender mi cara fue que él también me estaba mirando.
Andrew estaba mirándome.
Sacudí mi rostro para concentrarme y decidí solo enfocarme en el maestro para disculparme.
-Profesor lo siento mucho—comencé—Lamento la demora, no volverá a pasar.
El profesor me observo por unos segundos y después me permitió pasar. Suspiré de alivio y me senté a un lado de su escritorio, que es el lugar donde siempre me siento como su ayudante.
La clase es inglés, como estudiante de Negocios Internacionales el idioma se me da muy bien, así que cuando me preguntaron si quería obtener algunos puntos extra por ayudar en la clase de principiantes, acepte. No al principio, solo lo hice cuando me entere de que era la clase de Andrew.
El profesor continúo dando su clase y yo tome la lista de asistencia para anotar quienes estaban ahí. Cuando llegue a su nombre, voltee a verlo a pesar de que ya sabía que estaba ahí, pero no puedo evitarlo.
Como siempre, Andrew estaba sentado al final de la cuarta fila. Miraba al frente y anotaba más que los demás. Su cabello estaba más largo, parecía que quería dejarlo crecer, tenía las mangas de su camisa dobladas hasta los codos y traía un peinado diferente.
Se veía tan guapo.
Todos los días era lo mismo. Yo anotaba participaciones, ayudaba al maestro a resolver dudas y evitaba mirar a Andrew demasiado para que no se diera cuenta o para evitar que pensara en mí como un acosador.
Aunque la verdad, no sé porque sigo preocupándome por eso. Ha pasado casi un año desde que hago esto y Andrew no se ha fijado en mí. Al menos, no como yo me fijo en él.
No es como que yo haya hecho algo para iniciar una amistad, mucho menos una conversación. Siempre que pienso en acercarme a él, el miedo a no saber que decir o cómo actuar me invade y me quedó paralizado en el mismo lugar. La verdad es que ya estoy resignado a que esto sea lo más cercano que pueda llegar a estar con él.
-Bueno chicos, es todo por hoy, nos vemos mañana.
La voz del profesor me sacó de mis pensamientos y comencé a recoger la tarea de la semana pasada. Los alumnos dejaban sus trabajos en el escritorio y como ya sabía que pasaría, Andrew lo entregó a lo último.
-Hasta mañana—me dijo con la misma pequeña sonrisa.
Nunca lograba responderle. Era como si mi cerebro dejara de funcionar cuando estaba cerca. Andrew siempre era el último en salir del salón, era lo mejor y lo peor de mi día verlo marcharse cada mañana. No entendía porque me era tan difícil hablar, sé que solo es un chico, pero Dios, ¡que chico! Quizás solo deba resignarme a que sea algo que solamente pase en mi cabeza.
Tome la mitad de los trabajos que me correspondía revisar y despidiéndome del profesor me fui a la clase que me correspondía en mi área de la universidad.
Conforme pasaba el día confirmaba mis sospechas, ver a Andrew era la única cosa emocionante en mi día. De ahí en fuera, todo se resumía en clases y tareas.
Llegó la hora del almuerzo, la segunda ocasión en el día en que podía ver a Andrew. Se sentaba en la misma mesa todos los días y normalmente leía un libro o escuchaba música con sus audífonos puestos, sin prestarle atención a lo que pasaba a su alrededor.
-¿Puedes dejar de mirarlo? Comienzas a asustarme.
La voz de Dallas, mi único y mejor amigo, me hizo apartar la vista y regresarla a mi almuerzo.
-Lo siento—murmure bajando la cabeza.
-No sería tan molesto si le hablaras. ¿Cuánto tiempo llevas solo mirándolo?-C-casi un año.Dallas bufo en mi respuesta y continuo comiendo dejando el tema. Sé que a mi amigo le frustra mucho la idea de que yo me desviva por una persona que no conozco y que obviamente tampoco me conoce. ¿Pero qué puedo hacer? No tengo el valor para hablarle.
-Si quieres puedo presentarlos—sugirió Dallas.
-¿¡Lo conoces!?Me hubiera gustado controlar mejor la emoción con la que pregunte eso, pero ya era tarde.
-No—respondió—Nadie lo conoce. El tipo es más antisocial que cualquier otra persona que haya conocido. Si no fuera porque pertenece al equipo de futbol, quizás nadie sabría su nombre.
Era cierto que en todo el tiempo que tengo “acosando” a Andrew nunca lo he visto hablar con un amigo o reunirse con alguien, pero nunca pensé en él como un antisocial. Me gustaba pensar que era más bien reservado.
-Quizás solo es tímido—lo defendí.
-No, tú eres tímido—me corrigió—En serio no sé qué le ves.Siempre he querido explicarle a Dallas lo que Andrew me hace sentir, pero la verdad es que aún no puedo encontrar las palabras adecuadas para describirlo. Además de que Dallas no es muy fan del tema del romance, siempre lo ha definido como algo innecesario, cuando por el contrario yo siempre he sido un fan del romance, pero no de lo cursi, hay que conocer límites.
La campana sonó, avisándonos que el tiempo del almuerzo había terminado. Dallas y yo compartíamos casi el mismo horario, así que estábamos la mayoría del tiempo juntos.
Llegamos a la última clase del día, era un salón en el segundo piso y yo tenía mi lugar asignado junto a la ventana. No por la vista, bueno, sí, pero no de un paisaje.
Sin falta, veo pasar a Andrew corriendo hasta donde deja su bicicleta, se monta en ella y sale a toda prisa del campus.
Es curioso, se supone que la hora de salida es a las 2 de la tarde, pero Andrew siempre se va media hora antes. Después de eso, no vuelvo a verlo hasta la mañana del día siguiente.
¿A dónde vas con tanta prisa Andrew?
Esta vez no fui yo el que llegó tarde a la clase, pasaron 20 minutos desde que había comenzado cuando Andrew apareció desalineado, con una mancha en su camisa y agitado en la puerta. -Disculpe la tardanza profesor—Andrew estaba un poco inclinado sobre sus rodillas intentando recuperar el aliento— ¿Puedo pasar? El profesor simplemente lo ignoró y continúo dando la clase. ¿Eso era un sí o un no? -¿Profesor?—volvió a preguntar Andrew para llamar su atención. -La clase comienza a las 7, joven Strum. Se retrasó casi media hora, así que creo que conoce la respuesta. Andrew se acercó un poco al maestro para hablar en voz baja y evitar que la mayoría lo escucháramos suplicar porque le permitieran pasar. Andrew susurró un par de cosas que no alcance a escuchar, imagino que era la explicación de su retraso. -Lo siento, reglas son reglas—dijo el profesor. Andrew suspiró derrotado y se dio media vuelta. Pero algo dentro de mí, no estoy m
La alarma de mi celular me despertó exactamente a las 5 de la mañana, la apagué y aunque intente levantarme no pude. No porque tuviera sueño o quisiera quedarme más tiempo dormido, era algo más, como algo muy pesado aplastándome el pecho haciéndome perder 3 minutos valiosos de tiempo. Tenía vergüenza. Muchísima. Andrew se había peleado ayer por mi culpa, se enteró de que soy gay y lo peor de todo es que ahora sabe que tuve una relación con Rob. Tome una almohada y la puse sobre mi cara presionándola. Me moría de la vergüenza de solo pensar que tenía que verlo y pasar dos horas después de la hora de salida. ¿Qué le iba a decir? ¿Cómo voy a disculparme? -En serio, cuando dije que quería conocerlo… ¡No me refería a esto! Si, acabo de gritarle a Dios. O más bien a la nada, porque no hay nadie que me escuche. Ni siquiera estoy seguro de que mi madre esté en casa, normalmente sale fuera por negocios y mi papá vive a
-¿Y si está metido en algo ilegal? Pensé por un momento la sugerencia de Dallas, pero no sonaba coherente. -No lo creo—respondí—Andrew ni siquiera deja su plato del almuerzo en la mesa, siempre lo regresa a la cocinera. ¿Cómo alguien tan amable haría algo ilegal? Dallas torció los ojos ante mi respuesta y continuamos con la lluvia de ideas. -¿Trabajo?-Puede ser, pero no tendría sentido que lo ocultara.-Tal vez es vergonzoso.-¿Qué clase de trabajo da vergüenza?-Puede que sea prostituto. No pude evitar reírme a carcajadas pero el hecho de que Dallas no se riera conmigo me dijo que no estaba bromeando. La sola idea era ridícula, tentadora, pero ridícula. “¡CODY CONCENTRATE!” -Definitivamente Andrew no se está prostit
La tarde comenzaba a llegar a su fin. Ya que Andrew no me dejó ayudarlo con los registros decidí terminar de revisar los ensayos de la clase de inglés. -¿Son los trabajos de esta mañana?—escuché a Andrew preguntar. Levanté la vista para mirarlo y tratando de esconder los papeles, le respondí. -Sí, pero no te preocupes, saliste muy bien. Le sonreí para intentar que no se preocupara pero él se recargó en el respaldo de su silla y cruzo lo brazos mirándome seriamente. -Cody—me llamó—No sé si lo sepas, pero eres pésimo mintiendo. Sí. Sí lo sabía. -Lo siento—dije apenado.-Déjame ver. Busque su ensayo y me arrepentí de no haberlo corregido a tiempo. Se lo entregue y odie ver esa mirada de derrota en sus ojos. -No lo has corregido, ¿cierto? Simplemente negué con la cabeza. -Bien. Definitivamente debo dejar la clase. -¡No! Rayos, creo que hable demasiado fuerte. -No l
Hoy no es mi día. Me pase todo el fin de semana planeando mil formas de invitar a salir a Andrew. Creo que en estas dos semanas ya somos amigos, entonces no es raro invitarlo a algún lugar, ¿cierto? Aunque eso no importa ahora, porqué Andrew no se apareció en todo el día. No fue a la clase de inglés, no lo vi en el almuerzo y el castigo acaba de terminar hace cinco minutos y él nunca apareció. No estoy molesto con él, al contrario, estoy preocupado. Recuerdo que Andrew faltó unas veces a las clases, pero siempre lo veía en algún punto del día, pero ahora… ¡Incluso me animé a mandarle un mensaje! Pero como era de esperarse, no respondió. Estaba hablando con Dallas camino al estacionamiento, arrastraba los pies desganado por el pésimo día que estaba teniendo. Moría de ganas por llegar a mi casa y tumbarme en la cama hasta la mañana siguiente. -¿Entonces el enano nunca apareció?-No, acabo de salir de la biblioteca—expliqué. <
Andrew se levantó de la cama en cuanto me vio, su cabello rizado estaba húmedo por la lluvia y su camisa mojada se le pegaba al cuerpo. Sentí como nuevamente mi cara se encendía y un nudo se formaba en mi garganta, obligándome a tragar saliva para pasarlo. -¿Te sientes mejor?—preguntó preocupado.-S-Si—respondí nervioso. -Déjame revisar tus golpes—dijo sorprendiéndome.-M-Mis… ¿Mis golpes?-Sí, solo quiero estar seguro de que no es nada grave. Me senté en la cama frente a Andrew y en el momento en que intento quitar la parte superior de la bata que traía puesta mis manos reaccionaron nerviosas hasta tomar sus muñecas. -L-Lo siento—me disculpe bajando la mirada. -¿Prefieres que no lo haga?—preguntó con cuidado de no hacerme sentir inseguro. Lo pensé por unos segundos y, no sé cómo o por qué, pero mis manos soltaron las suyas, dándole permiso de hacer lo que quisiera. Andrew sonrió ligeramente en la comisura derecha de su boca y
Andrew Miré mi reloj mientras aceleraba el pedaleo de mi bicicleta. Debido a que se presentaron algunos inconvenientes en mi casa, me vi obligado a faltar a la escuela. Mi familia abrió un restaurante hace varios años y tuve que hacer cargo hasta que mi madre regresara, lo cual pasó hasta hace treinta minutos. Me sentía mal por haber dejado a Cody solo, se supone que el castigo era de los dos y yo lo había dejado con toda la carga, por eso es que ahora voy lo más rápido que puedo hasta la universidad. Me metí al estacionamiento y me sentí tranquilo de ver que el auto de Cody seguía ahí. Estacione mi bicicleta frente a este y me quede unos cinco minutos esperando cuando se me ocurrió una forma de pedir una disculpa más apropiada. Me alejé un momento del estacionamiento y tuve que atravesar el campus hasta la cafetería, compré algo para Cody y regresé pensando en qué le diría para que me perdonara por haberlo dejado solo todo el día.
Podría jurar que Cody dejó de respirar por unos segundos. -¿T-Tocarme? “Rápido Andrew, piensa en algo rápido antes de que piense que eres un pervertido.” -Tienes golpes en el rostro, ¿puedo poner algo de esto ahí? Pareció una buena excusa y la mirada tranquila de Cody me dijo que no había rastro de un malentendido, así que cuando asintió con la cabeza, me sentí aliviado, pero más nervioso. Estar tan cerca de él me permitía ver todas sus facciones más de cerca. Sus mejillas eran redondas y muy suaves, sus ojos cafés brillaban con algo que no supe descifrar, pero que me echo a volar la mente, y esos labios color cereza… -Listo, con eso debe bastar—dije separándome de él para recuperar un poco de aire. Pero aun había algo que necesitaba preguntarle. -Cody—me gire para verlo-- ¿Vas a decirme que sucedió? Noté como su cuerpo se tensó al instante, evitó mirarme por unos