5

La tarde comenzaba a llegar a su fin. Ya que Andrew no me dejó ayudarlo con los registros decidí terminar de revisar los ensayos de la clase de inglés.

-¿Son los trabajos de esta mañana?—escuché a Andrew preguntar.

Levanté la vista para mirarlo y tratando de esconder los papeles, le respondí.

-Sí, pero no te preocupes, saliste muy bien.

Le sonreí para intentar que no se preocupara pero él se recargó en el respaldo de su silla y cruzo lo brazos mirándome seriamente.   

-Cody—me llamó—No sé si lo sepas, pero eres pésimo mintiendo.

Sí. Sí lo sabía.

-Lo siento—dije apenado.

-Déjame ver.

Busque su ensayo y me arrepentí de no haberlo corregido a tiempo. Se lo entregue y odie ver esa mirada de derrota en sus ojos.

-No lo has corregido, ¿cierto?

Simplemente negué con la cabeza.

-Bien. Definitivamente debo dejar la clase.

-¡No!

Rayos, creo que hable demasiado fuerte.

-No lo hagas—suplique—Solo necesitas practicar y yo podría hablar con el profesor. Varios me han dicho que no entienden lo que dice así que técnicamente no es tu culpa, yo… Yo hablare con él y encontrare la forma en que sea más fácil para ti.

Andrew me miraba sorprendido y era comprensible. Estaba rogándole que no abandonara la única cosa que me permitía estar cerca de él. Este castigo era temporal, una vez que terminara, no tendría excusas para acercarme a él.

-Yo te enseñare.

                                               “¿Qué? ¿En serio dije eso?”

-¿Hablas en serio?—preguntó sorprendido.

-Sí, y-yo puedo enseñarte y resolver tus dudas. N-No sé si soy bueno enseñando, pero puedo intentarlo.

Andrew me observo por unos segundos, metió la mano en uno de los bolsillos de su pantalón y después de desbloquear su celular, extendió la mano entregándomelo.

-Dame tu número. No podre llamarte cuando tenga dudas si no lo tengo.

Andrew estaba aceptando mi ayuda.

Me está pidiendo mi número.

Andrew quiere mi número para llamarme.

      “¿Alguien puede morir por ser demasiado feliz? Porque creo que seré el primer caso.”

Llegue a casa sonriente a tirarme en mi cama. Tomé la almohada que estaba más cerca y la presioné contra mi cara para desahogar un poco de la felicidad que me llenaba el corazón.

-¿Intentas asfixiarte o algo bueno paso hoy?

Escuché la voz de mi madre y me senté en la cama para verla, la sonrisa seguía en mi cara. No podía ocultarle nada.

-Andrew me pidió mi número—dije aun sin poder creerlo.

Mi madre cubrió su boca con sus manos de la impresión y corrió a sentarse a mi lado.

-¿Cómo es que pasó eso?—preguntó tomándome de las manos.

-¡No lo sé!—respondí aun emocionado—Yo solo… Solo le ofrecí mi ayuda con las clases y él pidió mi número para llamarme cuando tuviera dudas.

-Espero sea de lento aprendizaje.

Ambos nos reímos y aunque quería ayudar a Andrew, también esperaba que tardara en aprender.

Después de que le dije a mi mamá que era gay y de que ella me aseguró que no tenía ningún problema con ello, le conté sobre Andrew. Así que estaba enterada de todo.

-Me siento feliz por ti cariño—dijo acariciando mi mejilla—Ya verás que es cuestión de tiempo para que ese muchacho caiga rendido a tus encantos.

-¡Mamá!—reproché apenado.

Continuamos hablando un rato hasta que mi teléfono comenzó a sonar. Mi madre salió diciendo que prepararía la cena y yo respondí la llamada.

-¿Hola?

-Disculpa, ¿tú eres Cody?

No reconocía la voz y no tenía registrado el número. Esto es raro.

-¿Quién habla?—pregunté sin responder lo anterior.

-Mi nombre es Neal, soy el mejor amigo de Andrew.

¿Andrew tenía un mejor amigo? ¿Por qué me estaba llamando? ¿Le habrá pasado algo?

-¿Andrew está bien?—pregunté asustado

-Sí tranquilo, él está bien, pero me comenta que está teniendo problemas con su tarea de inglés y necesita tu ayuda.

Sentí como mi corazón comenzaba a latir más rápido.

-¿Qué m****a haces Neal?

La voz de Andrew llegó desde el otro lado de la línea y juraría que mi corazón se brincó un par de latidos.

-Solo llamaba a tu profesor particular—se excusó el tal Neal—Anda, está esperando.

Un pequeño silencio se hizo en la línea, supongo que en el tiempo en que su amigo le pasaba el teléfono a Andrew.

-¿Cody?

Arrojé el teléfono a la cama como si este estuviera en llamas o a punto de explotar.

Me quede unos segundos mirándolo, tratando de normalizar mi respiración y controlar los latidos desenfrenados de mi corazón. Mi mano tembló al recoger el teléfono, pero logré llevarlo hasta mi oreja y contestar.

-Hola Andrew.

¿Es posible escuchar una sonrisa? Porque, no sé de qué otra manera explicar que sé que Andrew está sonriendo del otro lado.

-Perdona a mi amigo, nunca he podido hacer que deje de entrometerse en los asuntos de los demás—se disculpó Andrew.

-¡Se dice “gracias”!

-¡Cállate!

Ahora fue mi turno de sonreír, parecía que esos dos en serio eran cercanos.

Un silencio volvió a llenar la línea y decidí que era mi momento para hablar.

-Andrew, ¿necesitas ayuda con tu tarea?

-—admitió—Lo siento, no quería molestarte tan pronto.

La sonrisa que antes era pequeña en mi rostro, ahora era tan grande que me comenzó a doler la cara.

-No hay problema—dije feliz—Y-Yo feliz de hablar contigo.

                                     “¡Tonto! Debiste decir >feliz de ayudarte<

-También me alegra hablar contigo Cody.

Ok. Ahora definitivamente iré a ver a un cardiólogo.

“¿Por qué eres tan cruel conmigo Andrew? ¿Qué no te das cuenta de lo que provocas en mí? Si mi corazón sufre algún daño, juro que te hare responsable por alterarlo tanto.”

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