Hoy no es mi día.
Me pase todo el fin de semana planeando mil formas de invitar a salir a Andrew. Creo que en estas dos semanas ya somos amigos, entonces no es raro invitarlo a algún lugar, ¿cierto?
Aunque eso no importa ahora, porqué Andrew no se apareció en todo el día. No fue a la clase de inglés, no lo vi en el almuerzo y el castigo acaba de terminar hace cinco minutos y él nunca apareció.
No estoy molesto con él, al contrario, estoy preocupado. Recuerdo que Andrew faltó unas veces a las clases, pero siempre lo veía en algún punto del día, pero ahora… ¡Incluso me animé a mandarle un mensaje!
Pero como era de esperarse, no respondió.
Estaba hablando con Dallas camino al estacionamiento, arrastraba los pies desganado por el pésimo día que estaba teniendo. Moría de ganas por llegar a mi casa y tumbarme en la cama hasta la mañana siguiente.
-¿Entonces el enano nunca apareció?-No, acabo de salir de la biblioteca—expliqué.
-De seguro solo no tenía ganas de ir. Podrás invitarlo mañana.-¿Y si esta es mi señal de que debo dejar de hacerme ilusiones?-No seas dramático.Imaginé la cara molesta de Dallas por mis palabras y fue suficiente para hacerme sonreír. Sabía que no estaba molesto en serio, solo que él es así, práctico y directo. No le gustan las exageraciones ni los dramas, en otras palabras, no es como yo.
-Invítalo mañana—insistió.
-No lo sé, qué tal si…Detuve mi pregunta al ver a alguien parado junto a mi auto. Aún estaba lejos así que no podía saber de quien se trataba, pero la bicicleta estacionada a un lado de esa persona hizo brincar mi corazón.
-Dallas, te llamo luego.
No supe si Dallas se despidió porque no dejaba de pensar en que Andrew estaba parado junto a mi auto, esperándome.
Camine más rápido y al irme acercando pude ver claramente quien era y poco a poco la sonrisa en mi cara se desvaneció.
-¿Qué estás haciendo aquí Rob?
El nombrado volteo a verme ya que hasta ese momento me daba la espalda. La sonrisa malévola que alguna vez me pareció atractiva me provocó escalofríos.
-Te estaba esperando—dijo acercándose a mí.
-Y yo te dije que no quería volver a verte.Intente ignorarlo pero bloqueaba mi camino para llegar hasta la puerta de mi auto mientras trataba de ocultar mis manos que comenzaban a temblar por tenerlo tan cerca, no quería darle la satisfacción de saber que le tenía miedo.
-Oh vamos Cody, quiero arreglar las cosas—insistió— ¿Querías un novio, no es así? Bueno, aquí estoy.
Torcí los ojos e intente empujarlo para finalmente irme de ahí, pero sus manos me tomaron fuerte de los brazos y me arrojó contra mi auto, impidiendo que me librara de él.
-No te atrevas a rechazarme de nuevo—dijo perdiendo la paciencia.
-N-No me interesa lo que tengas que decir—intente sonar decidido—Dije que no.La sonrisa burlona ante mis palabras me puso más nervioso y cuando me miró supe que el Rob tranquilo y meloso que intentaba persuadirme para que regresara con él se había ido.
-¿En serio crees que estas en posición de rechazarme?—se burló—Por lo que sé, soy el único que ha mostrado un pequeño interés en ti. Si yo no me hubiera acercado, seguirías solo, porque nadie quiere estar contigo Cody.
Odie que sus palabras me hirieran, porque una parte de mí sentía que tenía razón. Las chicas de vez en cuando se me acercaban, intentaban coquetear conmigo pero nunca pude interesarme en una. Rob fue el único chico que se me acercó con intenciones de querer algo más que una amistad, algo que creí jamás pasaría.
Fue amable al principio, caballeroso, atento, pero desde que accedí a ser su novio se volvió frio, cruel y distante, porque claro, él solo quería mi dinero.
-Prefiero mil veces quedarme solo a estar con alguien como tú.
Esta vez no titube, no hubo tartamudeos porque era la verdad. Si Rob era el único hombre con el que iba a salir en mi vida, era preferible no tener a nadie.
-Debiste quedarte callado Cody.
Sin darme tiempo a reaccionar, Rob me golpeo en el estómago tan fuerte que me sacó el aire. Aun doblegado por el dolor, una de sus manos me tomo por el cabello y me arrastró lejos de mi auto a la parte trasera de unos edificios. Me soltó con brusquedad y me caí al suelo aun intentando recuperar el aliento.
-Intente ser amable—dijo colocándose sobre mí—Fui paciente, pero ahora me darás lo que quiero por las malas.
Planeaba gritarle que se fuera al diablo, pero en esta ocasión, su puño se impactó en mi cara impidiéndome hablar. Sentí un dolor agudo en mi rostro por lo constante de sus golpes, no sabría decir cuántos fueron.
Sentí su peso quitándose de encima y sus manos hurgando en mi pantalón. Abrí los ojos lentamente y vi que tenía mi cartera en sus manos junto con mi teléfono.
-Si me lo hubieras dado cuando te lo pedí, esto no habría pasado—dijo sacando el dinero de mi cartera y guardándolo en sus bolsillos—Si realmente quieres librarte de mí, no le dirás a nadie de esto, ¿entendido?
No podía hablar, sentía la lengua entumida y los ojos pesados, el día había estado nublado desde la mañana así que no tenía mucha iluminación para tratar de averiguar lo que estaba pasando, no me sentía capaz de moverme. Y como un toque final, Rob decidió patearme en el estómago un par de veces antes de irse.
Me quedé ahí, tirado en el suelo con el cuerpo adolorido y siendo rodeado por una inmensa oscuridad. Al parecer, estaba perdiendo la conciencia.
-¡Cody!
Escuche que alguien me llamaba, intente levantarme del suelo pero todo me dolía, solo sentí las manos de alguien en mis hombros agitándome para permanecer despierto.
-¡Cody! ¿Qué pasó? ¡Cody háblame!
La voz me era familiar, pero mi vista era algo borrosa. Solo pude identificar a la persona cuando ésta acerco su cara a la mía y sostuvo mi rostro con sus manos.
-¿A-Andrew?
El chico frente a mi sonrió y suspiró aliviado.
-Sí, soy yo—mi vista se fue aclarando y pude ver su pequeña sonrisa— ¿Qué sucedió? ¿Por qué estás en el suelo?
Andrew me ayudó a incorporarme poco a poco, primero me quede sentado hasta recuperar el aliento y no me pare hasta que mi cabeza dejo de dar vueltas.
-Estoy bien Andrew—mentí—Creo, que debería ir a casa.
-¿Estás loco? No puedes llegar a casa así, a tu madre le dará un infarto.Pensé en lo que acababa de decir y tenía razón. Mi mamá no sabía nada de mi relación con Rob y llegar en mi estado solo la preocuparía más.
Inesperadamente, un trueno azotó en el cielo anunciando una lluvia que cayó en cuestión de segundos. Debí de hacerle caso a mamá cuando me dijo que llevara un paraguas esta mañana.
-Tengo una idea, ven conmigo.
Andrew coloco su mano alrededor de mi cintura, pasó mi brazo sobre sus hombros y me ayudó a caminar hasta mi auto. Le dije donde estaban las llaves y me dejó en el asiento del copiloto para él poder conducir. Una vez los dos adentro me di cuenta de que no había dejado de temblar, como si una parte de mí aun estuviera asustado por lo que acababa de pasar.
-Ok, tenemos dos opciones, puedo llevarte hasta tu casa si realmente quieres ir allá o podemos ir a la mía. Mi madre no está pero no creo que haya algún problema.
Después de escucharlo hablar solo hubo una respuesta casi inmediata en mi cabeza.
-Mi casa, está más cerca.
Andrew asintió con la cabeza y salimos del estacionamiento casi vació de la universidad. El dolor de cabeza que comenzaba a palpitar en mi sien se hacía cada vez más fuerte, tanto mi abdomen como mis piernas se sentían como si hubieran sido arrolladas, sin mencionar lo entumecida que se sentía mi cara por los golpes, Dios, debo verme como un desastre.
-Tengo algunas pastillas para el dolor en mi mochila—habló Andrew mirándome a mí y luego de regreso al camino—No harán mucho pero creo que es mejor a nada.
Su sonrisa suave me regresó un poco el calor al cuerpo y me dispuse a buscar en su mochila lo que había dicho.
Cuando por fin miré al frente, me di cuenta de que ahora teníamos otro problema, el clima.
La ligera lluvia ahora era una tormenta que parecía no tener fin, el tráfico no avanzaba en lo absoluto y comenzaba a oscurecer.
-Lo siento—me disculpe al ver las dificultades.
-¿Por qué te disculpas?—responde Andrew con una ligera sonrisa—Nada de esto es tu culpa.-Claro que sí, debí irme a casa antes de arrastrare conmigo a este desastre.Su cálida mano se puso sobre mi pierna y le dio un ligero apretón, gesto que me impidió seguir respirando.
-Como dije, no es tu culpa, así que relájate, tengo una idea—retiró su mano y tuve que repetirme mil veces que debía tranquilizarme—Además, no me molesta pasar tiempo extra contigo.
Inmediatamente mi cara comenzó a ponerse roja de la vergüenza. Ni en un millón de años habría pensado que podría estar tan cerca de Andrew. Bueno, si lo pensé, pero jamás creí que pasaría.
Intente despejar mi mente de esos pensamientos para que mi corazón latiera a un ritmo normal, entonces entendí a dónde íbamos. Andrew salió de la calle principal y se dirigió a la zona hotelera, tardamos al menos otros diez minutos en siquiera encontrar estacionamiento.
Andrew salió del auto rápidamente y me ayudó a salir para caminar rápido, el agua caía con violencia sobre nosotros y aunque caminé lo más rápido que podía igual terminamos empapados.
Una vez que conseguimos una habitación, aún con sus manos alrededor de mi cintura, caminamos despacio con el sonido de la lluvia hasta estar en la tranquilidad del cuarto. Andrew me llevó hasta la cama y ayudó a que me sentara en ella con cuidado.
-Espérame aquí, no tardo—dijo mirándome preocupado—Iré por unas cosas, deberías darte una ducha, ayudara a que tus músculos se relajen.
Andrew no me dio tiempo de contestar nada, me dedicó una sonrisa y salió de la habitación corriendo. Yo lo obedecí, tomé una ducha rápida ya que no podía moverme mucho, pero fue exactamente lo que Andrew dijo, mi cuerpo ya no se sentía tan pesado, aun dolía mucho, pero me sentía menos atrofiado.
Tome una bata y mi ropa interior, porque por nada del mundo saldría desnudo de este baño con Andrew afuera esperándome y mi camisa, como no estaba tan mojada podía dejarla extendida sobre alguna parte y una vez que estuviera seca volver a ponérmela.
Pero, cuando salí y vi lo que estaba esperándome, se me cortó la respiración.
Andrew se levantó de la cama en cuanto me vio, su cabello rizado estaba húmedo por la lluvia y su camisa mojada se le pegaba al cuerpo. Sentí como nuevamente mi cara se encendía y un nudo se formaba en mi garganta, obligándome a tragar saliva para pasarlo. -¿Te sientes mejor?—preguntó preocupado.-S-Si—respondí nervioso. -Déjame revisar tus golpes—dijo sorprendiéndome.-M-Mis… ¿Mis golpes?-Sí, solo quiero estar seguro de que no es nada grave. Me senté en la cama frente a Andrew y en el momento en que intento quitar la parte superior de la bata que traía puesta mis manos reaccionaron nerviosas hasta tomar sus muñecas. -L-Lo siento—me disculpe bajando la mirada. -¿Prefieres que no lo haga?—preguntó con cuidado de no hacerme sentir inseguro. Lo pensé por unos segundos y, no sé cómo o por qué, pero mis manos soltaron las suyas, dándole permiso de hacer lo que quisiera. Andrew sonrió ligeramente en la comisura derecha de su boca y
Andrew Miré mi reloj mientras aceleraba el pedaleo de mi bicicleta. Debido a que se presentaron algunos inconvenientes en mi casa, me vi obligado a faltar a la escuela. Mi familia abrió un restaurante hace varios años y tuve que hacer cargo hasta que mi madre regresara, lo cual pasó hasta hace treinta minutos. Me sentía mal por haber dejado a Cody solo, se supone que el castigo era de los dos y yo lo había dejado con toda la carga, por eso es que ahora voy lo más rápido que puedo hasta la universidad. Me metí al estacionamiento y me sentí tranquilo de ver que el auto de Cody seguía ahí. Estacione mi bicicleta frente a este y me quede unos cinco minutos esperando cuando se me ocurrió una forma de pedir una disculpa más apropiada. Me alejé un momento del estacionamiento y tuve que atravesar el campus hasta la cafetería, compré algo para Cody y regresé pensando en qué le diría para que me perdonara por haberlo dejado solo todo el día.
Podría jurar que Cody dejó de respirar por unos segundos. -¿T-Tocarme? “Rápido Andrew, piensa en algo rápido antes de que piense que eres un pervertido.” -Tienes golpes en el rostro, ¿puedo poner algo de esto ahí? Pareció una buena excusa y la mirada tranquila de Cody me dijo que no había rastro de un malentendido, así que cuando asintió con la cabeza, me sentí aliviado, pero más nervioso. Estar tan cerca de él me permitía ver todas sus facciones más de cerca. Sus mejillas eran redondas y muy suaves, sus ojos cafés brillaban con algo que no supe descifrar, pero que me echo a volar la mente, y esos labios color cereza… -Listo, con eso debe bastar—dije separándome de él para recuperar un poco de aire. Pero aun había algo que necesitaba preguntarle. -Cody—me gire para verlo-- ¿Vas a decirme que sucedió? Noté como su cuerpo se tensó al instante, evitó mirarme por unos
Cody -¡Dallas! ¡Lo logré!—grité por el teléfono. -¿Qué cosa?-¡Andrew va a salir conmigo! Llamé a mi mejor amigo para contarle la noticia, bueno, más bien él me llamó porque no fui a la escuela pero aproveché la situación para contarle lo que había sucedido. -Te veo en una hora—dijo Dallas antes de colgar. Estaba recostado en mi cama, descansando como Andrew me dijo. El cuerpo aun me dolía, los moretones eran más visibles y casi no podía moverme, pero me sentía inmensamente feliz. Todo porque Andrew había aceptado salir conmigo. Ni siquiera estoy seguro de cómo me atreví a preguntárselo, solo recuerdo que cuando me dijo que se había quedado conmigo porque quería, una inexplicable valentía me llenó y la pregunta salió sin siquiera pensarlo mucho. Alguien tocó a la puerta de mi habitación y mi Nana Margot entró poco después. -Perdón por interrumpirte cariño, pero solo quería saber si comerás aquí o en el comedor.
Andrew Sé que lo arruine y no he podido dejar de pensar en el rostro de Cody desde ese día. ¿Por qué dije esas cosas? ¿Por qué me dio tanto miedo ser honesto? Cody no es como los demás, sé que si le digo lo que pasa no va a juzgarme. Pero eso no impide que se aleje. Voy en mi bicicleta camino a la universidad, pensando en que voy a decirle a Cody para que me perdone y podamos seguir siendo amigos. Nunca antes me había sentido tan nervioso por entrar a mi clase de inglés, normalmente solo era un día más. Pero ahora que estoy frente a la puerta y puedo verlo sentado en el mismo escritorio de siempre, inmerso en todos esos ensayos y trabajos, no puedo evitar sentir que se me sale el corazón. Nunca antes me había sentido así, menos por un chico, pero, Cody es Cody y, la manera en que mis manos están sudando ahora, no puede ser solo porque me siento culpable por lo que pasó. Doy un pasó al frente y justo en ese moment
Cody Caminaba por el estacionamiento hasta mi auto, si caminara normal, ya habría llegado, pero tenía tan poca energía y tan pocas ganas de hacer algo que caminaba lento mientras arrastraba mis pies. Había estado así desde el sábado, desde que llegue a casa y me quedé dormido hasta tarde pensando que había hecho mal para que Andrew no quisiera confiar en mí. ¿Debí respetar más su espacio? ¿Lo presione demasiado? ¿Fui muy directo y lo asuste? -¡Cody! La voz de alguien gritando mi nombre y vi a alguien corriendo demasiado rápido hacía mí. -¿Andrew? Una vez distinguí su forma, comencé a caminar más deprisa hasta mi auto, pero conforme pasaban los segundos los pasos de Andrew se escuchaban más cerca, poniéndome bastante nervioso. Llegué a mi auto pero antes de poder siquiera abrir la puerta el cuerpo de Andrew se estampó con el mío y lo sentí recargarse detrás de mí, con su cabeza apoyada en mi espalda
Cody Mi mente estaba en blanco, no podía pronunciar palabra alguna sobre lo que acababa de escuchar y siento que eso es malo pero… “¿ANDREW TIENE UN HIJO?” No sabía qué hacer, mucho menos que decir, siento que cualquier cosa que diga en este momento estará mal y podría estropear las cosas; es entonces cuando miro detalladamente a Tocquer, tiene el cabello lacio y oscuro como Andrew, inclusive las facciones de su rostro son como las de él, es como ver una mini versión de Andrew. El niño me mira fijamente, sus ojos brillan con curiosidad y una inocencia que nunca había visto; luego, me sonríe, es una sonrisa pequeña, muy sencilla, pero me calienta el corazón y hace que sea inevitable sonreírle de vuelta. -Hola Tocquer. El pequeño
Andrew La tarde estaba transcurriendo muy bien, la comida resulto menos incomoda de lo que pensé podría ponerse, porque la verdad conozco a mi familia, hablan demasiado y hacen muchas preguntas, no quería que Cody se sintiera acorralado. Pero como era de esperarse, todos amaron a Cody, sobre todo Tocquer, quien ahora llevaba de la mano a mi amigo hasta su cuarto para mostrarle sus dibujos. Los seguí despacio para darles su momento, además yo también estaba disfrutando la vista. Ver a Cody siendo arrastrado por un niño de cinco años y ser atiborrado con historias y millones de anécdotas detrás de los dibujos que había por toda la habitación, era algo que no me perdería por nada del mundo. -Debo admitir, que jamás pensé que llegaría este día—la voz de mi mamá me sacó de mis pensamientos. -¿Qué día exactamente?—pregunté. -El día en que trajeras a alguien más a casa—dijo mientras contemplaba la escena conmigo—Comenzaba a pensar que