GuillermoRecordé esa situación, tal vez Carlos tenía razón. Ese señor cuando salió de ese juicio lo hizo con ira.—Fue la primera vez que vi a nuestro abogado nervioso y temeroso de no ganar la custodia. Cuando salió el fallo a favor de Alejandro y logró que Ernesto se quedara, nos dijo que se había ganado un gran enemigo. —Natalia se aferró más a mi cuerpo. Maju se puso al lado de su esposo.» Lo digo por las coincidencias. Cuando David escudriñó el pasado y las relaciones de Athan nos dimos cuenta de que el hermano de Deacon estaba metido en la mafia y quería enlodar los hoteles de su hermano, ya esa historia la saben. Pero entre los grandes amigos de Athan había uno llamado Alonzo Vitale, quien a los años supimos que era el padre biológico de Ernesto.» Desconocemos como la loca de Sandra se metió con un mafioso italiano, no de gran talante en ese entonces, pero mafioso después de todo. Íbamos perdiendo, y Carlos logró ganar el caso, después de la muerte repentina de la jueza quie
María ConstanzaVerlo tan vulnerable y que hablara un poco me conmovió mucho, ver a un hombre de un metro con ochenta y siete, tan seguro, con un poderío de mando y control al frente de una multinacional, exitoso en sus empresas familiares, que, aunque se encuentra a distancia los fines de semana se dedica a ellas y les hace sugerencia a sus hermanas. Ese acto de vulnerabilidad me pareció extremadamente lindo.Me puso en el piso y aun con nuestras frentes unidas, —Tenía que pensar en lo que me había dicho—. Esperé a que tomara la iniciativa de abrirse aún más. —me había levantado temprano para dejar almuerzo hecho a mis padres y llevar el nuestro, luego recordé que en la mesa de la piscina dejamos los platos del desayuno, antes de que mis padres llegaran, por eso lo escuché.Por eso me atreví a ingresar y me asusté mucho cuando vi la sangre en la bolsa de boxeo blanca. Le besé sus mejillas, parecía un niño, lo convidé a sentarnos en el piso sin dejar de abrazarlo y al pasar los segund
SantosMi secretaria, la señora de medio siglo, me miraba de esa manera llena de sabiduría, ella también era una persona importante, era mi empleada de mayor confianza.—Si puedo ayudarlo, será un placer, señor. —Le conté todo lo que había pasado en el carro, lo que le dije y su reacción.—¿Ese álbum de mujeres importante es por?—He estado tentado de incluirla a usted ahí, ¿eso le responde? —sonrió.¿Acaso las mujeres tenían un puto manual de códigos y claves? Me mira como si fuera obvio y yo aún seguía nulo; parece que las dos carreras y los tres posgrados no me sirvieron de nada.—Señor, usted le pidió que lo acompañara a una reunión carente de sexo, eso traduce amistad, le dijo que la necesitaba para calmarlo, eso traduce seguridad. En otras palabras, le dijo eres importante y necesito de tu apoyo para pasar este momento complicado. Y eso se les pide a las amigas. —¿Con solo pedirle ser mi acompañante le dije todo eso en el idioma femenino? —doña Lolita soltó una sonora carcajad
GuillermoVer a la mujer que se metió de nuevo en mi torrente sanguíneo desde aquella vez que la volví a ver en los quince de Maco y desde entonces se convirtió en un deseo ardiente después de haber estado tras las rejas. La tenía desnuda ante mí y eso me hizo primitivo. Me arrodillé entre sus piernas, deslicé mis manos lentamente por sus muslos.Vi su miedo al mismo tiempo, su deseo y antes de que el pavor la bloqueara pasé mi lengua por los pliegues de su vagina… ese delicioso sabor regresó a mi boca, no sabía que lo había deseado tanto hasta ese instante en que sucumbí ante su aroma y sabor de su centro.Naty se arqueaba ante mi degustación, porque era eso, un manjar increíblemente delicioso, escucharla llamarme, verla entregarse al placer, ser consciente del erizamiento de piel y saber que era el causante de su entrega, de ese paso que daba para vencer su miedo, estaba demasiado duro, yo necesitaba volverla a hacer mía.Seguí jugando con su punto más sensible y no me detuve hasta
SantosUna vez ingresé supuse que María Constanza se arreglaba y César se había instalado en la cocina para comer con jugo las galletas hechas por su hija, mientras yo metí en el álbum las fotos de las tres mujeres que hacían falta. A Naty la puse en la parte de; mi mejor amiga, a mi secretaria en donde decía, abuela.Eso era doña Lolita, una abuelita un tanto intensa, pero leal hasta la muerte y a la que también le permitía orientarme. Y en un lugar en blanco, sin darle etiqueta alguna, puse a mi pulga. Cerré el álbum, fui a la cocina para ayudarle a César a comer las galletas, pero yo lo hice con un poco de yogur.—Ya es la edad, pero los lácteos me dan reflujo. —solté la carcajada.—Guille nos tiene una gran noticia y quiere celebrar eso. —envió un mensaje. Tomé otra galleta, César hizo lo mismo—. Él ya debió pasar por Carlos. Llegarán al restaurante al que Lolita nos hizo la reservación.—Así es. ¿Crees que se hayan reconciliado?—Muy seguro.—Me gustaría, hijo.César, que me llam
María ConstanzaHabían pasado dos semanas… ¡Mis padres se quedaron dos largas semanas!, ya se iban el domingo; los adoro, pero ya era hora de que nos dejaran solos. Entre más pasaban los días, mi padre fue desplazando con «disimulo», según él, el que Santos se acercará a mí. Una vez mi tormento le entregó las llaves del auto para que pudieran desplazarse por la ciudad y disfrutaran de Río de Janeiro, papá se autoproclamó mi chofer principal.Con la excusa de que quería conocer la ciudad, me llevaba e iba a buscar, eso a Santos le frustró un poco, ese era el momento en el que nos desaforábamos a besarnos. No le hizo nada de gracia, y como no teníamos otras oportunidades, porque se aparecía por todos lados del apartamento, y eso que el lugar era inmenso, mamá no deja de regañarlo.Lo que sí se había incrementado fue el escribirnos por chat. A cada rato nos enviamos mensajes, en un par de ocasiones nos trasnochamos escribiéndonos, aun cuando su habitación quedaba al frente de la mía. Y n
SantosNo podía dormir, con esta era la segunda desvelada de la noche. Por eso desde hace una hora hacía ejercicio, en un rato, saldré con César. Cuando él me escuchó salir de la habitación a la medianoche, a los segundos él abrió la puerta de su cuarto. Por eso le pregunté si era que no dormía por estar en la puerta.Cada vez que me levantaba él se asomaba. Su actitud no me molestó, más bien me causó risa. Recordé la corta conversación de camino a la cocina mientras iba a prepararme leche tibia con miel.—Tú ¿acaso no duermes?—Extraño mi casa.—Sí, como no. Deberías de poner una cama adicional en la recámara y decirle a María Constanza que duerma con ustedes. Yo no voy a gatear a la habitación de tu hija. —Me he dado cuenta de que me has evadido para hablar. —No lo he hecho. Si quieres vamos al gimnasio.—¿A esta hora? Ya no estoy para hacer tanto ejercicio, mejor vamos a correr, ¿salimos mañana? En un rato quedé de salir temprano con María Joaquina y las tres damas a comprar deta
NataliaJamás pensé en volver a vivirlo, me había mentalizado y proyectado a permanecer sola, por el trauma del abuso, lamiendo mis heridas por los errores cometidos al casarme con Pablo. Por haberme alejado de mis padres para que ellos no me vieran lo mal que estaba. Y desde que volví con Guille hablaba con ellos dos veces al día.Había desechado por completo el ser feliz… Sí, ser feliz, y así me sentía en estos dieciséis días que tenía de estar con Guillermo de nuevo. Dos semanas de hacer el amor en cada parte del apartamento, esperarlo a que llegue de su trabajo, aunque pasaba mucho con los Abdala porque no quería dejarme sola.Me siento plena y no era solo por tenerlo a él, era por lo que representaba el volver a sentir de verdad con el único hombre a quien he amado con el alma, si Guillermo siente lo mismo no lo sé, sin embargo, al verlo me da la impresión de que el sentimiento era recíproco.Ahora comprendí lo que Maju siempre nos había dicho en las reuniones en el trabajo. «La