Héctor
-No sé de qué hablas, segura que hay un chupón, debe ser que los zancudos me han violado, no le crees.
Los ojos cafés de Megan me inspeccionaron de cabeza a pies, no me cree.
-Digamos que fueron los zancudos, porque confió en ti y no creo que mi preciado novio me engañe, cierto - trato de afirmar, a lo que la abrace dejando un casto beso en su mejilla y acariciando su cabello castaño, Megan es una chica muy hermosa su piel es blanca y suave, tiene unos pechos hermosos que vuelven loco a cualquiera, debería de cuidar más de ella antes que me la arrebaten. Nos despedimos para quedar en la noche, suspirando entro a la casa luego a la ducha a tomar un relajante baño le digo a Mei que haga lo mismo ya que iremos a la farmacia de vía reconciliación a buscar su medicina.
Después de 2 malditas horas cambiando varias rutas llegamos a la farmacéutica rusa más grande del país, había una gran fila quise darme la vuelta e ir me a la casa, pero no lo hice porque tengo un motivo y no me puedo olvidar que mi hermana necesita su tratamiento que esta vez le durara el mes, debo aprovechar y comprar para dos meses por lo menos quien sabe cuándo podre conseguir 500 dólares de nuevo. Dejo a Mei sentada en una de las bancas, mientras tanto me ubico en la fila a esperar mi turno. Era algo desesperante estar de pies peor aún con el fuerte calor y el sol brillar con todo su esplendor, joder empecé a sudar sofocado.
-¿Eres Mei? -Oigo decir a una mujer que esta de cunclias enfrente de mi hermanita, me salgo de la fila para ver de quien se trata ya que no confió absolutamente en nadie.
-Eres mi amiguita Savy- mi hermana abraza a la descocida, llego hasta ellas y jalo la mano de la desconocida, rápidamente me quedo sorprendido al ver a la chica de anoche, esta vez luce diferente su cabello negro en una coleta desordenada, usa lentes de sol en color negro, camiseta negra y jean azulón, se ve diferente a la de ayer, ella saca los lentes de sol y me mira con una sonrisa arrogante. Se ve pálida o es su color de piel.
-¿Quien es usted? -Pregunte sorprendido.
-Hermano es mi amiguita Savanna, ella me cuido ayer cuando me perdí, luego fue a dejarme a la estación de policía-Afirma Mei muy alegre, en serio que esto es una jodida casualidad, en verdad es esta la chica que ayudo ayer a Mei, aún no lo puedo creer.
-Mucho gusto, me llamo Savanna Smith y tu- se presentó sin borrar su sonrisa arrogante, luego me pregunto mi nombre.
-Me llamo Héctor Ruiz mucho gusto-Extendí mi mano y ella lo tomo, su rostro lucio pálido y sus ojos verdes lucían cansados, era increíble lo que hace el destino, pensé que nunca más volvería a ver a esta chica, sin embargo, quien imaginaria que ella era dueña de esa cadena de oro con diamantes.
-Hermano dime como se ve mi amiguita-pregunto mi hermana queriendo saber, aclare la garganta y nervioso le digo.
-Ella es muy bonita, tiene un cabello muy largo hasta la cadera y es un negro muy oscuro, tiene un cuerpo delgado y muy moldeado. - mire a mi hermana por unos minutos ya que esta mujer se mordía el labio y me ponía nervioso.
-Que linda es y sus ojos que color son-quiso saber aplaudiendo, Savanna sonreí sincera cada que mi niña hablara.
-Sus ojos son un verde intenso muy lindo, por cierto.
-Mei tú también eres una niña muy bella y además de eso eres rubia, tu pielcita es suave, me dio un gusto de volver a verte-Mi hermanita sonrió mostrando su dentadura, Savanna la abrazo y dejo un suave beso en la mejilla.
-Me dio un gusto conocerte. -dije sincero a lo que ella se me acerco unos pasos más.
-El mío también y no te imaginas cuanto- se acercó un poco más y dejo un beso en mi labio, eso me sorprendio aún más. -Espero vernos pronto Héctor-Dicho eso muerde su labio inferior, coloco sus lentes de sol y luego puso de cunclias para dirigirse a Mei, suspirando me quede observando que las dos conversaban como si se conocieran desde antes.
Savanna.
La vida trae tantas sorpresas y una de ellas es el destino o como algunas personas suelen decir las casualidades del destino. Quien diría que el hermano de Mei se tratara del chico de anoche. Wau es excitante saber todo eso, observo de lejos al muchacho que me hizo pasar una noche increíble, su cuerpo es bien torneado y fuerte, es alto y ahora que lo vi bien tiene unos ojos únicos, azul cristalizado, sus labios son pequeños y apetecible, tiene un producto... uff no quiero ni pensar en eso ya que hace que mi intimidad palpite sin necesidad de ser tocado. Coqueta salgo de la fila y me dirijo de nuevo hacia él, me mira sorprendido.
-¿Vas a comprar medicinas para Mei? -quise saber curiosa.
-Así es señorita, pero usted que hace aquí-ahora el pregunto curioso.
-Unas pastillas que no logre conseguir en la farmacia del hospital, pero no es mía. -mentí quitándole la receta que tenía en su mano, el frunce las cejas y antes que quiera decir algo, camine hasta llegar enfrente, muchas personas empezaron a tirarme palabras sin embargo no les preste atención.
-Necesito todo lo que está en las recetas- El chico que atiende me miro estupefacto, pero no dijo nada, sé que hice mal en pasarme la fila, pero en serio necesito las pastillas antes que me dé una embolia o taquicardia. Me he sentido muy mal desde esta mañana y no quiero preocupar a mi nana, la vi molesta esta mañana aun así me felicito y me regalo un rico pastel con relleno de fresa y un delicioso helado, creo que tanto dulce me afecto.
-Señorita debería apresurarse- dejo de lado mis cavilaciones al escuchar al chico, el me pasa el recibo del total de mi cuenta, saco unos cuantos dólares y le pago, cierro los ojos por un momento al sentir un poco de mareo. El chico me pregunta si me siento bien y arrugo el rostro.
-Crees que si me sintiera bien estuviera aquí pasándome la fila, necesito de mis pastillas o caeré desmayada, así que no me juzgue ni me apresure okey.
-Lo siento mucha señorita. -Se disculpó entregándome los paquetes, le dije que se quedara con el vuelto y solo sonrió asintiendo.
Es un idiota.
Camino hasta donde esta Héctor con su hermana, el al verme se acerca.
-Vaya pensé que los de la fila te lanzarían láser de los ojos.
-No sucedió así que no importa, bueno debo irme. -digo entregándole el paquete de las medicinas de Mei.
-Espera cuanto te debo por las medicinas. - le sonrió y niego.
-No me debes nada si, solo cuídala.
-No podría ser así, tengo el dinero y quiero pagarte, sería injusto que una mujer pague por mí.
-Entonces te cobrare cuando yo quiera, así que pásame tu número. -le exijo elevando las cejas, el rio por lo bajo y Mei sonreí feliz sin decir nada, creo que se está divirtiendo escuchándonos hablar.
-Amiguita Savi seria genial así nos llamas y podemos invitarte a mi casa a tomare un té.
Me acerco a Mei le doy un abrazo, le digo que así será, pronto la visitare que no dude. Ella feliz grita un uraaa. Esta pequeña me trasmite mucha paz, el cual no entiendo que pueda ser, sin embargo, quiero protegerla de cualquier cosa.
Héctor me dio su número de igual manera yo se la di, me despide prometiendo a Mei que la llamaría, subo a mi coche y arranco a toda velocidad, mi mano tiembla por la emoción de hace rato, busco la tienda más cercana y compro una botella de agua y tomo la pastilla, las manos me sudan, la cabeza no deja de punzarme, quiero gritar de la impotencia, bajo la cabeza hasta el volante y lloro porque me siento como una moribunda, quisiera tener una inmensa felicidades antes de morir pero no confío en nadie, bueno en mis amigos pero ellos tienen su propio dilema. Respiro hondo, limpio mis ojos y sigo mi rumbo, marco el número de el detective que está investigando sobre mi padre y sobre el maldito que me robo una de mis empresas. Al primer pitido el responde.
-Señorita Smith, en que la puedo ayudar.
-Don Salvador, quiero que me investigues a un hombre, su nombre es Héctor Ruiz, necesito información segura, dentro de unos minutos te paso su dirección donde vive y donde creo que trabaja.
-Está bien cuente con eso, mañana mismo le daré la información necesaria, espero se encuentre bien y ya le tengo información sobre lo que me pidió investigara.
chasqueo los dientes, luego sonrió con malicia.
-Perfecto, esperare tu llamada esta noche. -Colgué la llamada y satisfecha me dirijo a la agencia.
Savanna.Sostengo varios documentos en la mano, leo cada uno de ellos con detalle. El tal Héctor vive solo con su pequeña hermana, trabaja día y noche y a veces hace trabajos extras en un taller, su hermana padece de una discapacidad congénita sobre la agudeza visual. Su madre los abandono por un hombre rico, encima los dejó endeudados.—Maldita bruja, que desnaturalizada –Chaqueo la lengua y ojeo las siguientes informaciones.Resulta que tiene una novia que se llama Megan unos dos años mayor que él, la tipeja lo engaña y él estúpido aun no lo sabe.¡Mierda es un idiota!En fin sigo leyendo y al parecer debe meses de renta y un préstamo que hizo para los gastos de su hermanita. Aparte de eso es un hombre humilde.Muerdo mi labio y cierro los ojos, suspirando decido en que debería ofertarle un trato quizás acepte por necesidad. Voy a comprarme un marido para reclam
Héctor.Estaba harto de tantas deudas y lo peor las que me dejo esa maldita mujer que un día pensé que era mi madre, me equivoque con ella fui un tonto iluso cuando preste mi nombre para sacar un préstamo y luego ella escapo dejándome solo con mi hermanita enferma. Al pasar los años me enterré que nos abandono por un hombre rico que tiene varias empresas de autos y lácteos.Dejando de lado todo lo concierne a esa mala madre, pienso en Savanna, esa mujer que sin ningún pudor me pagó para acostarme con ella, pensé nunca volver a verla sin embargo el día de ayer la volvió a ver y fue como si el destino me estaba jugando una maldita broma al darme cuenta que ella era la chica que ayudo a mi pequeña hermana, nuevamente esas imágenes explícitas con ella vinieron a mi mente.Me pregunto quien será Savanna Smith, tengo una maldita necesidad y curiosidad en saber más de ella.—¿Hermano que Haces
Savanna.Samantha me a llamado más de 10 veces para que fuéramos al club del cisne, estaba desanima desde ayer por la noche, lo único que quería ir a descansar de una vez por todas, pero la jodida se empeño en molestar y me mando un audio gritándome que si no movía mi trasero para salir ella misma vendría con Darién a llevarme a rastras hasta el club, no tuve más opción más que entrar al darme una ducha de media hora, froto mi piel y lo primero es pensar ese escultural cuerpo sobre mío.—Héctor muero por tenerte entre mis piernas— Susurre para mi misma, salgo de la ducha y me quedo sorprendido al verla a Samy recostada en mi cama junto a Kira, Quería matarla para que me dejara en paz el día de hoy, sin embargo le agradezco por motivarme, así podre ver a Héctor.—Como eres una de las más destacadas en las redes ya ni caso me haces— expresa mi amada amiga con un adorable puchero.—¿Si y que más?
Héctor.No le daba crédito a lo que decía Savanna, realmente esta mujer estaba loca, creo que le hacía falta un tornillo porque estaba diciendo puras estupideces, o quizás ella pensaba que yo estaba con ganas de bromear, no para nada peor por lo que sucedió hace poco, al ver a Megan con otro, no me dolió en lo absoluto, pero si me dolió que haya hablado muy mal de mi pequeña hermana, no quise hacer ningún escándalo en el club o me hubieran despedido y no estoy para perder mi valioso trabajo.Observo a Savanna y niego molesto, a que se de esta estupidez.—¿Vas a aceptar?— Pregunta sin dejar de verme, es una mujer muy misteriosa y además de eso es demasiado sexy, prepotente con todo los millones en su bolsillo.—No estoy de bromas, puedes dejarlo para después—Repliqué hastiado.—Si ya no necesitas de mi servicio me retiro— Savanna me enarco molesta e indignada.—Eres estúpido, crees que una mujer como yo esta juga
Savanna.La cabeza me dolió fuertemente y más al escuchar mi ruidoso móvil sonar, quería levantarme y lanzar lo contra la pared sin embargo no lo hice ya que vi el nombre de Héctor reflejado. Le di aceptar llamada y molesta replico.—¡A quien se le ocurre llamar a esta hora?— Repliqué adormilada.—Señorita Savanna soy Héctor.— es obvió que se que es el ya que tengo su número guardado.—Si conozco tu voz, porque me llamas tan temprano— quise saber desinteresada.—Aceptó casarme con usted— Me quedo sorprendida. Será cierto.—Estas hablando en serio—quise saber.—Muy en serio, pero podrías venir al hospital nuevo amanecer, mi hermana esta internada y desea verte...
Héctor.—¿Has leído el Contrato?— me pregunta sin dejar de ver sus uñas.—Sí, lo he leído y todo está en orden. Ya los he firmado, Cuando quieras nos casamos— digo mirando su rostro algo pálido.No le llegue a preguntar porque desapareció una semana, al verla de nuevo la note más delgada, ojerosa y más sería que nunca, casi no me habla.—Ey estas acá o en otra tierra— dice sacándome de mis pensamientos.—Lo siento, sólo pensaba en todo esto. Me preguntó cuál es tu objetivo.—Eso no te debe importar, lo único que debes saber es que Mei tendrá todo y tu igual, mis motivos y objetivos sólo me conciernen a mí.Chistea la lengua encogiendose de hombros. Esta mujer no tiene ni una pisca de pudor. Suspiro cansado, hace unas horas que vine del trabajó y me sentía abatido por las horas extras y sin mencionar que Megan me ha estado fastidiando todo éste tiempo.
Savanna.Sí, esta noche es de sexo, esto estará tremendo, no permitiré que él duerma en toda la noche. Disfrutare mi Luna de miel como se debe.—Amado esposo, tú me perteneces— le digo con seguridad.Él me Sonríe seductor. Se deshace de toda mi ropa, me abro a su merced, se levanta, quita su traje blanco. Lo hace con seducción, a los minutos queda desnudo, su cuerpo es una escultura única y perfecta, me mira con deseo en sus ojos, lo sé ya que me encuentro igual a él. Su pene erecto me pone cachonda.Hector empieza a bailar para mí y es ahí cuando me siento mojada. Me levanto y lo empujó contra la cama, él se deja caer sin sonriente.—Déjame a mi proporcionarte placer, querido esposo—Se lame el labio. Acarició su pene de arriba hacia abajo. Chupo la punto con la punta de mi lengua, puedo notar como disfruta, sus gemidos me dicen todo. Meto todo en mi boca proporcionándole el m
Héctor.Mamá, si así es como una buena madre merece ser llamada, pero a lo contrario de esta mala mujer, sólo debería llamarse por su nombre Magdalena. Quien diría que ella fuera la esposa del padre de Sav. Los dos están cortados con la misma tijera de doble filo.Mi esposa mira a esos dos incrédula, algo planea para su progenitor, me preguntó ¿qué? Si no conociera a Savanna diría que quiere entablar una conversación amena, pero a leguas se le nota que no soporta a ninguno de los dos. Me pregunto porque ella siente rencor hacia su padre. Mientras ellos charlan miro de reojo a esa mujer. Ella fue tan descarada al abandonarnos por tener una mejor vida, sabrá su amado esposo que tiene dos hijos, bueno tenía ya que nosotros hemos muerto para ella y ella para nosotros.—Héctor, amor ¿Qué pasa?Mi esposa me saca de mis pensamientos.—Perdón