Karen estaba sentada sobre su cama con el móvil a mano. Eran las ocho de la mañana y estaba pensando en si debería marcarles a sus amigos y decirles que iba a regresar a casa antes de lo esperado. ¿Cómo se los diría? Tenía los ojos nublados mientras procuraba mantener la calma, ella era profesional, cosas como aquellas no deberían afectarla, ocurrían constantemente a médicos normales y ella no era ninguna excepción.Se secó rápidamente una lágrima con la mano cuando esa empezaba a resbalarle por la mejilla.—Cree que lo estás manipulando—se dijo a sí misma, no podía dejar de revivir cada palabra de Christian contra ella. —¿Qué esperabas? ¿Creíste que lo conocías solo por hablarle cuando no podía escucharte? Ahora sabes quién es.Depositó el móvil sobre la cama y se puso en pie, caminó hacia el armario donde ya tenía ordenada sus cosas. Se dispuso a retirar su ropa y depositarla sobre la cama, iba a introducirla en la maleta, pero entonces llamaron a la puerta. Se detuvo y se acercó al
No podía evitarlo, se le habían nublado los ojos, pronto se le resbalarían las lágrimas y ni siquiera tenía control sobre sus manos para levantarlas y secárselas.—Perdóname—soltó de golpe interrumpiendo su lectura. Ella lo miró y al darse cuenta de su estado se asustó dejando el libro sobre la cama y agachándose frente a él algo preocupada.—¿Estás bien? ¿Te he molestado? Si quieres puedo marcharme…—No, no. Creo que se me ha metido algo en el ojo. —Carraspeó y luego la miró—¿Me ayudas a ponerme en pie? —pidió.—Claro.Tomó sus manos y la colocó sobre sus hombros. Christian con un poco de dificultad se puso en pie, pero tuvo que agarrarse de ella para poder mantenerse, momento que aprovechó para abrazarla dejándola completamente de piedra. ¿Qué estaba pasando?—Du vet inte hur glad jag ar over att veta att du ar pa riktigt (no sabes lo feliz que estoy de saber que eres real) —dijo entre sus brazos, pero ella no podía entenderle.—Christian. —él aclaró la garganta y se separó un poco
Karen le pidió a una de las sirvientas que preparase una ensalada de frutas para Christian y que después se lo llevara al cuarto de él. Llamó a la puerta y la abrió. Él estaba sentado frente al gran ventanal con la mirada hacia fuera y con las pelotas elásticas en las manos. Ni siquiera se había volteado a ver quién entraba.Ella se acercó hasta posicionarse junto a él.—Me han contado que hasta ahora no has comido. Eso no es bueno para tu salud.Él alzó la mirada y la miró durante unos segundos. Apartó de nuevo la mirada de ella y la regresó hacia fuera.—Así que alguien se ha chivado. No tienes que preocuparte por mí, solo haz tu trabajo y todo resultará sencillo.—No puedo…—soltó y él la miró interrogante. Ella pensó aún más en sus próximas palabras. Se relajó y se sentó en un puf frente a él. —Lo que digo es que me preocupa no solo tu salud, me preocupas tú. Quiero que estés bien.—¿Sabes por qué te acepto a ti en lugar de a otros?—La verdad es que no ¿por qué?—Siento que te con
Ella se había puesto su pieza de pijama blanco con círculos rojos y se había metido en la cama con la mirada fija en el tejado pensativa ¿qué le estaba pasando con su paciente? Eso era lo que era, solo su paciente. ¿Por qué se estaba incomodando de pronto, al mismo tiempo que le encantaba estar con él y hablar con él? Soltó un suspiro y dio vueltas en la cama. “Ayyy, la niña se nos ha enamorado”, se acordó de las palabras de Víctor y se incorporó de inmediato sobre la cama. ¡Qué tontería más grande! Odiaba a Víctor ¿cómo se le ocurrió soltar aquella barbaridad. Ella no estaba para nada enamorada de él. Abrió los ojos de golpe y se acordó de que Noha le había escrito. Tomó su móvil de la cabecera y lo desbloqueó para poder leer lo que ponía el mensaje.Leyó: “Hola. He intentado varias veces marcarte, pero no lo he hecho para no interferir con tu trabajo. Desde aquel beso no hago más que pensar en ti, me gustas mucho. Espero que algún día sientas lo mismo por mí. Cuídate.”Ella se quedó
A las cinco de la madrugada, él estaba despierto sobre su cama estirando las piernas todo lo que podía. Era duro, le dolía hacerlo. De pronto se le llegó a la memoria el día del accidente. Se acordó de cómo perdía el control del auto y se precipitaba al vacío donde perdió el conocimiento. Soltó una bocanada de aire y detuvo lo que estaba haciendo. ¿Cómo había acabado así? Tenía tantas cosas y planes por cumplirAshley. Ella se había vuelto a prometer después de su desaparición. Le resultó muy gracioso aquello. ¿Quién se imaginaría que ella decidiera rendirse y abandonarlo a él? Habían estado juntos durante mucho tiempo, pero no era del tipo de mujer con la que planeara pasar el resto de su vida, si se había comprometido con otro, no iba a pedirle que lo abandonara para regresar con él. O ¿de qué le habría servido la huida? Había sido precisamente para evitar casarse forzosamente.Amaneció con su cabeza dando vueltas, recordaba una y otra vez la conversación de Karen, no podía apartar
—¿Estás segura de lo que dices? —preguntaba Marianne emocionada.—Así es, señora.—¿Cómo lo ha conseguido?—No he hecho nada exactamente, simplemente hice un comentario al respecto.—Eres un amor, hija—se acercaba a ella y le dejaba un beso en la mejilla. —Llamaré a William para informarle, debemos preparar las invitaciones.Karen vio cómo la mujer se alejaba de ella con el móvil a mano, seguramente le estaba marcando a su esposo ¿tan feliz le hacía la noticia? Hasta le había plantado un beso, esa gente le resultaba cada vez más extraña.A las once de la noche se acercó como de costumbre al cuarto de Christian. Afortunadamente siempre lo encontraba durmiendo plácidamente a esa hora.—Hola, bello durmiente. —guardó un rato de silencio mientras lo observaba det
Karen regresó al cuarto de Christian, llamó a la puerta y la abrió, él no estaba dentro.—¿Christian?Entró en el cuarto y cerró la puerta, sabía que él no había podido salir de la habitación, y no solo porque quería estar alejado de todos en la casa sino porque su silla de ruedas se encontraba frente a ella vacía.Le buscó con la mirada por todo el cuarto ¿y si le había pasado algo? Tonta ¿qué podía pasarle en esa casa tan segura?Vio que la puerta de lo que debía ser el vestidor se encontraba abierta y se acercó a ella.Christian había entrado en el vestidor para guardar el traje que le había mandado su madre y buscar unos zapatos que combinaran. No había escuchado a Karen llamarle hasta que ella estuvo junto a la puerta ¡no podía verlo de pie!—¿Christian? —llamó ella confusa al verle. A él no le quedó más remedio que agarrarse de uno de los armarios y fingir que le dolía estar levantado. La chica corrió a socorrerle preocupada—¿Estás bien?—Creo que sí.—¿Por qué te saliste de la
Karen se observó a sí misma en el espejo. El vestido le quedaba a la perfección, era hermoso, de color rojo, ajustado por la parte de arriba y holgado por abajo. Los tacones eran de color negro y la hacían verse aún más alta. Se había dejado el pelo suelto y maquillado un poco.Se preguntó qué le parecería a Christian, ¿la vería bonita o no era de su tipo? Soltó un suspiro, ¿por qué seguía pensando en esas cosas? Pero la culpa era solo suya por no poder conseguir que él se recuperara pronto y poder así alejarse cuanto antes de él. Entonces pensó, si aceptaba la propuesta de Noha tal vez se olvide lo que creía sentir por su paciente.—Eso haré—se dijo a sí misma. —Pero ahora no, cuando acabe la fiesta.Caminó hacia la puerta, tomó el pomo y la abrió. Salió de su habitación y se acercó a la puerta contigua, le dio unos golpecitos y acto seguido la abrió.Como se esperaba, Christian estaba ya cambiado, pero estaba de espaldas acompañado por Adolf quien sí se había volteado a verla.—Está