Tuya por venganza
Tuya por venganza
Por: Christina Nissell
El despertar

Mi nombre es Kira y tengo diecisiete años, estoy a un mes de cumplir la mayoría de edad, si bien es cierto que ese hecho para todos es importante, para mí solo es un mero trámite, eso porque las preocupaciones de mujer adulta se continúan remontando a estudiar y a tener un título profesional de enfermera.

Mis padres son Ashley y Trevor Duncan, sé que soy adoptada, pero no conozco a las personas que me trajeron a este mundo, aunque hay algo que si sé... Soy una loba.

No puedo creer que fuese capaz de mencionarlo, y es que lo he mantenido oculto por diecisiete años, pues mis padres son gente normal y yo no quiero llamar la atención o causarles algún daño.

Aún la gente nos mira de forma extraña a pesar de saber abiertamente que existimos, es por esa razón que evito mi propia naturaleza.

He leído libros en dónde los lobos se transforman en una bestia, pero la verdad es muy diferente, seguimos siendo normales en apariencia, salvo por la fuerza extraordinaria, las garras, los ojos y los dientes, nuestro cuerpo se transforma un poco, pero nada como estar cubiertos de bello por todas partes, eso sería horrible, no podría lidiar con la escobilla extra para el cabello.

Aunque algo si es cierto... Los lobos nacen con una pareja destinada, a veces, en las noches de luna llena, puedo escuchar ese aullido que se siente como si fuese sólo para mí, como si me estuviese llamando, pero no puedo seguirlo o tendría que dejar mi vida normal con mis padres, y eso es lo último que quisiera.

- Kira ¡Son las seis! - Caramba... Ya debo levantarme para ir al colegio, asisto a una escuela normal y estoy acabando el último año de preparatoria, en dos meses más podré tener mi licencia para ir a la universidad, me siento inquieta por eso. Estoy ansiosa.

- ¡Ya voy, mamá! - Ashley es una mujer increíble, llena de vida, de amor propio, de sonrisas y felicidad. Mi vida no podría ser igual sin ella.

Bajo rápidamente las escaleras cuando ya me he duchado y me he vestido para la ocasión, hoy es un gran día pues tenemos actividades de aniversario y soy una de las porristas.

- ¿Tienes todo, hija? - Pregunta mi padre, un gran y perfecto hombre que sabe muy bien lo que tiene y lo cuida con gran devoción.

- Si, papá, estoy lista.

- Debes tomar desayuno, Kira, no puedes irte sin desayunar. - Dice mi madre desde el lado izquierdo diciéndome una tibia leche con chocolate y una tostada con huevo.

- Me tomaré esto y me voy porque debo llegar rápido, hoy tenemos práctica a las siete.

- ¿Te llevo? - Pregunta mi padre.

- No, tranquilo, papá, tomaré el autobús.

Salgo camino a la escuela y sonrío por lo bella que es mi vida, mis padres son increíbles, me aman y yo a ellos, tengo una linda casa, no tenemos lujos, pero tenemos lo que necesitamos y mis amigas son geniales, lo único que me falta es quedar en la carrera de enfermería para ser la mujer más feliz de este mundo.

Cuando son las siete, mi padre pasa por mi a la escuela, sin embargo, algo se siente extraño.

- ¿Será noche de luna llena? - Pregunto y mi padre mira hacia el cielo.

- Creo que sí, esta noche corresponde ¿Te sientes bien? - Mi padre, como siempre preocupado de lo que me pase.

- No, tranquilo, aún no tengo ganas de comerme a la gente.

- Lo sé, eres distinta, distinta a todos y por eso te amamos como eres. Sin ti no tendríamos la hermosa vida que hemos podido construir. Gracias por ser nuestra pequeña. - Diablos, papá, me obligas a emocionarme.

- Bien, pero si me haces llorar, todos sabrán dónde estoy.

Y es que las lágrimas de los lobos se pueden oler, yo he mantenido mi forma humana así que he pasado desapercibida en el que debería ser mi clan, mis padres tienen miedo de que algún día ellos vengan por mi y me lleven para convertirme en algo que no quiero ser, sin embargo, por lo que he leído, si no pueden olerme, no pueden buscarme, así que me mantengo bajo perfil y aparento hasta que aparece la luna llena.

Si, sé que esto será difícil, pues a los dieciocho vendrá la necesidad de apareamiento y, según mis padres, eso será complicado, porque realmente voy a querer salir a buscar a mi pareja y sentiré su necesidad, incluso antes que la pueda ver, pero digamos que prefiero no pensar en eso.

- Hola mamá ¿Cómo estás? - Saludo en cuanto llegamos a casa, pero la expresión lúgubre de mi madre me obliga a sentir temor.

- ¿Mamá? ¿Que sucede? - Pregunto y ella no me mira, sus ojos están fijos en la pared del lado, para cuando me doy vuelta, ya es tarde, un fuerte golpe en mi cabeza me hace perder el conocimiento.

Caigo hacia atrás, pero el golpe nunca llega.

Despierto con un intenso dolor de cabeza y miro hacia todos lados intentando reconocer algo de lo que veo, pero no, nada me es familiar.

En esta habitación hay una cama pequeña, cuadros de paisajes a los lados, está pintada de color blanco y tiene una cajonera blanca también, la puerta está a la derecha, sin embargo, algo me dice que no podré abrirla, me paro instintivamente y es cuando noto que llevo una cadena amarrada a un brazalete en mi pie.

- ¡Mierda! ¿Quién diablos me hizo esto?

- ¡Ayuda! ¡Sáquenme de aquí! ¡Que alguien me ayude! - Grito incesantemente, pero es inútil, nadie va a venir.

Miro alrededor y no existen ventanas por dónde poder escaparme, eso si es que lograse sacarme esta horrible cosa... ¡¡¿¿Que está pasando aquí??!!

- ¡Sáquenme de aquí! - Vuelvo a gritar a sabiendas de que no podré salir, pero en mi desesperación es lo único que se me ocurre.

Lágrimas comienzan a caer por mis mejillas y en cuando recuerdo la escena...

¡¡Mis padres!! ¡¡Dios, esto no puede ser!! ¡¡Que alguien me diga que no está pasando!!

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