DANTE
En este tiempo me puso a pensar en todos los momentos buenos y malos que han trascurrido por mi vida en estos años. Pero ninguno de esos me había dejado tan abatido como la situación que estaba viviendo ahora. El perder a un hijo.
La única fuerza que tenía era mi pequeña Fiera, haberla recuperado y tenerla de nuevo a mi lado eso me daba fortaleza, una que pensé que perdería en cualquier momento si no la volvería a ver. Ahora solo podía pensar en ella, en lo perfecta que era para mí, que juntos éramos más que perfectos, ya que separados dejaba el infierno solo ardería más. Ella había llegado a mi infierno a desatarlo mucho más, pero era un placer que desee desde que la mire por primera vez, y ahora era mi completa felicidad, una que nunca creí conocer.
LILLIETome la iniciativa de contarle todo a Dante, de que supiera de la amenaza y el trato que quiso hacer Bruno conmigo, no quería que nada de eso se repitiera, y por eso estaba dispuesta a ir a buscar a mi marido para contarle todo.― ¿Estas segura de que no quieres que te acompañe? ―pregunto Alexa, mientras metía las cosas al equipaje para salir de la mansión de mis padres.Mamá ya estaba un poco mejor, el verme le ayudo mucho y eso me alegro demasiado. Aun se encontraba débil, los médicos dijeron que era normal a causa de retomar las quimio eso la debilitaba muchísimo. Pero aún seguía preocupada por ella, y una de nosotras tenía que seguir cuidando de ella, en estos momentos no podía ser yo, por esa razón Alex no debía acompañarme.―Estoy segura, mam&aacu
LILLIEFue más rápido que yo que alcanzo a tomarme del brazo y girarme antes de que saliera maldita mansión y terminando de acorralándome en un pasillo que anteriormente no había visto, creo que me había equivocado de salida.―Nena, no es lo que tú piensas ―exclamo, con el rostro descompuesto y lleno de preocupación, podía notarlo en sus ojos ―Hablemos, te explicare todo ―intento acercarse más.―Ni se te ocurra acercarte más, no me interesa saberlo ―Le rechace furiosa, me solté de sus agarre y me cruce de brazos como si fuera un escudo, pero eso ya era demasiado tarde.Seguía llorando, y maldije mentalmente el por ser tan débil y no mostrarle que sus malos actos no me afectaban en nada. Era imposible, lo amaba, pero él me había traicionado y eso dolía demasiado.―Cariño. Narkissa
LILLIE― ¿Dónde estamos? ―pregunto, veo el lugar al que llegamos. Esta no era la misión Bachman.―Señorita ―se interrumpe un segundo ―Lo siento, señora Mancini ―corrigió, recordó lo que le había dicho antes ―El señor pido que la trajéramos aquí.― ¿A este lugar? ―asiente ― ¿Para qué?―Pronto lo sabrá.Hago una mueca disgustada. Odiaba que hiciera eso, el soldado confiable de mi padre era como una tumba, siempre me dejaba a medias con algo.En cuanto bajamos no veo una mansión, veo un castillo casi parecido al de Lionel. Malditos mafiosos, porque tenían que vivir de una manera tan excesiva.Si Lionel pidió que me trajeran aquí quieras sea porque este también será otro de sus territorio. Yo tenía entendido otra cosa, nadie que no fuera
LILLIESeguía donde mismo, no dije ni una sola palabra, ni cuando se instaló enfrente a nosotros. Mis ojos se dirigieron a él cuando se inclinó para tomar mi mano, y depositar un suave beso en ella de una forma educada, como el primer día que le conocí en mi fiesta de cumpleaños.―Es un placer volverte a ver, belleza ―pronuncia con su acento bien marcado, pero se le entiende muy claro. Respondo el saludo con una corta inclinación.Yo no podía decir lo mismo, que me diera gusto verle no es una gran alegría, en realidad ninguna emoción. No estaba para juegos estúpidos, ya había tenido suficiente con Dante, y no estaba para conquistas. No tenía el tiempo, ni la mente, ni las ganas de volver a enamorarme, y desde nuestra última charla me dejo claro su interés por mí. Solo esperaba que esos pensamientos se
DANTEEstaban todos mis hombres de confianza reunidos en la sala donde se acostumbra a llevar las juntas. El único que faltaba era Edgardo, ya que aún estaba en recuperación. Leo y Enzo, habían llegado hace unas horas, y ese era otro de mis enfados.―Ya quita esa cara de aguafiestas, que nos amargas la tarde con solo verte ―dijo Leo, en un tono burlón.No sé para que demonios habían venido, nunca podían obedecer unas putas órdenes. No le respondo, solo le echo una mirada tajante, y hace un gesto señalando con sus manos que guardara silencio. Sé que no aguatara mucho tiempo sin pronunciar alguna palabra.Sus voces eran como un taladro golpeando en mi cabeza, no estaba para sus mierdas, aunque en realidad nunca las he estado. Pero ahora mi humor era más peor que antes.Vladimir se acercó y me tendió un vaso co
LILLIESentía que estaba perdiendo el tiempo en este lugar, llevaba un poco más de una semana aquí, estaba cansada de estar encerrada en este enorme sitio. Lo único que tenía para hacer era leer, cocinar e ir al jardín. Lionel había salido al día siguiente de cuando llegue y su amigo el ruso lo acompaño ¿A dónde? No tenía ni idea, pero estaba agradecida de que Nikolay lo hubiese acompañado, no quería volver a toparme con él mientras estuviera en su casa y menos quedarme otra vez a solas con él.Cada vez faltaba menos para el día de la dichosa fiesta. Por un lado estaba ansiosa, quería conseguir pronto toda la información que tuviera el general ese y saber de una vez por todas donde demonios estaba Bruno. Pero lo que me dejo más intrigada, fue lo que me dijo Lionel al día siguiente
DANTEEstas semanas parecen una puta eternidad, no saber nada de ella me tiene al descontrol, algo que rara vez pierdo con facilidad. Pero desde que Lillie ha estado en mi vida he perdido todo el control en mí. Esa pequeña Fiera se convirtió en mi perdición y en mi mas gran anhelo. Y ahora la amaba como un puto loco, no sabía como arreglar las cosas para recupérala y tenerla de vuelta, sé que debía esforzarme más para llegar hasta ella.Y si es necesario ser un puto cursi para conquistarla de nuevo, lo hare, todas las veces que sean necesarias. Porque por ella era capaz de todo en este jodido mundo. Ella sacaba una parte buena de mí, una que ni yo mismo sabía que existía.El sonido de la puerta llamando me altera, poniendo mi humor más pésimo. Franco anuncia que tenemos visitas no muy bienvenidas que digamos cuando
LILLIEIr a esa fiesta con Nicolay, era lo menos que quería hacer, pero si quería obtener algo de información acerca de Bruno, tenía que asistir a ese dichoso evento y de la manera como lo pedía en la invitación.Esto era ridículo. ¿Por qué demonios tenía que ir como pareja de Nicolay? Podía aceptar todo, pero eso no. Él solo sacaría ventaja de esto, lo sé muy bien, ya que sus intenciones conmigo seguían siendo las mismas y eso me preocupaba demasiado, tanto que la próxima vez no pudiera conseguir alejarlo de mí. Y eso me daba miedo.Lo que no tenía sentido y lo lograba entender es por qué tengo que fingir ser su novia delante desconocidos. Solo espero que no se aproveche de esta situación y haga alguna tontería, algo que me incomode. Porque esta vez sí me cono