Ivonne PetrovaNikolay se había ido a su despacho hace más o menos dos horas, algo debía estar realmente mal, pero no podía ayudar en mucho, de hecho, junto a Katherina, algunas de las muchachas de la limpieza y los niños estábamos empacando puesto que nos tocaría mudarnos de casa, a petición de Nikolay, dijo que esta casa traía muy malos recuerdos para ambos, que no era necesario seguir quedándonos, además el espacio estaba siendo un problema.Cuando terminé me metí en la cocina junto a mi querida madre, ella me estaba enseñando a cocinar, porque se lo pedí, también decía que no era necesario que lo aprendiera que siempre tendría a alguien que lo hiciera, pero quería sentirme útil de alguna forma, los negocios de Nikolay seguramente ya no era una opción, estudiar tampoco, puesto que tengo que hacerme cargo de tres bebés, sí, tres, Esperanza, Irina y el bebé Lukyan que pronto nacería, sí, nos volveríamos completamente locos, aunque las bebés no daban muchos problemas, dormían toda la
A lo lejos vi unas instalaciones, se parecían mucho a las que vi en la mansión de Bruno, me acerqué cuando vi la silueta de una mujer, Margarita. Cuando entré me di cuenta de que era un jardín repleto de rosas rojas y blancas, estaba bellísimo, el contraste que hacían los colores me encantaba, Margarita estaba admirando aquella escena tanto cómo yo.— Tú esposo se ha ganado todo tú perdón con esto, si no lo ha hecho es porque definitivamente has dejado de amarlo. — mencionó ella sonriendo cuando me vio, entonces me acerqué más a ella para que recorriésemos juntas el enorme invernadero o jardín, la verdad no sabía cómo llamarlo… cuando llegamos al medio de este nos dimos cuenta de que había una especie de quincho hermoso, con una mesa y banquetas al centro, con un candelabro de tres velas parecido al que aparece en la bella y la bestia, sí, también soy una fanática de las películas de Disney.— Lo perdoné en el momento en que supe que estaba embarazada, Margarita. — mencioné sonriendo
Nikolay Petrov— ¡No te irás a ningún lado Aleric! ¿Acaso tú intención es que sufra? — mencioné respondiendo a la estúpida idea que acababa de dar. — Entiende, Nikolay, nunca se sentirá cómoda con ambos en la misma casa, la conozco igual que tú, no debo estar aquí. Además, no soy un niño, estaré bien, tengo mis mañas, ¿Lo recuerdas? — mencionó sonriendo de lado. Miré hacia afuera del despacho, por las grandes puertas de cristal que este tenía. Ella se marchaba luego de que Bruno le decía un par de cosas y se acercaba a donde nos encontrábamos. — ¿Qué está sucediendo aquí? — mencionó una vez Ivonne salía de mi campo de visión. — ¿Los niñatos no pueden resolver sus problemas cómo siempre? — preguntó mirándome a mí y luego pasar su mirada a Aleric. — No puedo creer que después de todo lo que han pasado sigan peleándose entre ustedes. — Este cabrón quiere irse a Rusia a buscar a la familia. — mencioné sonriendo de lado. — Le he dicho que es una completa locura, pero no quiere creerme.
Ivonne PetrovaMe dormí junto a Nikolay después de mucho luchar contra los deseos de mi cuerpo, porque mi ruso tenía razón cuando decía que nos necesitábamos, que después de tanto tiempo separados solo provocaba que la tensión sexual entre ambos solo seguía aumentando con cada noche que estamos juntos, pero no iba a arriesgar su salud, la herida en su abdomen había sido aún más grave que la de la última vez, de hecho, creo que tuvimos suerte de que no se le hubiesen abierto los puntos aquella noche.— Buenos días, hermosa. — mencionó sonriendo, los primeros rayos del sol entraban por la habitación y junto con aquellos colores pastel que tenían las paredes hacía del ambiente uno muy cálido, cómo el resto de la casa, Nikolay la había ambientado para que fuera un hogar perfecto para la familia. — ¿Has dormido bien? Le he dado la nueva dirección a Santiago, hoy vendrá a verte, no saldremos de aquí hasta que todo esté calculado. — mencionó nuevamente.— No podemos quedarnos escondidos en e
— Ivonne te dejaré en claro una cosa, aunque el destino quisiese separarnos yo lucharía contra él, porque me prometí a mí mismo nunca más dejarte sola, una vez volviste a mi lado sentí el impulso de gritarlo a los cuatro vientos y nada más no lo hice porque tengo respeto por ti, por Aleric y por lo que tuvieron, porque créeme, si hubiese estado seguro de que no me amabas te hubiese dejado ser feliz a su lado. — mencionó sonriendo mientras seguíamos caminando, ya estábamos fuera de casa, pero aún no llegábamos al invernadero o jardín, lo que sea que haya construido Nikolay.— Te amo, mi ruso. — mencioné sonriendo mientras dejaba que él me tomase entre sus brazos y caminara conmigo a cuestas. — Nunca me cansaré de decir cuánto te amo y gracias por todo lo que has hecho, de verdad, no tengo palabras para expresar lo que construiste. — mencioné nuevamente.— Es solo un pequeño detalle que representa que mi amor por ti no tiene límites, amor. — mencionó sonriendo mientras me dejaba de pie
— Más fuerte, amor, quiero más. — mencionó sonriendo mientras tomaba mi mano y la ponía en su cabeza para que jalase nuevamente de su cabello, mis estocadas comenzaron a ser más profundas, la necesidad de querer alcanzar nuestro orgasmo provocaba que mis sentidos se nublaran y sacaran a ese animal que llevaba por dentro, aunque nunca lastimaría a Ivonne, esa no era una opción, nunca lo fue.— Lo que pidas, princesa. — respondí sonriendo mientras seguía entrando y saliendo de su interior, de vez en cuando nalgueaba su trasero provocando que su cuerpo se tensara al contacto, pero su vagina no hacía más que humedecerse cada que lo hacía. — Eres maravillosa. — mencioné nuevamente, sonriendo de lado. — Acuéstate de lado. — agregué, era hora de que ambos descansásemos de esta posición, que, aunque placentera, podría ser bastante cansadora, más para Ivonne que tenía que cargar con su barriga de embarazada.— Bien. — mencionó sonriendo y tomando el lugar que le había pedido. Me acomodé tras d
— Lo mismo me pasa a mí Ivonne, estamos hechos el uno para el otro. — mencionó sonriendo de lado, mientras pegaba su frente a la mía y terminaba besándome, benditos sus besos y benditos sus labios que me provocaban tantas sensaciones electrizantes, sus manos se dirigieron a mi vientre, el cual acarició, arrodillándose lo besó provocando que mis mejillas se enrojecieran, sentí la necesidad de abrazarlo y esconder mi rostro en su cuello, buscando seguridad entre sus grandes brazos. — Nunca te dejaré ir, bebé, créeme, no importa lo que pase, siempre estaré contigo, seré tú sombra, ¿Lo recuerdas? — mencionó.— Siento que lo dices cómo si fuese una despedida. — susurré mientras lo ayudaba a levantarse, él no dijo nada, solo se quedó en silencio y me abrazó. — Nikolay, dime que está sucediendo, sabes que sea lo que sea, siempre podremos resolverlo, ¿Lo sabes? — mencioné nuevamente mientras lo observaba preocupada.— Lo sé, pero no debes preocuparte por nada más que no sea nuestro bebé o nue
No podía dejar de pensar en qué podría haberle pasado a mi mujer, quisiera hacer más por ella, pero no tenía idea de qué, tampoco quería ser de esos hombres que se ven obligados a leer libros para entender el pensamiento de las embarazadas y lograr ser un buen padre, no, eso ni mierda. ¿Tendría que considerarlo? Dios, mi mente era un caos, y es que no podíamos tener ni siquiera una semana completamente tranquilos, siempre surgía algún inconveniente, hoy, por ejemplo, el casi desmayo de Ivonne por la mañana y luego la noticia que me ha dado Antoine, la amenaza que me dieron, no puedo con tanto, la verdad es que la situación podría terminar siendo mucho mayor que yo.— Bien, Nikolay, entonces, ¿Tienes alguna duda de lo que acabo de decir? — preguntó Santiago mirándome seriamente, claro que no, imbécil, estaba pensando en otras cosas.— No, la verdad es que no escuché nada, mi mente se encontraba ocupada en otra parte, ¿Puedes repetirlo? — mencioné siendo sincero. — Por cierto, ¿Crees qu