Ivonne PetrovaMe sentía diferente, de un momento a otro, al ver a Nikolay distante de mí, al recordar que no me había dicho que tenía un hermano, que tenía sobrinos, sentí que me mentía, que no era sincero conmigo y me dolía, me lastimé sola pensando algo que no era, porque cuando me hizo el amor de aquella manera en la que estamos tan acostumbrados recordé todo lo que me hace sentir, todo lo que somos capaces de hacernos sentir.— ¿Escuchas mi corazón? — preguntó de pronto Nikolay, aún me encontraba entre sus fuertes brazos que solo me envolvían en su calor. — Late únicamente por ti. — agregó nuevamente.Bajamos a comer, él tomando mi mano, aunque antes de eso me maquillé el rostro con todos los polvos que me había regalado Margarita, no quería asustar a los niños ni mucho menos, así que era mejor mantener aquel golpe oculto, al menos en lo que fuese posible.— Buenos días, señora Ivonne. — mencionó sonriendo el pequeño Massimo mientras me entregaba una rosa roja. Sonreí mientras ve
Capítulo 40: ¿Natalia? Creí que estabas muerta.Nikolay Petrov¿Qué estaría pasando con Ivonne? ¿Por qué se sentía tan mal? ¿Qué pasó de pronto para que recayera? ¿Será que estuvo mal el haberla hecho mía? Dios, no la lastimé, ambos lo disfrutamos, nunca se negó a hacerlo, ¿Qué mierda había hecho? Volví a poner la vida de mi mujer en peligro, ¿Será que es más preocupante de lo que pensé?El doctor llevaba cerca de media hora con ella dentro de la habitación, he querido entrar en dos ocasiones, pero simplemente Ivonne se niega a que el medico la revise estando yo presente, ¿Por qué estaba pasando esto? Justo ahora, en nuestra luna de miel, ahora que el problema se había acabado, ahora que no corríamos peligro, o al menos, el peligro no se encontraba cerca de nosotros.Cuando por fin el médico salió de la habitación de mi mujer me acerqué hasta él, me encontraba derrotado y la misma expresión del doctor me lo había confirmado.— Ella… ¿Ella está bien, doctor? — pregunté con un tono de v
— ¿Quieres que te lleve al médico? Buscaremos otra opción Ivonne, no me parece para nada que estés pasando por esto sola, quiero ayudarte, pero desde anoche, desde que te revisó el médico, desde que me hiciste aquellas preguntas has levantado una especie de barrera entre nosotros. Quiero saber qué es lo que sucede para poder ayudarte a superarlo. — mencioné sonriendo de lado, tímidamente, mientras me acercaba a ella, no quería arruinar esto otra vez, no quería ser yo el hombre que lastimara su corazón de nuevo. — No es necesario el doctor, Nikolay, él ya te explicó lo que me pasa, es el estrés de lo que sucedió. — dijo ella con un tono de voz bajo, sabía perfectamente que mentía, porque en sus ojos veía la batalla interna que estaba teniendo para decirme aquello. — De verdad, estaré bien, solo necesito un poco de tiempo, y también acostumbrarme a esta nueva vida, ¿Entiendes? — mencionó. — ¡Maldita sea! ¿Es eso entonces lo que te está separando de mí? ¿¡La mierda de vida que llevo!?
Ivonne Petrova No quería lastimar a Nikolay diciendo que todo lo que estaba pasando era por culpa de su trabajo, de su vida y de todo lo que le rodeaba, pero no sabía cómo más seguir ocultándole la verdad, él presentía que todo estaba mal, pero no cuales eran aquellos alcances, sabía perfectamente que decirle que íbamos a tener un bebé acabaría con la poca relación que nos seguía quedando después de los hechos ocurridos estos últimos días. La puerta sonó y corrí a abrir, creí que se trataba de Nikolay, que quería enmendar lo que habíamos conversado durante la mañana, que aquel problema no sería capaz de acabar con lo nuestro, que respondiera a mi pregunta, que sí me amaba, que no era una estupidez todo lo que había preguntado ayer... y tal vez, ahí, solo en ese momento, sería capaz de comentarle sobre mi embarazo, sobre el peligro que volvía a ponerse sobre nuestras cabezas, porque un heredero de Nikolay no solo implicaba sus negocios en Rusia, también en Italia, y no podía con aque
— Ivonne. — mencionó él mientras se quedaba en el piso mirando cómo me dirigía a la entrada de la casa, sin duda no se esperaba aquella respuesta de mí, no quería mirar hacia atrás, no debía hacerlo. No quería verlo derrotado, porque el hombre que yo conozco no se deja derrotar por nadie, nunca lo ha hecho, menos por mí, no tendría sentido que lo hiciera. Seguí mi camino hasta llegar a la habitación, una vez allí tomé mis cosas mientras sentía una puntada en el vientre, me senté en la cama y me recosté de lado para descansar, tal vez debí aceptar la propuesta de Nikolay para llevarme a ver un doctor, pero ya era tarde, no quería que me viese en este estado. Pronto el dolor pasó y comenzó a darme sueño, hasta que terminé entrando en los brazos de Morfeo, soñé tanto con una vida junto a Nikolay, con nuestro hijo, viviendo felices mientras lo veíamos crecer, que cuando desperté sentí todo aquello tan lejano a la realidad, ese hombre primero tenía que superar la muerte de su primer hijo
La encontré en la sala junto a Antoine, Andrew y Katherina, supuse que estaban charlando del viaje, del embarazo, entre otras tantas cosas, también de Natalia, cuando me acerqué el primero en mirarme fue mi mano derecha, en su mirada vi la desaprobación, creo que sus lealtades de pronto habían cambiado y no me molestaba, necesitaba a alguien de confianza que estuviera a cargo de Ivonne todo el tiempo. Natalia se encontró conmigo tirándome toda la comida encima. — ¿Qué mierda? — mencioné mientras sacaba los restos de comida de mi camisa. Vi cómo Ivonne se levantaba y miraba cómo Natalia trataba de limpiarme con la servilleta. Ella se volvió a sentar con tristeza en su mirada, ¿Qué había pasado aquí? — Déjame, no importa. — mencioné separándome de ella. — Señor no creo que sea un buen momento. — mencionó Antoine mirándome suplicante mientras me acercaba a Ivonne. Tocaron el timbre de la puerta no dándome tiempo para percatarme de lo que le pasaba a Ivonne ni de responder a las palabr
Ivonne WilsonSé que Nikolay tardará un poco en acomodar a Natalia en el que era mi cuarto, ¿Por qué tenía que dejarla allí? Después de todo, nunca volví a su habitación hasta la noche de bodas, antes de eso solo habíamos estado en la mía, me parecía injusto, aunque entendía que su habitación era más espaciosa y que necesitaríamos ese espacio cuando naciera nuestro bebé, ya mañana podríamos saber cómo se encontraba. Sonreí mientras llevaba mis manos a mi barriga. Salí de la habitación, en primer lugar, quería ir a comer, pero me detuve cuando escuché ruido en el despacho y entré, sabía perfectamente que se trataba de Aleric, pero quería saludarlo, después de todo el igual ha sido amable conmigo. — Hola... — dije sonriendo mientras entraba en la habitación. — ¿Cómo estás? — volví a mencionar mientras sentía la necesidad de saber qué era lo que tanto buscaba con aquel interés. — Hola, llegaron rápido. — mencionó. — Los hacía un mes por lo bajo lejos de casa. — agregó sonriendo de la
Antoine se acercó hasta donde me encontraba y me tomó en sus brazos, iba en dirección a las escaleras. — ¡Qué haces! debemos esperar que se le pase el dolor para poder moverla más, tráela al sofá. — mencionó mamá mientras quitaba los cojines y los acomodaba para que pudiese recostarme ahí, ella también se sentó. Me acomodé en sus piernas. — Tranquila cariño, no llores, ¿Sabes que el bebé siente lo que tú? Tienes que respirar y tranquilizarte. — mencionó mientras acariciaba mis cabellos, respiré hondo obedeciendo sus palabras y luego las punzadas dejaron de ser tan dolorosas. — Creo que está pasando. — mencioné sonriendo mientras tomaba la mano de Katherina y miraba a Antoine y Andrew que me miraban preocupados. — ¿Puedes decirme que ha ocurrido? — preguntó Antoine. — No lo sé, papá, de pronto comenzaron a darme puntadas en el vientre. — mencioné mirando al techo de la sala, tampoco sabía que estaba pasando. — Me dirigí al baño y tenía una mancha de sangre, eso no es bueno, ¿Verda