Para quienes preguntaba, Nicanor no a aparecido en ninguna historia.
Esa noche marco un antes y después entre Nammi y Luc, mientras Nammi creía que el destino le estaba poniendo a Luc en el camino a modo de bálsamo para sanar sus heridas, Luc creía que era lo justo que el karma lo golpeara de esa forma, pero no seguiría siendo un cobarde, él curaría a Nammi, aunque creer eso era demasiado, lo intentaría, la cuidaría hasta que sus alas sanaran, esas mismas que él había roto, entonces, cuando ella nuevamente tenga la fuerza de volar tan alto como siempre creyó que podria, él e diría la verdad, dejaría al descubierto lo que hizo para romper la maldición que pesaba sobre León.— Luc, mi niño ¿en qué piensas? — Mimi acaricio su brazo, y Luc salió de su miseria.— En la vida nana, en la vida y las vueltas que da, el mundo parece tan grande, pero en realidad no lo es. — Mimi observo al hombre que había ayudado a criar, la culpa se mezclaba con el querer, y Mimi quiso hacer lo correcto, decirle a Luc, como ella lo había traicionado, aun sabiendo que nunca reci
Mimi recibió la orden de un muy alegre Luc, de que le ayudara a instalar en la mansión a su pobre y buen medio hermano, y ahora se encontraba caminando por el largo pasillo de la mansión, su corazón latiendo con ansiedad en su pecho, mientras Máximo la seguía, en silencio, pero no era solo la tarea en sí lo que la incomodaba, sino la presencia de ese pelirrojo, quien caminaba detrás de ella, en un silencio casi opresivo.Mimi se sentía como si estuviera siendo seguida por un fantasma, un espectro de su pasado y el cual conocía su secreto, y que decir de la forma en que máximo la miraba, con una intensidad que la hacía sentirse desnuda, y no de vestimenta, más bien del alma, la hacía sentirse incomoda y vulnerable.Mimi dejo salir un largo suspiro, al tiempo que se detuvo frente a la puerta de la habitación y se volvió hacia Máximo, de la misma forma en la que una protagonista de película de horror giraría a ver sobre su hombro eso que ella sabe bien la destruirá.—Aquí esta, tu habit
Nammi irradiaba felicidad mientras servía la cena que había preparado junto a León, el orgullo y la satisfacción se reflejaban en cada uno de sus movimientos, desde la forma en que recogía los platos hasta cómo los colocaba cuidadosamente en la mesa, las empleadas de la mansión observaban admiradas cómo ella se encargaba de todo, casi eclipsando su presencia en el comedor, aunque también agradecidas que les alivianara el trabajo, ya que Nammi no delegaba nada y es que la joven, disfrutaba de cada momento, pues era su forma de agradecer, el que Luc pensara tenerla allí al menos por un tiempo, aunque aún no le confesaba que estaba escapando de…ni ella sabía de quien o quienes, porque hasta el momento, nadie sabía quien había matado a la reina y sus reyes, por lo cual, el salir de la mansión, no era seguro.El aroma delicioso de la carne asada llenaba el aire, y con cada plato que servía, Nammi mostraba su amor por la cocina, sus manos, rápidas y hábiles, daban un toque especial a cada d
Máximo se acercó a Mimi que estaba en la cocina, preparando un té para León, y cuatro cafés, la nana de Luc, estaba tan concentrada en su deber y también recordando la interacción de Nammi y Luc solo unos minutos atrás, durante la cena, que no lo oyó llegar a ella, pero si vio el diminuto sobre de papel que le dejo a un lado del té.— ¿Y esto? — indago sin querer tocarlo, sabía lo que era, solo rogaba porque Máximo no supiera aquello.— Eso… es lo que le has dado a León los últimos seis años, y es lo que pondrás en su té de hoy en adelante, hasta que Antonny diga lo contrario. — Mimi apretó los puños, una pequeña llama de furia la recorrió, mínima, si se debía ser honesto.— No, ya no lo hare. — dijo tratando de convencerse, amaba a su Pier, lo extrañaba, más de lo que podria imaginar, aunque el hombre la despreciara, y ese pensamiento, fue la que la llevo a tratar de negarse a los pedidos de Antonny.— Mimi. — dijo Máximo, casi con pena. — Dime un acosa, ¿alguna vez Luc te ha tratado
La luz cálida de las grandes lámparas que estaban colgando del techo de la mansión iluminaba la sala, creando un ambiente cálido y acogedor, Luc, Nammi, Máximo, Mimi y León estaban sentados alrededor de una mesa de café, compartiendo una rara pero significativa reunión, pues Luc siempre se había sentido solo, y ahora con Nammi a su lado y Máximo, creía que al fin esa soledad que lo asechaba como un fantasma fúnebre, poco a poco se iría.Máximo, siempre inquisitivo y con un toque de sarcasmo en su voz, rompió el silencio inicial, tratando de distraer a Nammi y sus preguntas hacia Mimi, pues la joven había notado el cambio en el semblante de la mayor, quien, con poco nivel de actuación, solo le dijo que le dolía la cabeza.— Luc, cuéntame, ¿cómo van tus empresas de moda? He oído que estás haciendo un trabajo impresionante en ese campo, dando a conocer a diseñadores por los que nadie apuesta, sin embargo, la suerte parece seguirte. — Luc, no pudo evitar comparar lo irónico de la situació
El tiempo pareció ir más lento, Luc no llegaba a ella con suficiente rapidez, aunque le daba la sensación de verla caer en cámara lenta.— ¡No, no, no! —gritó con impotencia Luc, viendo a Nammi caer, su cabeza reboto en el pulido piso y la sangre comenzó a esparcirse. — ¡No puede ser! ¡No de nuevo! — sí, Luc ya había vivido esta escena, y solo le provocaba aun mas agonía, el saber que la que ahora resulto herida, era Nammi, aunque también agradecía que podía ver su pecho subir y bajar, al menos estaba viva.Mientras que Mimi sintió la culpa y la angustia cubrirla al completo, y aunque Nammi le parecía una chica encantadora, no era Pier, al igual que Luc, ninguno de los presentes compartía su sangre, ninguno era su hijo, entonces se dijo que era lo correcto, sabía que era responsable de lo que estaba sucediendo, pero aceptaría la culpa de lastimar a extraños, antes que su hijo siguiera solo a su suerte, ahora que no podía ni siquiera ver, estaba segura que era tan indefenso como un cac
Luc no podía asimilar las palabras del doctor, era como si su mente se negara a funcionar, ¿Embarazada? ¿Nammi? No podía evitar el cuestionar esas palabras, era como si no pudieran estar en una misma oración, salvo que lo estaban, y fue cuando Luc comprendió de que el bebé era suyo, puesto que Nammi le había confesado que había sido pura hasta que él mismo, un monstruo en su propia piel, le había arrebatado aquello y una bruma de odio hacia sí mismo y un dolor por Nammi lo envolvieron, nublando su mente y haciéndolo caminar como un zombi por los pasillos del hospital, se sentía adormecido, confundido, y no pudo evitar el plantearse, si esa era la maldición que pesaba sobre él, sobre León, y ahora, también pesaría sobre ese bebé, ¿a cuantos más afectaría la maldición que él no merecía, sino Antonny?Cada paso que daba lo alejaba más de la realidad y lo sumergía en un abismo de preguntas sin respuesta. ¿Por qué Nammi no le había informado del embarazo? ¿Acaso deseaba deshacerse de ese b
Luc se apartó, liberando la mano de Nammi justo a tiempo para que el médico ingresara a la habitación.—Buenos días, Nammi —comenzó el médico con tono calmado—. Tengo buenas noticias. Por suerte, los golpes que sufriste al caer por las escaleras solo te han dejado pequeños hematomas, la peor parte fue el corte en la cabeza, pero no requiere mucho cuidado, solo un seguimiento en la comodidad de tu hogar. — la sonrisa del canoso busco ser amistosa, pero Nammi aun estaba aturdida, y su rostro un poco desencajado, quizás y le había entendido mal a Luc, pensó la joven, tal vez debía informar al médico que, en verdad, al parecer, sus oídos estaban afectados, o su cerebro. —Además —continuó el médico, mirando a Luc y luego de nuevo a Nammi—, quiero asegurarte que tu embarazo sigue su curso normal.Y fue cuando Nammi se quedó paralizada. Las mismas palabras que Luc había pronunciado antes la habían sumido en un abismo de desconcierto, pero ahora dichas por el médico, hicieron que la realidad