Los primeros días después de apartarse fueron una montaña rusa para la pelinegra. En especial, porque el divorcio se hizo oficial de manera rápida gracias a la cooperación de los dos y la ayuda de Logan. Y por supuesto, porque Víctor había perdido completamente la demanda y ahora además de estar en prisión estaba pagando una compensación por daños y perjuicios. Fue extraño adaptarse al estilo de vida del abogado. No tenía empleados, ni cocinero, él era el que limpiaba la casa y cocinaba. Ahora que estaba ella, la tarea se hacía de a dos, por lo que cuando él llegaba de trabajar la comida estaba lista, pero le tocaba lavar los platos. Eso era lo único que hacía, puesto que Ciabel no le permitía realizar mucho más. Después de todo, había usurpado su casa, así que sentía que tenía que aportar algo más que solo preparar la cena, que por cierto más de una vez terminó en fracaso, dado que todavía estaba aprendiendo.Ciro estaba inquieto, no era lo mismo que estar en la enorme casa de Damián
Por un lado, perdió la cuenta del tiempo que pasó sentada junto a Ciro, solo para verificar que todo estaba bien. No había comido, solo había bebido agua por insistencia de Logan, que había traído un vaso para ella. Por otro lado, el pequeño pelirrojo seguía durmiendo. Estaba débil físicamente y las medicinas tenían cierto efecto sedante. No había nada más que hacer, solo podían esperar el parte médico. Mientras tanto, claro que Damián había llegado para verlos a ambos. La cuestión es que no se había animado a entrar. En su lugar, permaneció sentado todo ese tiempo en la sala de espera junto con Logan, quien cada tanto entraba a la habitación para observar si necesitaban algo o no.La pelinegra simplemente se había desconectado de la realidad. Y el castaño se estaba volviendo loco, necesitaba verla y hablar con ella. Quería asegurarse de que estaba bien, pero al mismo tiempo intentaba resistirse a ese impulso, pues lo consideró algo egoísta. No podía solo aparecer así como así ¿O s
No fue sino hasta el día siguiente que pudieron irse a casa. El alivio en los ojos de Ciabel luego de escuchar el parte médico fue inigualable. Tenían que ir más seguido a los tratamientos, pero eso era todo. Mientras volvían a casa en el auto de Logan, ella se encontraba en el asiento trasero con Ciro, que estaba dormido. Acariciaba su cabello con calma.—Vi a Damián —dijo tranquila.El pelirrojo frenó en un semáforo y la miró a través del espejo.—Lo llamé porque estaba preocupado. Además, sé que Ciro lo querría ver.Sonrió de lado. —Se puso muy feliz cuando lo saludó. Gracias por eso.La observó unos momentos más.—Estás demasiado calmada. Si te soy sincero, pensé que ibas a aventarme con algo apenas saliéramos de aquí.Rio bajo.—Pensé hacerlo cuando entré al cuarto, pero está bien. Gracias por pensar en Ciro, por estar aquí y preocuparte. Nos ayudas demasiado cuando no tienes por qué hacerlo.—Es lo que hacen los amigos.Respiró hondo.—Además, mi bebé está bien —dijo, emociona
—Nuestro contrato no involucraba sentimientos —dijo con la cabeza ladeada. Levantó una ceja, divertida al escucharlo.—¿Entonces estás diciendo que todo eso que pasó fue sin sentimientos de tu parte?Frunció el ceño.—Cielos Cia, no. Eso no es lo que estaba diciendo. No pudimos controlar eso. —Caminó un poco más hacia ella.Se puso derecha al verlo acercarse y lo miró con el mentón en alto.—¿Cómo te va con Clarissa? ¿También te estás enamorando de ella? ¿Cuántas noches tienen que pasar para que pase eso?Las preguntas lo tomaron por sorpresa. Pestañeó y sonrió.—Bueno, ¿celosa? —bromeó.Rodó los ojos, frustrada.—Esta conversación no está llegando a ninguna parte —señaló. Y por dios, realmente quería que se terminara—. ¿Quieres decirme algo o solo buscas llenar el silencio que dejó Logan?Se relamió los labios.—¿Podrías contestar mi pregunta? Y por cierto, sí que había varios sentimientos involucrados. Es por eso que la hago, necesito saber algo.Ahora la que se cruzó de brazos fue
Lo pensó. Vaya que la pelinegra lo consideró por unos infernales 30 segundos de su vida. Frunció el ceño mirándolo.—Me niego a ser un entretenimiento para satisfacerte. No quiero eso. Solo me hará daño —admitió. Lo vio a la cara.La conclusión a la que llegó lo tomó por sorpresa, aunque eso no evitó que sintiera cierto grado de culpabilidad. Desvió la vista.—Sí, yo...—Espero que les guste este vino. —Interrumpió Logan en el ambiente tenso con una botella en la mano y leyendo la etiqueta.Ciabel resopló, como si le hubiera sacado una gran carga de encima. Sonrió de lado.—¿Es el de la misma cosecha que el de la semana pasada? Es horrible.Dio una carcajada y caminó hacia el mueble donde estaban las copas.—Te encanta.Asintió divertida cruzada de brazos. Damián se limitó a sentarse y observarlos. Su mirada estaba ligeramente apagada y es que cómo no ponerse de esa manera si había reparado en la forma en la que los ojos de Ciabel lo veían a él. La manera en que veía al abogado con
El tiempo pasó, Ciro creció un poco más y el alivio que su madre sentía de seguir teniéndolo en su vida era inigualable. Después de todo, estaba dispuesta a entregarse a sí misma con tal de que estuviera bien.Sabía que era algo que no hubiera logrado de no ser por la ayuda que le había brindado Damián y estaría eternamente agradecida por eso, por todo lo que le dio a lo largo del tiempo, a pesar de sus actos en la secundaria y la manera en la que le había roto el corazón.Tenía que agradecerle lo que hizo por ambos, por esa pequeña familia que rescató. La había ayudado a crecer. Ya hacía dos meses de la última vez que se habían topado. El resto del tiempo, estuvieron ocupados cada uno por su propio lado. Por un lado, ella buscaba un trabajo decente, se ocupaba de cuidar a Ciro y trabajaba como secretaria de Logan por tiempo indeterminado, aunque este se había ofrecido a pagarle la universidad y cuidar a Ciro para ayudarla, eran cosas que necesitaba hacer por cuenta propia. Así que
Por alguna razón, durante la celebración de esa boda su mente viajó al casamiento que había tenido con Ciabel y la manera en la que tiempo después admitió sentirse ella. En automático.Estuvo de la mano con Clarissa durante todo el evento, a pesar de que casi ni disimulaba cuando buscaba a la pelinegra con la mirada. No la encontraba y tenía la necesidad de ir a socorrerla después de ver el brillo en sus ojos. —Por lo menos podrías disimular un poco, desde lejos parece que estás siendo condenado a muerte o algo así —habló la pelirroja en su oído, enlazando su brazo con el suyo—. Digo, todavía estás a tiempo de salir corriendo tras ella.Rodó los ojos. Miró el salón en el que estaban, el ambiente de fiesta y los camarógrafos que los rodeaban.—La actriz eres tú, no yo. Pero es verdad. —Forzó una sonrisa. La tomó de la mano y caminó con ella hacia el centro de la pista de baile. Las luces estaban oscuras y la música retumbaba gracias a los enormes parlantes de sonido que estaban en tod
Sonidos de exclamaciones inundaron el lugar. La mano que sostenía la copa del vino estaba temblando. Los ojos de la dueña de la mano estaban llorosos. Su pecho subía y bajaba, agitada por la rabia y la adrenalina que estaba sintiendo.El novio abrió los ojos más de la cuenta, tomado por sorpresa. Ni siquiera hubo indignación en sus expresiones, cosa distinta al resto de los presentes, incluida Clarissa. Nadie esperó ese comportamiento por parte de la invitada de la que, en primer lugar, ni siquiera se percataron de que estaba. Excepto él, claro está. Durante toda la fiesta, había deseado tenerla enfrente y poder disculparse, pero ahora que estaba ahí, ante sus ojos, tan llena de rabia, se dio cuenta de que un perdón jamás bastaría para restaurar el daño a la traición que estaba sintiendo en ese momento.La música se apagó, las luces de colores fueron sustituidas por las comunes y fue todavía más evidente el caos de la situación. Por un instante, nadie dijo nada, todo el silencio est