Arrugó las cejas.—¿De verdad estás desconfiando de tu mejor amigo? —preguntó en voz baja.Soltó una risa y se refregó la cara. Se acercó y se apoyó contra la pared por un momento y se cruzó de brazos.—Bueno, ya he dejado claro que no me gusta que sean tan cercanos. Te lo he dicho. No se trata de desconfianza, se trata de límites, Cia. A ti no te gustaría que me acerque de esa forma a Celene o a Clarissa cuando me has especificado que no lo hiciera.Parpadeó. Alzó sus dos cejas.—¿Qué? Nunca me dijiste tal cosa, al menos no en un tono que no sugiriera que estabas bromeando. Me parece que tienes que revisar un poco la manera en la que me pides las cosas.Respiró hondo.—Pues no me gusta que sean tan cercanos. Da igual si es mi mejor amigo, prefiero que mantengan una distancia que no me haga creer que cuando yo me voy, él viene a consolarte. Hizo una mueca al escucharlo. Le resultaba un poco bastante difícil de comprender.—No haría algo como eso —dijo en voz baja. Suspiró, frustrado
Esa semana fue una de las primeras y escasas veces en las que el magnate Phoenix pidió vacaciones. Mostraba respeto a su propia empresa. Todo el mundo sabía que se esforzaba más que nadie, así que cuando se enteraron de sus vacaciones se llevaron una enorme sorpresa, incluida Ciabel cuando al despertar de su siesta se lo encontró en la puerta de la habitación con un ramo de rosas. Esa semana ninguno de los dos salió más que para dar paseos en zonas en las que los paparazzis no entraban, o al menos, no los encontrarían sencillamente.En cuanto al tema de sus recuerdos, no volvió a aparecer ninguno y había procurado esa vez no pensar demasiado en lo que había memorizado y permanecería atenta al próximo recuerdo que la ataque.Ciabel, sin embargo, no podía evitar sentirse inquieta. Damián estaba extraño y probablemente tenía que ver con ella y todos los problemas que había ido teniendo desde que se casaron. Pues se notaba que no podía estar en paz nunca, siempre encontraba un problema d
No tenía ni idea de a quién llamar, pero no permanecería ni un día más en esa casa. No podía soportarlo.Era algo absurdo, pero no podía dejar de sentirse usada y desechada. Ella había propuesto todo, pero ¿por qué se sentía así? Había confiado de más, ese era el problema y era algo que no volvería a repetirse durante un buen tiempo, para ser honesta. Estaba cansada. No lloró, se juró a sí misma que iba a soltar más lágrimas de las que se le habían escapado mientras estaban discutiendo.No iba a darle la satisfacción de saber que realmente había importado en su vida. Estaba tan furiosa que no midió sus actos. Lo hizo para lastimar, aunque probablemente se arrepentiría luego. Iba a quedar como una maldita interesada, pero ¿qué importaba? De todas formas su reputación iba a irse por el caño y no era sus padres.Iba a destruir su propia fama si era necesario para demostrarlo.Así que cuando estuvo acostada y su respiración se calmó, lo llamó. —¿Diga? —preguntó ronco. Probablemente es
De a poco, el rostro curioso y sonrojado de Ciabel, por no haber leído las últimas dos hojas del contrato probablemente más importante de su vida, fue mostrando sus expresiones estupefactas. Entreabrió la boca y volvió a cerrarla. Se relamió los labios y negó con la cabeza.—¿Estás hablando en serio, Logan? ¿O acaso es alguna clase de chiste terriblemente malo por el cual debo asesinarte?El abogado parpadeó observándola.—Estoy haciendo un gran esfuerzo por no reírme en este momento, pero no, no es un chiste terriblemente malo por el que debas asesinarme, quédate tranquila. Es verdad. Puedes ir al documento y revisarlo.Se lo habían enviado a su teléfono para que lo tuviese guardado. Se relamió los labios.—Creí que no tendría ninguna consecuencia en caso de que él decidiera romper el contrato antes de tiempo. Que la única que las tendría era yo.Dio un bufido.—Eso no suena demasiado justo o lógico. Se encogió de hombros.—No soy abogada, Logan.Levantó una ceja.—No es cuestión
Los primeros días después de apartarse fueron una montaña rusa para la pelinegra. En especial, porque el divorcio se hizo oficial de manera rápida gracias a la cooperación de los dos y la ayuda de Logan. Y por supuesto, porque Víctor había perdido completamente la demanda y ahora además de estar en prisión estaba pagando una compensación por daños y perjuicios. Fue extraño adaptarse al estilo de vida del abogado. No tenía empleados, ni cocinero, él era el que limpiaba la casa y cocinaba. Ahora que estaba ella, la tarea se hacía de a dos, por lo que cuando él llegaba de trabajar la comida estaba lista, pero le tocaba lavar los platos. Eso era lo único que hacía, puesto que Ciabel no le permitía realizar mucho más. Después de todo, había usurpado su casa, así que sentía que tenía que aportar algo más que solo preparar la cena, que por cierto más de una vez terminó en fracaso, dado que todavía estaba aprendiendo.Ciro estaba inquieto, no era lo mismo que estar en la enorme casa de Damián
Por un lado, perdió la cuenta del tiempo que pasó sentada junto a Ciro, solo para verificar que todo estaba bien. No había comido, solo había bebido agua por insistencia de Logan, que había traído un vaso para ella. Por otro lado, el pequeño pelirrojo seguía durmiendo. Estaba débil físicamente y las medicinas tenían cierto efecto sedante. No había nada más que hacer, solo podían esperar el parte médico. Mientras tanto, claro que Damián había llegado para verlos a ambos. La cuestión es que no se había animado a entrar. En su lugar, permaneció sentado todo ese tiempo en la sala de espera junto con Logan, quien cada tanto entraba a la habitación para observar si necesitaban algo o no.La pelinegra simplemente se había desconectado de la realidad. Y el castaño se estaba volviendo loco, necesitaba verla y hablar con ella. Quería asegurarse de que estaba bien, pero al mismo tiempo intentaba resistirse a ese impulso, pues lo consideró algo egoísta. No podía solo aparecer así como así ¿O s
No fue sino hasta el día siguiente que pudieron irse a casa. El alivio en los ojos de Ciabel luego de escuchar el parte médico fue inigualable. Tenían que ir más seguido a los tratamientos, pero eso era todo. Mientras volvían a casa en el auto de Logan, ella se encontraba en el asiento trasero con Ciro, que estaba dormido. Acariciaba su cabello con calma.—Vi a Damián —dijo tranquila.El pelirrojo frenó en un semáforo y la miró a través del espejo.—Lo llamé porque estaba preocupado. Además, sé que Ciro lo querría ver.Sonrió de lado. —Se puso muy feliz cuando lo saludó. Gracias por eso.La observó unos momentos más.—Estás demasiado calmada. Si te soy sincero, pensé que ibas a aventarme con algo apenas saliéramos de aquí.Rio bajo.—Pensé hacerlo cuando entré al cuarto, pero está bien. Gracias por pensar en Ciro, por estar aquí y preocuparte. Nos ayudas demasiado cuando no tienes por qué hacerlo.—Es lo que hacen los amigos.Respiró hondo.—Además, mi bebé está bien —dijo, emociona
—Nuestro contrato no involucraba sentimientos —dijo con la cabeza ladeada. Levantó una ceja, divertida al escucharlo.—¿Entonces estás diciendo que todo eso que pasó fue sin sentimientos de tu parte?Frunció el ceño.—Cielos Cia, no. Eso no es lo que estaba diciendo. No pudimos controlar eso. —Caminó un poco más hacia ella.Se puso derecha al verlo acercarse y lo miró con el mentón en alto.—¿Cómo te va con Clarissa? ¿También te estás enamorando de ella? ¿Cuántas noches tienen que pasar para que pase eso?Las preguntas lo tomaron por sorpresa. Pestañeó y sonrió.—Bueno, ¿celosa? —bromeó.Rodó los ojos, frustrada.—Esta conversación no está llegando a ninguna parte —señaló. Y por dios, realmente quería que se terminara—. ¿Quieres decirme algo o solo buscas llenar el silencio que dejó Logan?Se relamió los labios.—¿Podrías contestar mi pregunta? Y por cierto, sí que había varios sentimientos involucrados. Es por eso que la hago, necesito saber algo.Ahora la que se cruzó de brazos fue