Ciabel tomó aire.—¿De la secundaria? —repitió. Arrugó la frente, pensativa.¿Qué recordaba ella de la secundaria? Para ser honesta, una cantidad escasa de cosas, generalmente relacionadas con su pareja de ese entonces y las amigas que ya no había vuelto a ver.Era normal, ¿no? Habían pasado varios años desde entonces. Su memoria era un fiasco.—No demasiado —admitió—. No sé cómo nos conocíamos, no puedo recordar por mucho que lo intente. Lo único que recuerdo era estar con mi novio de ese entonces y un par de amigas. No más. —Comenzó a jugar con sus manos, señal de nerviosismo. Tenía tantas lagunas mentales que era un poco inquietante.Damián respiró hondo.—Tú y yo éramos buenos amigos, al menos al principio y... —¿Cómo nos conocimos? —Se adelantó a preguntar. Estaba muriendo de curiosidad. De verdad quería saber lo que estaba sucediendo.Él se rascó la nuca y tomó una respiración profunda.—Fue por causa de tu novio. Yo... bueno, era conocido en el instituto por haber ingresado g
—Por eso mi madre te odia —continuó en voz baja. Volvió a ver hacia adelante—. Tal vez no contribuiste directamente antes, pero sin duda yo creí en ti y te confié cosas de mí que jamás debí. Años recibiendo insultos por la cosa más mínima, pero ese en específico fue un infierno. Ya no resistí. ¿Sabes lo que pasa cuando intentan quebrarte una y otra vez? Te derrumbas. Mi madre me encontró al borde de la muerte, ¿sabes? Por eso no pudo ser buena contigo, no cuando te abrió las puertas de nuestra casa y no cuando fuiste una de las involucradas en eso. Pero ¿sabes qué es lo peor? Que ni siquiera podías recordarlo. Las náuseas estaban presentes. Quería irse, huir, salir corriendo. Tenía razón. Mierda, él estaba en lo cierto. Si todo eso que le estaba contando era verdad, no podía simplemente olvidarlo. Sería el colmo. Abrió la boca para decir algo, cualquier cosa. La cerró. —No hace falta que digas algo —avisó por su silencio—. Ya no hay nada que decir. Supongo que tenía que haberte dic
El castaño no se había imaginado que esa iba a ser la manera en la que le contaría la verdad, en la que le confesaría el por qué de su actitud. Al mismo tiempo, se preguntaba si lo que había hecho en realidad se trataba de un acto egoísta. Ya que, después de todo, accedió a ese trato para tenerla cerca, pero al final la estaba haciendo sufrir. ¿Siempre supo que la haría sufrir, era eso lo que quería? ¿Herirla?No entendía mucho de sí mismo, pero estaba seguro de que lo menos que buscaba en la vida era lastimarla. Al menos hasta que no sintió nada cuando la vio irse lastimada, herida y consternada. No tuvo deseos de ir tras ella. Sabía que estaba mal y no quiso confrontarla.Asimismo, tampoco estaba sintiendo algo en específico. No hubo satisfacción en esa confesión, ni deseos de una disculpa, ni enojo, ni rabia. Había estado ansioso mientras le contaba todo, pese a que al terminar toda emoción desapareció en menos de un parpadeo. Quizás nunca había dejado de odiarla en secreto. Se h
Eso no era ni medianamente bueno.Quizás Damián no se hubiese preocupado de la manera en que lo hizo, si tan solo no conociera la manera en la que las cosas le afectaban a Ciabel y no supiera acerca de su carácter y la facilidad con la que se iba de los lugares en donde se consideraba indeseada.Salió a toda velocidad de la cocina, olvidando su receta, el café y al recién llegado. Chocó con el hombro de su amigo en el proceso, aunque eso no detuvo su paso. Fue directo a las escaleras.Logan parpadeó y volteó viéndolo moverse como un desquiciado. Tomó aire.—¿Qué está pasando? —preguntó, con toda la paciencia que podía tener una persona ansiosa mientras se imaginaba miles de escenarios dentro de su mente. Rodó los ojos cuando no se detuvo a responder. Respiró hondo y comenzó a seguirlo cruzado de brazos.Una vez en el piso de las habitaciones, tocó la puerta de su futura esposa con más fuerza de la que debería.—Ciabel, si estás solo necesito que me avises —pidió en voz alta. Esperó u
Al final, ni siquiera había logrado dormir correctamente. Puesto que, a mitad de la madrugada, se despertó y su mente comenzó a recordar una y otra vez la conversación que había tenido lugar en el porche de esa mansión. Luego, había repetido una y otra vez esos escasos recuerdos que tenía de la secundaria, en un intento de traer a su memoria aquello que le estaba contando.En retrospectiva, no durmió ni cuando salió el sol y la culpa iba a consumirla. Había sido una desgraciada, si Damián estaba en lo cierto. Entendía por qué su madre había sido así con ella. Si alguien le hubiera hecho a Ciro lo que le hizo al castaño, estaría igual o peor que esa señora al reconocer a esa persona. Se volvería una persona vengativa, cosa que era cuando tenía el tiempo y la motivación suficiente para serlo. No le gustaba que nadie pasara por encima suyo. Mucho menos por su hijo. No podía comprender el nivel de dolor que había sentido esa mujer y esperaba no llegar a entenderlo nunca. El hecho de que
La primera pregunta que pasó por su mente fue "¿Cómo?". Estaba tan sorprendida que no podía procesar información. Tal vez, si tan solo hubiera reaccionado rápido y tomado a Ciro para salir por la puerta trasera, él no los hubiese visto al dirigir su fría mirada a la dirección de las mesas.Sus ojos se conectaron.El recuerdo de los golpes y de las patadas inundaron su mente. Se puso de pie al mismo tiempo que Víctor sonreía en su dirección. Quiso vomitar.Lo vio ver hacia la ventana. Estaba su auto y dos tipos apoyados contra este. La estaban esperando, preparados en caso de que decidiera escapar del que alguna vez había creído el amor de su vida. Ahora tan solo era una pesadilla.No podía escapar. Mierda, mierda, mierda. Esto no era bueno en lo absoluto.Ciro, que estaba comiendo, ladeó la cabeza al ver la reacción de su mamá, confundido. Parecía que la vida había empezado a funcionar en cámara lenta.Finalmente, el indeseado sujeto se posó frente suyo. Tomó asiento junto a su hij
—¿Quieres explicarme por qué demonios no llamaste a la policía al segundo de que dijera eso? —habló Damián.El castaño estaba furioso. Había tenido que soltarlo y alejarse para controlar su deseo de golpearle la cara. Se pasó ambas manos por el cabello y gruñó bajo.—¿Por qué no me dijiste nada, Logan? —inquirió con paciencia.El nombrado respiró profundamente, aún sobre el sofá y le sonrió. —Bueno... es una larga historia, pero es que sabía que la entrevista era importante para ti y para Ciabel, así que solo me limité a estar atento. Me encargué del tema contratando guardias.—¿Y luego? —Levantó una ceja—¿Por qué no hiciste nada después de la entrevista, por qué siquiera te quedarías de brazos cruzados?Rodó los ojos.—No es tan simple, Damián. Mi hermano suele hablar demasiado y nunca hace mucho al respecto. Meterme en problemas con mis padres por su palabrería no valía tanto la pena, hasta ahora... P-pero de todas formas, aún no sabemos lo que está haciendo o no Ciabel, lo cual si
La mirada de Ciabel se oscureció tan solo segundos después de que su ex mencionara a Damián. Elevó la barbilla y le sostuvo la mirada.Debería haber temblado, sus ojos tenían que haberse puesto llorosos. Santo cielo, tenía miedo. Estaba aterrada y sentía que su corazón iba a salir del pecho. Aun así, su rostro, sus facciones, no daban a entender eso.Víctor elevó una ceja ante el gesto de desafío. No era lo que esperaba. Un imbécil como él lo que buscaba era sumisión, miedo, recorría a otras cosas con tal de lograr aunque sea tener un poco de control. Había dejado ir esa parte suya que bajaba la cabeza apenas ponía mala cara. Él era terrible, pero no tenía ni idea de la persona que era ella. Las cosas que era capaz de hacer con tal de proteger a los que quería.Quería a Damián. Vaya forma de darse cuenta de que estaba teniendo sentimientos por su futuro esposo.—¿En serio? —inquirió la mujer. Con lentitud, sonrió de lado. Su rostro relajado había logrado calmar un poco a Ciro, que ha