Él sabía que en ese momento tenía que estar yendo detrás de su madre para explicarle la situación y evitar su furia. Sin embargo, en vez de eso estaba sentado frente a la pelinegra explicándole por qué su madre actuaba como un perro rabioso cerca suyo... a medias. Evitó mencionar que ella era una de las causas por las que había optado por autolesionarse. Era más fuerte que sí mismo. No le gustaba ver el rostro de la chica con la seriedad que había tenido. No, eso no era seriedad. Estaba rota por dentro. Todos tenían marcas que no se veían a simple vista. Quizás Emma había tocado alguna en específico con una de las palabras crueles que había despotricado hacia la dama. No obstante, se arrepintió un momento después de decirle parte de su historia, soltar un pedacito fundamental de su pasado y que quisiera o no formaba parte de quién era. En especial, quiso retractarse por el rostro anonadado y silencioso de la pelinegra. No sabía qué decir. La había incomodado.—Te... explico esto para
Damián la detalló en cuanto propuso ese tema de conversación. Las ojeras, las marcas, su cuerpo delgado. No podía dimensionar la forma en la que se sentía esa mujer. Estaba agotada y cualquiera con dos ojos podría haberlo visto. Él lo había hecho la primera vez que la vio, tirada en el suelo de su cocina luego de intentar robarle quién sabe qué y quizás esa fue una de las razones por las que no llamó a la policía o a los guardias de seguridad. La cuestión era que no de la forma en la que lo estaba haciendo. No se había dado cuenta de qué tan cansada estaba y de lo agotadora que debía ser la situación para alguien que sobrevivió a tantas cosas en poco tiempo. Y aún así, soportó lo que su madre dijo como una campeona. En lugar de querer hablar de eso y de sus pensamientos, quiso aclarar un tema que pensó que habían dado por zanjado. —El beso —repitió, un tanto perdido dentro de su mente—. Sí. Entiendo si te sentiste incomoda. Tranquila, no tienes que corresponderme nada.—La pasamos b
El aire fresco golpeó su rostro. Había subido a la terraza para tener más aire fresco y más claridad para pensar. Ese era su rincón en el mundo. Desde él podía ver el paisaje de la ciudad y al mismo tiempo a la naturaleza cerca de las montañas. Se sentía impotente con todo lo que estaba pasando. Tal vez se estaba ahogando en un vaso de agua, pero no podía evitar el sentimiento.Su madre estaba furiosa, Ciabel deprimida y la prensa absolutamente desesperada por querer saber más de ambos. No se habían visto en semanas juntos en público y eso traería consecuencias. Rumores, sobre todo, que vendrían acompañados de comentarios mordaces e insoportables.Tenía los brazos apoyados en la valla de la terraza. Estaba intentando aclarar sus ideas con la vista perdida en esos edificios lejanos. Al oscurecer, la vista era aún más hermosa de lo que uno esperaría. Dejó salir un suspiro de resignación. Odiaba que volviera al pasado. En su mente lo estaba haciendo cada día desde que la pelinegra apa
Estaba frente a la casa de Emma Phoenix, su madre.Honestamente estaba dudando acerca de decirle la verdad sobre la relación que estaba llevando con Ciabel. Amaba a su progenitora, pese a que no podía evitar preguntarse si esa era la mejor opción. La conocía como a la palma de su mano. Si le pedía ayuda, haría todo en favor suyo. No tendría en cuenta del todo a Ciabel. Incluso era posible que intente perjudicarla a sus espaldas para deshacerse de ella. No era ningún secreto que quería a Clarissa mucho más que su nueva nuera. El ambiente sería distinto en cuanto supiera la verdadera situación, por supuesto. Ya no estaría tan furiosa con la chica, pero eso no significaba que la perdonaba. Por el momento, llamaría a alguien externo para que se hiciera cargo de sus redes sociales y al mismo tiempo los ayudara a mantener a raya a la prensa.Ver a Ciabel llorar no era algo que quisiera repetir. Y los comentarios de su madre habían sido la gota que derramó el vaso. Por lo cual, solo tenía
Tal como esperaba, la tormenta llegó al barrio de Red House mientras estaba recostada sobre el marco de la ventana, acurrucada con una manta y sostenía su celular viendo una película con auriculares para mantenerse en silencio y así no despertar a su pequeño, Las nubes oscuras que posaban sobre el cielo y que habían comenzando a expulsar rayos y a oscurecer el terreno, fueron el clima perfecto para sus pensamientos sombríos.Había llegado a su punto de quiebre justo delante de Damián. Había confiado en él y contado sus penas. Tendría que haberse sentido mejor al ser consolada, debería haber escuchado el significado de las palabras que el magnate había pronunciado. Sin embargo, el sentimiento pesimista era más poderoso que el deseo de seguir adelante. Mentalmente se estaba castigando por ser tan débil y al mismo tiempo, se había prometido no volver a caer de esa manera ante nadie.Llorar no estaba mal, lo sabía. La cuestión era que había desarrollado cierto perfeccionismo luego de
—No —respondió Logan ante el pedido de Damián—. De ninguna manera puedo hacer eso. Van a desheredarme, Damián. ¿Tienes idea de lo que significa eso? Tendría que ceder mi parte y yo no quiero hacer tal cosa. —Frunció el ceño.Dio una carcajada.—Vas a ayudarme y lo sabes. Así como también sabes que tus padres no tendrían el suficiente valor para encubrir a tu hermano y descartarte a ti como heredero. Cualquiera con un cerebro y dos ojos podría darse cuenta de cuál es el hermano que sobra —bromeó.Suspiró pesadamente. Iba a tener que enfrentarse a la furia de Víctor. Era preferible eso a que el castaño se molestara. Le daba escalofríos de solo pensarlo.—Ya tenía pensado hacer algo con respecto a mi hermano —admitió. Apoyó la cabeza sobre el respaldo del sofá—. Le prometí a Ciabel que iba a asegurarme de que él pague. ¿Está enterada de que viniste? Negó con la cabeza.—Esto es un asunto que le incumbe más a ella que a ti. Tienes que hablar con ella.—Se encuentra débil —informó—. El mé
—¿Que yo te debo algo? —repitió Philipp con una sonrisa filosa.En menos de diez segundos ya estaban sus hombres alrededor suyo.Respiró hondo y se relamió los labios.—Por supuesto que lo haces. Después de todo, me has estado quitando mi dinero, a pesar de saber que es mi padre el principal deudor. Sin embargo, no te atreves a acercarte a él porque le tienes miedo.—No vas a negar que no disfrutabas de los beneficios de ser millonaria antes. —Levantó una ceja.Rio bajo y miró hacia el techo. Suspiró sonoramente.—Era una niña, pero sí se sentía bien. Supongo que sabes cómo se siente... Sin embargo... la situación ha cambiado un poco —comentó con malicia—. Verás, como me estaban matando de hambre, decidí venir por aquí y... no solo conocí a mi querido Damián. ¿Saben a quién más conocí en estos tiempos? —Sonrió amplio—No sé si lo sepan quién es, su nombre es Logan Gray. Es un abogado de muy buena fama que sabe cómo meter a la cárcel incluso a personas que tienen a la policía o a los ju
—Damián... —balbuceó. Antes había estado segura de hacerlo, decidida. Sin embargo, la situación había cambiado. Tenía un estatus que mantener y no solo el suyo. La reputación de Damián cada día estaba más en juego por culpa suya.Este se limitó a tomarla de las manos y a verla a los ojos con franqueza.—No voy a forzarte a hacer nada para lo que no te sientas lista. Creemos con Logan que es la mejor opción para protegerte a ti y a Ciro de sus posibles arrebatos emocionales y demás. Es un hombre peligroso y lo sabes. De todas formas, todo a su tiempo.Antes de que pudiera dar una respuesta, dijo:—Tienes tiempo para pensarlo. Por el momento no corres ningún riesgo con nosotros a cargo. Asintió. Sencillamente habían pasado demasiadas cosas que procesar para dar un veredicto inmediato.—Pero ahora —prosiguió. Sonrió—. Me gustaría pasar tiempo contigo. Es un día de lluvia. ¿Qué te parece si vemos alguna película o jugamos juegos de mesa?Levantó una ceja con una sonrisa.—¿Juegos de mes