Entro a un edificio y me voy escaleras arriba, deteniéndome en la habitación 210, toco a la puerta tímidamente y alguien me abre, mis labios dibujan una pequeña sonrisa al ver a Marian, que me recibe con los brazos abiertos y una enorme sonrisa.

—¿Qué haces despierta tan tarde?

—Estoy estudiando para el examen de mañana ¿Cómo te fue? ¿Qué tienes?

Apenas entro al cuarto cierro la puerta detrás de mí, luego me tumbo sobre una de las camas y dejo mi mochila en el suelo, sin poderlo resistir más me suelto a llorar y le cuento a mi amiga todo lo que me ha ocurrido, por más que trato de tranquilizarme no puedo, afortunadamente ella me entiende y se sienta a mi lado, abrazándome y reconfortándome.

—Tranquila.... todo se va a solucionar, si lo que necesitas es dinero, te lo doy, tengo algo ahorrado.

—¡No! — Me niego enseguida. —¿Cómo te voy a pedir dinero? No, claro que no— Sacudo un poco la cabeza. —Pero eso no es todo.

Le cuento lo ocurrido con mi amo, omitiendo claramente de quien se trata