questo mi è mancato, sono dipendente dal tuo sapore: He echado de menos esto, soy adicto a tu gusto. Così dolce, il mio fottuto sapore preferito. D’ora in poi sarai tu la colazione con cui mi delizia ogni giorno: Tan dulce, mi puto sabor favorito. A partir de ahora serás el desayuno con el que me deleitaré cada día.
Mis caderas se movieron al ritmo de la música, cada parte de mi cuerpo se sentía liberada y sin embargo no podía dejar de pensar en la boca y cuerpo de Aaron.Podía sentir las miradas de los hombres fijas en cada movimiento que hacía, pero yo solo hubiera deseado que un par de ojos tormentosos fueran los que me miraban.Por más que detestara sentirme atraída por ese hombre era evidente que me gustaba. Aunque jamás lo admitiría en voz alta.Volví con las chicas dando un trago largo a mi vodka sintiéndome cada vez más frenética.—Gianna ¿Por qué estás tan callada hoy? —preguntó de repente Gaby mirándome con ojos de sospecha.Ahora todas tenían su mirada clavada en mí.No pude evitar sonreír y de inmediato Jessie notó las diferencias palideciendo.—¿Eleri? —Gianna vendrá dentro de poco, supongo.—¡¿Estás completamente demente?! —chilló Jessie después de que me apartara de las demás tomándome del brazo.—Jessie, Gianna está bien.—¡Sí, pero dentro de poco nosotras no! ¿Qué hiciste Eleri?
Contoneo mis caderas sintiéndolo mirarme pero lo ignoro deliberadamente. Acabo de enterarme por Jessie que este lugar es de Aaron y mientras nosotros estábamos juntos, sus hombres estaban echando a todos. Cerró el lugar para que nosotras pudiéramos divertirnos. Ciertamente no sé cómo tomar esto.—Dios mío, tienes tanta suerte. Si un hombre me mira de la manera que él lo hace contigo, yo me desmayo —me dijo Gaby risueña abanicándose el rostro con la mano.Yo entorné los ojos aunque de verdad no soy inmune a esa mirada.Está costándome no girarme a verlo junto con un par de sus hombres.—No creo que sea para tanto.—¡Ya, claro chica! Las simples mortales como nosotras queremos que nos miren como él.—No tienes ni idea.Jessie hizo una mueca sabiendo a lo que me refería. Más discreta me dijo por lo bajo:—Yo creo que ha sido lindo que sacara a todos para tenerte segura y feliz aquí. Después de todo te hubiera llevado con él y te hubiera castigado ¿O no?Si ella supiera el castigo que me
—¿A dónde vamos? —le pregunté curiosa al día siguiente.Aaron sostenía mi mano llevándonos hasta un avión privado.—Iremos a mi isla privada, necesito resolver un asunto.Abrí los ojos con verdadera sorpresa.—¿Tienes una isla privada?Lo miré impresionada aunque él no se volteó a verme. Esbozó una apenas perceptible sonrisa ladina.—Tengo más que eso, princesa. —Estoy impresionada. Digo, mi padre también estaba en este mundo, a pesar de que no estábamos mal económicamente tampoco logró tener nada parecido a esto.Pude sentir en su agarre la tensión y lo confirmé al ver su espalda delante de mí.—Tu padre era un inútil. Me quedé sorprendida de sus palabras. Tampoco voy a discutir eso porque probablemente sea así, opté por quedarme en silencio y esto provocó que él girara su cabeza para mirarme de reojo.Lo vi suspirar al parecer intentando calmar su tensión.—No debí decir eso.—Era lo que pensabas, está bien. A decir verdad como ya sabes no tengo ni idea de lo que mi padre hacía.É
—Aseguren sus cinturones, estamos a punto de aterrizar —avisó la azafata.—¡Se ve tan hermoso desde aquí! —gemí extasiada con la vista que podía ver a través de la ventana—. ¿Me darás un tour por tu isla?Me giré a mirarlo con los ojos brillantes de emoción y noté como él me miraba indiferente.A veces me intimida no poder leerlo tan claramente.—Si eso quieres.Después de eso Aaron me había ayudado a bajar tomándome de la mano pero no me había soltado ni siquiera por un momento hasta que llegamos a la casa grande donde nos quedaríamos.Podía sentir su calor poniéndome nerviosa, aunque fingí muy bien para que no lo notara.—Necesito salir, debo hacer algo. Te quedarás con Cold a tu cargo pero antes debo darte algo.Me giré a verlo con curiosidad. Aaron llamó a uno de sus hombres y este le acercó una caja de móvil.—Tiene mi número registrado, llámame cuando necesites hacerlo ¿Ok?Lo tomé sorprendida, no me esperaba que después de tanto tiempo me diera un móvil, ¿Estaba empezando a co
—¡Estoy harta! No soy buena en esto —espeté histérica.Cold estaba a mi lado tratando de ayudarme.—Señora…—¡Eleri! Maldita sea, llámame por mi nombre, tengo un arma y no sé cómo usarla así que soy peligrosa.Mi siseo lo hizo sonreír y casi hago lo mismo pero la voz detrás de mí llamó mi atención haciéndome olvidar por un momento la ansiedad que me provoca no dar en el blanco.—¿Qué pasa? ¿Por qué estás amenazando a Cold? Si no lo conociera mejor diría que está divertido con mi actitud.Me volví a él para verlo dar pasos elegantes en mi dirección, haciéndolo lucir tan atractivo que casi salivé atontada.—Me rindo con esto, no puedo manejar un arma.Aaron se detuvo frente a mí inclinándose para que solo yo pudiera oírlo. —Si manejas al Diablo, ¿Cómo no va a poder con un arma?Él se enderezó como si sus palabras no hubieran hecho latir frenético a mi corazón.—Cold, puedes irte, yo la ayudaré. Venga princesa, relájate. Tomó mis brazos girándome de nuevo hasta el blanco sin apartarse
—Necesito que esta noche te arregles, daré una fiesta y necesito que seas mi anfitriona.Acabamos de salir de la habitación, curiosa me giré a verlo.—No pareces muy entusiasmado con la fiesta.—Probablemente porque no me gustan los lugares con demasiada gente pero es necesario.No voy a preguntar por qué debe hacer una fiesta que no quiere, sé que se trata de la mafia, sin embargo, extiendo mi mano para tomar la suya y darle un apretón suave.—Haré que esta vez la disfrutes, no te preocupes —le dije con una sonrisa coqueta.No me esperaba que él me sonriera de vuelta inclinándose sobre mí para capturar mi boca con un beso que sacudió mi cuerpo.Estaba a punto de empujarlo para volver a nuestra habitación pero una repentina voz femenina nos llamó la atención.—Oh, lamento interrumpir, iba a buscarte, Aaron.Yo clavé mi mirada en ella reconociéndola de la empresa de Aaron, era quien me había llamado por mi nombre.¿Qué hace ella aquí?—Doretta, también estaba a punto de buscarte, vamos
Estoy sosteniendo el brazo de Aaron mientras bebo un poco de champaña tratando de tranquilizar el nerviosismo dentro de mí.Tengo un mal presentimiento.Y no se debe al hecho de que Doretta esté siempre pegada a Aaron desde que la fiesta comenzó.Hay algo más.Miro a mi alrededor aunque todo parece perfectamente normal.—¿Por qué no haces tu acto de lanza cuchillos? Es muy entretenido, Aaron nunca ha fallado. ¡Vamos a divertirnos un poco! No todo puede ser negocios, señores. —Sí, escuché que eras muy bueno con eso Salvatore.Alcé mis ojos hasta Aaron pero no podía leer ninguna de sus emociones. Parecía tan serio como siempre mientras daba un sorbo a su bebida.—Seguramente tu esposa es una voluntaria firme —añadió Doretta con una sonrisa.No sé si estaba provocándome debajo de esa máscara irritante de amabilidad, pero a mí no puede engañarme.—Eleri no está preparada para eso.Me abstuve de fruncir el ceño pero de todas maneras él bajó su cabeza para encontrarse con mis ojos.—Oh, pu
La puerta me llevó afuera pero necesito encontrar a alguien que me ayude con Cold urgentemente.Sin pensarlo demasiado doy la vuelta a la casa y corro al interior escondiéndome entre los pilares. Afortunadamente nadie me ve.Se ha desatado el infierno mientras nos fuimos. Hay demasiados hombres sobre el suelo tirados, la mayoría están muertos, lo que provoca unas arcadas de mi parte.Respiro hondo sin saber qué hacer a continuación, pero de un momento a otro veo como dos tipos apuntan a Aaron y los latidos de mi corazón se detienen por un momento.Palidezco horrorizada de que esté en peligro.—No puedo dejar que nada malo le pase —susurro temblorosa.Tomo el arma que me había escondido antes de salir corriendo en busca de ayuda.Recuerdo cada palabra del entretenimiento con Aaron, pero no tengo tiempo de calcular demasiado.Apenas sé disparar correctamente. No tengo puntería pero no me quedo quieta.La necesidad de salvar a Aaron es más fuerte.Intento que él no sea mi blanco y dispa