Adam
Minutos después del despegue, la sobrecargo nos ofrece bebidas y aperitivos, veo a Gea rechazarlos. Tiene aspecto de cansada, ojalá aproveche para descansar durante el vuelo, son más o menos cuatro horas de viaje, que le permitirá agarrar fuerzas y a mí, tener una preocupación menos al no tener que dar explicaciones. Aunque yo no soy dado a darlas, sin embargo, sé que me tocará.
Nos tomamos unos minutos para comer algo antes de trabajar. Me doy cuenta que Gea está profundamente dormida, me levanto para llevarla a una de las habitaciones, así puede estar más cómoda. Cuando la alzo, sus manos acarician mi pecho, y se entrelazan en mi cuello, su cuerpo se pega al mío, debe estar soñando con algo agradable pues en su boca se dibujó una sonrisa cautivadora. La miro expectante. Me fijo en sus labios carnosos, en su suavidad. ¡Dios!, como quiero besarla. Ella despierta en mí, los sentimientos más primitivos.
La dep
Se vienen momentos de gran tensión... ¿Qué creen que pasará con Lynch? ¿Corre peligro Valery? ¿Quién estará detrás del robo a la empresa? ¿Qué pasará con Gea y Adam? Comenten, me gusta leer sus opiniones. Gracias por seguir la historia. espero que disfruten este capítulo tanto como yo lo hice al escribirlo... besos
Adam Ya es de madrugada, a pesar de la suavidad, el calor del cuerpo de Gea y del cansancio después de dos sesiones más de sexo, estaba intranquilo y no podía dormir, salí a la terraza de la habitación para tratar de calmar mis pensamientos. La luna llena ya había alcanzado su plenitud y estaba en lo más alto del cielo de San Francisco, iluminando toda la ciudad. Jamás hubiera imaginado lo apasionada que era Gea, un huracán de emociones, una mujer vibrante de energía. Una seductora nata, nunca me había sentido tan excitado por una mujer, ni por la perspectiva de tener relaciones sexuales. Pero todo con ella es diferente, cautivadora, deseosa de experimentar y completamente desinhibida en el sexo, a pesar de su poca experiencia. Anoche después de cenar, se levantó, se sentó a horcadas encima de mí, empezó a besarme con pasión y urgencia, su sexo se frotaba contra el mío, lo que me hizo gruñir, cuando le agarré el
AdamYa todos estamos en la oficina, y comento la hipótesis de Gea. Se hace un silencio. MacQueen es el primero en reaccionar.—¿Qué te hizo pensar en eso? —le pregunta dirigiéndose directamente a ella.—Puedes llamarlo intuición femenina si prefieres —dice cauta—, pero para mí es algo más lógico.—Explícate, porque yo no la veo —respondo.Suspira.—Lynch es un estafador, debe haber investigado a Valery, y por supuesto a toda la familia ¡toma una pausa y continúa dirigiéndose a mí—. Adam, ¿La corporación nunca antes había tenido problemas? ¿Hubo algún cambio en la nómina de empleados del área de finanzas? Llámame loca sí creo en teorías conspirativas, pero todo debe encajar de alguna man
Gea Sentí una dulce caricia en mi cabello, pero me sentía tan cansada que no podía abrir los ojos. Me removí en la cama, una boca besaba mi cuello, bajaba por mis hombros, mi cuerpo responde pegándose a la fuente de calor que tengo a mi espalda. Despierto, pero no abro los ojos. Las manos de Adam recorren mi cuerpo desnudo. Me aprisiona contra la cama, su boca cálida busca la mía. Un beso apasionado que despertó la chispa del deseo incontrolable, del fuego de dos cuerpos que se funden en uno. Sentí su erección dentro, lo que me hizo gruñir de satisfacción. Nos movíamos al unísono. Mi necesidad estaba volviéndose más urgente. Minutos de intensidad que dieron paso a una explosión de placer… Su cuerpo cae laxo a mi lado, ambos con la respiración entrecortada. ¡Oh, Dios! ¡Estoy completamente perdida y enamorada! Las cosas están yendo demasiado rápido. No podía sentir por él lo que estoy sintiendo. No podía se
Adam Es poco lo que esta noche he podido dormir, a pesar de tener una noche apasionada, Gea si se quedó dormida casi de inmediato. Estoy acostado junto a ella acariciando su cabello. Sentirla a mi lado me produce mucha paz, una que hace mucho tiempo o sentía, eso hace que tenga sentimientos encontrados porque me remueve algo muy dentro que jamás pensé que volvería a sentir. Los días que hemos pasado juntos han sido reveladores, he sido su primer amante y quiero ser el último. Suena egoísta, pero así soy. No puedo dejar que se vaya de mi lado, no soporto imaginarla en brazos de otro hombre. Ella despierta los instintos más primitivos en mí. No quiero dejarla ir. Tengo que buscar cómo convencerla de quedarse a mi lado. No entiendo porque quiere irse de la corporación. Es algo que tendré que averiguar pronto. Son ya la cinco de la mañana, con cuidado me levanto para no despertarla. Correré un poco y trataré de esta
AdamDesmayada e inconsciente.Así llevaba a Katherine entre mis brazos. El recuerdo de la misma situación vino a mi mente, cuando hace poco menos de dos años se tomó un coctel de pastillas que mató a nuestro hijo.Habíamos discutido ese día en la oficina por los preparativos de la boda, yo le había propuesto posponerla sin darle una razón. Lo que la enfureció y me acusó de no quererla y mil cosas más que ya no recuerdo. Salió y no la seguí. Simplemente la dejé ir. Solo volví a revisar el correo que me había llegado esa mañana con fotos de ella desnuda y con otro hombre, en una posición que no dejaba la menor duda que estaban disfrutando de los placeres de la carne. Estaba fechada, así que no había manera de pensar que había algún truco y verificaba que la foto era real Mie
Gea —Buenos días, señorita Williams, el itinerario del día está en su escritorio y el jefe pidió que se comunicara con él apenas llegara. —Buenos días, Mary. Gracias. Hoy lunes, cumplo ocho semanas de haber empezado a trabajar en el Embassy Suite de Chicago, soy la encargada del Centro de Negocios de este hotel de cinco estrellas. Desde aquel día que llegué, prometí dejar el pasado atrás. Cuando me puse en contacto por el departamento de Recursos Humanos del hotel, me hicieron la entrevista presencial, corroboraron mis referencias y enseguida comencé con la fase de entrenamiento. Como me habían informado, la persona que estaba sustituyendo temporalmente requería de permiso por maternidad, por lo que el hecho que llegara antes de lo que hasta ellos mismos preveían, fue una buena noticia para todos, sobre todo para mí. Después de eso, mi viejo teléfono lo apagué, lo dejé escondido en el último cajón de la cómoda d
Adam Veo a Tyler nervioso, extraño comportamiento en él. Desde que recibió esa llamada en medio de la reunión está distraído a ratos. Algo le preocupa y quiero saber que es. Estamos en el restaurante del hotel, vinimos para acá para celebrar el cierre del contrato, habíamos comprado un hotel pequeño, lo habíamos remodelado y puesto en marcha, se puso en el mercado inmobiliario y se vendió más rápido de lo que pensábamos. En realidad, todo el trabajo lo hizo Tyler. Desde que Gea se fue, no he tenido cabeza para ocuparme de los negocios, mi amigo ha sido mi apoyo. No puedo negar que la he buscado, han pasado ocho semanas, pero se ha escondido bien. Ni siquiera MacQueen ha podido encontrarla. La abuela no ha querido decirme donde está, aunque al notar mi desesperación por saber de ella, me dijo que estaba a salvo, pero confundida, que le diera tiempo. —Dale tiempo Adam, sé que entre ustedes hubo un malentendido muy gra
Gea Hoy es sábado, debe llegar el material publicitario y la maqueta del complejo habitacional que está promocionando Lynch. En dos días empieza su gran e****a inmobiliaria. ¿Será que nadie se ha dado cuenta? ¿Ni siquiera mi jefe? ¡Vaya tipo y su pico de plata! Han pasado varios días desde que hablé con Tyler. Confío en que su amigo el exmilitar que trabaja con ellos, haga su trabajo. Cada vez que tengo que tratar con Lynch, mi cuerpo se eriza, el estómago se me descompone y las arcadas me invaden, no puedo evitarlo, aunque trato de disimularlo para que no se dé cuenta. Estoy terminando de concretar los requerimientos que me faltan del salón, cuando tocan a mi puerta. —Buenos días, señorita Collins —volteo hacia la puerta y veo a Román Lynch parado en ella, enseguida un escalofrío recorre mi cuerpo, en sus manos tenía una bandeja con café de algún Starbucks de la zona. —Buen día, señor Lynch —le c