Dos días después, sentada en una silla de ruedas, estaba esperando que me diera el alta, por protocolo debía salir en silla de ruedas, sujetaba la manta que la enfermera había colocado sobre mis piernas. Adam estaba a mi lado, escuchando atentamente las instrucciones del médico.
Tras despedirnos del médico y las enfermeras, Adam empujó la silla de ruedas hacia la entrada del hospital y, cuando salimos a la calle, parpadeé, cegada por el sol. Había una limusina aparcada en la puerta a la que me ayudó a subir. Unos minutos después, el lujoso coche se deslizaba por las calles de Chicago, hasta su ático. Un trayecto que hicimos en completo silencio.
Apenas llegamos, empezó…
—Deberías irte a la cama.
—No, estoy harta de estar en la cama —le conteste con voz molesta.
—Entonces deberías tumbarte en el sofá. Te llev
Tres semanas más tarde, un día de verano en el que el sol brillaba resplandeciente, me senté junto a Valery felicitándola después de su boda que se celebró en el jardín de los Cole, en su casa en Hawái, estaba toda la familia reunida y los amigos más cercanos.Ya la barriga se le notaba, y aunque el embarazo se había desarrollado normal para ser primeriza y haber recién pasado al segundo trimestre, empezaba a sentirme cansada con facilidad.—Mamá me dice que aún no decides que fecha escoger para casarte—me dijo Valery en un susurro, y era cierto, Adam me cargaba loca para que me decidiera rápido—, y mi hermano está hablando con todos para que te convenzamos de hacerlo rápido.Yo solté una sonora carcajada, ciertamente la paciencia no era su mayor virtud, pero yo había decidido esperar un poco, primero no quería ro
—¡GEA! ¡GEA! —me llama a gritos Karen, mi asistente, que sale corriendo hasta alcanzarme—, necesito que firmes estos requerimientos para los eventos del fin de semana —dice cuando llega a mi lado casi sin aliento. Yo me había parado a su primer grito para atender a lo que falta. Tengo el fin de semana libre, trabajar en el Centro de Negocios de uno de los Hoteles más prestigiosos de la Isla de Hawái puede ser maravillosamente extenuante muchas veces. The Kahala Hotel & Resort, queda en la 5000 Kahala Ave, Honolulú, HI, 96816, es muy concurrido por todo tipo de empresarios, estrellas de cine, de la moda y mucho más. Y precisamente este mes, el trabajo ha sido abrumador. Así que, después de firmar los requerimientos y de darle a Karen algunas instrucciones de última hora. Una vez todo listo, no pierdo tiempo para irme al apartamento. Tengo setenta y dos horas sólo para mí, ¡Maravilloso!, Valery no sé dónde anda, ser la hija de los dueños tiene sus ventajas,
Me desperté a media mañana, descansada y con un millón de tareas pendientes que hacer en el apartamento, mientras hacía la colada pensé en Valery y en lo que la llevó a tener ese acto de rebeldía contra su hermano, a veces el amor hace hacer cosas inimaginables en algunas personas… No quería imaginarme la reacción de Adam al descubrir lo que había hecho su hermanita menor, a pesar de sólo llevarse tres años, él siempre la trataba como si fuera una adolescente y no como la hermosa e inteligente mujer en la que se había convertido, él simplemente esperaba de ella obediencia sin chistar y esta simple acción rebelde le causaría un gran shock. Mientras arreglaba el apartamento, noté la grabadora que dejó Valery. Había escapado y ahora me correspondería convencer a Adam que su hermana estaba conmigo. ¡Menudo lío en el que me metí!, ojalá no ocurra nada malo, fue lo que primero se me ocurrió pensar. Mi abuela siempre me repetía que las mentiras tenían patas cortas…
Un ruido en la distancia me alertó, pero el cansancio era tan grande que volví a sumirme en mi sueño, el calor que sentía en mi espalda era reconfortante. Me apegué más a la fuente de calor, pero el ruido se hizo más insistente y abrí los ojos sobresaltada. Me tomó varios segundos darme cuenta lo que pasaba. Recordé haberme metido en la bolsa y cerrarla, pero ahora, por alguna extraña razón, la bolsa estaba más grande y a mi espalda estaba ¡Adam! Él continuaba durmiendo. Parecía muy joven, a pesar de la barba incipiente que se asomaba en su rostro. De repente, la puerta del cuarto se abre estrepitosamente, en el umbral está la señora Mariana con un b**e en la mano. Su expresión cambia cuando nos reconoce, eso hubiera sido gracioso en otras circunstancias, pero en ese momento me sentí como sorprendida en una travesura. Yo me incorporo rápidamente, pero Adam apenas se mueve. —¡Vaya, pues yo nunca lo hubiera imaginado! La señorita Gea… y el señor Adam… —la señora Marian
Ya me quedan pocas horas para que mi merecido descanso termine, y que mejor manera de disfrutarlo que a orilla de la playa, con mi libro en mano y un coctel, a la sombra de una hermosa sombrilla, sin perder de vista los muchos hombres con cuerpos esculturales que pasan delante de mí, un deleite para mi mente tan agitada después de lo de ayer. Aun siento en mi boca la calidez de los labios de Adam, el calor de sus manos en mi espalda, traspasando la tela de mi blusa, la evidente reacción de tan acalorado beso sobre mi vientre. Justo en ese momento, a lo lejos veo un cuerpo que resalta, una mirada que me busca, unos ojos que recorren mi cuerpo y puedo sentir como lo acaricia, no distingo su rostro, pero si siento su presencia, cada vez lo tengo más cerca y el hormigueo en mi vientre surge de repente, de pronto, un ruido en el fondo me perturba, es muy insistente, cada vez más fuerte… El puto teléfono infernal me ha despertado de mi sueño espectacular, no sé porque no l
Adam A pesar que al fin Gea accedió a ayudarme, la sensación de vacío que se albergó en mi pecho no me la logro sacar, sé que soy un bastardo por aprovecharme de ella, pero hay muchas cosas en riesgo. Llego a mi ático en automático, hoy lo siento más grande y gris que nunca. Voy al bar y me sirvo un whisky seco, quizás con eso logre aliviar el tormento que llevo dentro. Me lo tomo de un solo trago, siento como me quema por dentro… Mi celular suena y me saca de mis pensamientos, veo quien es… —Tyler… —Adam, he tratado de contactarte todo el día —dice sin más—, hay que volar a San Francisco este fin de semana, de repente hay dos corporaciones más interesadas en el hotel que queremos comprar. —¿Quiénes son? —Estoy investigando, la oferta salió justo ayer, y llámame loco, pero me parece extraño que de la nada aparecen compradores cuando el trato está casi cerrado, además que nadie sabía que ese hotel estaba
Adam¿Qué demonios pasó?, me pregunté luego de ver salir a Gea, con ese caminar tan altivo y esa mirada de reto en sus ojos.He estado fuera de Hawái, por mis compromisos en Estados Unidos y Europa, como ha cambiado en estos tres años que no la veía, y vaya que se ha transformado. Esta nueva mujer, completamente apasionada y sensual no me lo esperaba.Aún tengo su sabor en mi boca, cuando me acerqué a ella quedé fascinado por la expresión de sus ojos verdes esmeralda y del cómo entreabría los labios en una invitación inconsciente. No me pude resistir, sus labios son toda una tentación, y me impresionó aún más su apasionada respuesta, estrecharla en mis brazos, sentir como su cuerpo encajaba perfectamente con el mío, toda una revelación.Siempre he estado consciente de su en
AdamEste trato con Gea creo que va a consumir toda mi paciencia. No es para nada la joven vulnerable e inocente, es una mujer con carácter, y que carácter se trae…Pero necesito de ella, en más de una forma, así que debo irme con cuidado, un trato, un negocio, no puedo permitir que me afecte, aunque verla detrás de su escritorio, tan altiva, tan decidida, y porque no decirlo, tan molesta, hace que un remolino de sentimientos se aloje en mi interior, algo que no me puedo permitir…El catering que subió nuestro almuerzo fue sencillo, sabía que ella no iba a querer nada muy elaborado, salmón en salsa cremosa de eneldo, con espárragos y coles de Bruselas para ambos, acompañados de vino blanco.Su oficina era elegante y confortable, decorado de forma tan personal, que en cada rincón h