Gea
No puedo abrir los ojos, la cabeza me duele horrores, me siento muy pesada. Poco a poco me hago consciente de mí, aunque estoy adormilada, con la boca seca y con la saliva con mal sabor.
No recuerdo mucho lo que me ha pasado, no sé dónde estoy, mi última imagen es la de la sonrisa llena de ironía de Román Lynch…
¡Oh, Dios mío! ¿Qué ha hecho conmigo?, ¿dónde estoy?, ¿Por qué me ha secuestrado? Debo calmarme, me siento muy nerviosa, debo pensar en mi hijo, necesito saber dónde estoy para buscar la manera de escapar de aquí.
Estoy sentada de forma incómoda, con las manos atadas en la parte de atrás de la silla, mis tobillos también están amarrados, aun con los ojos cerrados trato de agudizar mis otros sentidos. Me concentro en lo que me rodea. Escucho el sonido constante de algo que gira, pareciera un como un ventilador de techo, pero con el frio que hace aquí no creo que sea eso, agudizo un poco m
Mis queridas lectoras, gracias por su paciencia y por darle una oportunidad a esta historia. ya estamos casi en los capítulos finales. una abrazo grande desde Venezuela.
AdamPor mucho que MacQueen nos insistió en que nos quedáramos, no hubo poder sobre esta tierra que me obligara a hacerle caso, yo tenía el cómo solventar la situación y él las herramientas para hacerlo, o lo hacíamos en conjunto o yo lo hacía solo. Iba contra mi naturaleza quedarme sentando esperando noticias.Así que, una vez que le suministré parte de la información, partimos hacia su centro de operaciones, tardamos poco más de treinta minutos en llegar. Ya sus compañeros de las fuerzas especiales que había contratado estaban reunidos y atentos. Enseguida que llegamos, los reunió y rindió la información pertinente que nos iba a permitir encontrar a Gea y a atrapa a Lynch.Fue determinante lo que le comenté sobre el colgante que le envié de regalo a Gea. Cua
AdamAl fin las 1900 habían llegado, Tyler y yo nos vimos envuelto en una operación tipo comando en la que nunca hubiéramos pensado en participar. MacQueen agarró a todos sus hombres nos montamos en unas camionetas y fuimos hasta el sitio, el trayecto se me hizo eterno yo solo pensaba en encontrar Gea con vida. Monitoreaban el sitio, gracias al rastreador que tenía en el collar.Apenas llegamos, se hizo el desplazamiento, los hombres de MacQueen tomaron posición en silencio, nos ordenaron quedarnos replegado atrás, yo ya no podía con la zozobra. Ty, me tenía contenido, necesitaba entrar, necesitaba encontrarla.Los siguientes minutos fueron una locura el equipo de operaciones especiales entró, se escucharon detonaciones, disparos, gente gritando que salían corriendo hacia donde estábamos nosotros, enseguida eran cercados por el grupo especial. Al fo
GeaNo puedo abrir los ojos, mi cuerpo se siente pesado.Escucho muchos murmullos, como cigarrones o abejas que revolotean a mi alrededor.Lo vuelvo a intentar.Nada…No puedo…Me siento muy cansada…No pienso en nada, solo tengo mucho sueño…Murmullos suaves…Siento mi mano izquierda presionada, algo me hace cosquillas en el antebrazo, intento abrir mis ojos, me cuesta mucho, pero sigo intentando.Al fin pude abrirlos, a pesar de la oscuridad puedo distinguir algunas cosas, ya que a mi izquierda hay una ventana que deja pasar un poco de la claridad de la noche. eso me hace fijarme que quien me tiene tomada de la mano es Adam, está dormido con la frente sobre su brazo y sus manos tomaba la mía. Es su cabello que me roza lo que me hace sentir cosquillas.Con mi mano libre trato de tocarlo, aunque me pesa un m
Dos días después, sentada en una silla de ruedas, estaba esperando que me diera el alta, por protocolo debía salir en silla de ruedas, sujetaba la manta que la enfermera había colocado sobre mis piernas. Adam estaba a mi lado, escuchando atentamente las instrucciones del médico.Tras despedirnos del médico y las enfermeras, Adam empujó la silla de ruedas hacia la entrada del hospital y, cuando salimos a la calle, parpadeé, cegada por el sol. Había una limusina aparcada en la puerta a la que me ayudó a subir. Unos minutos después, el lujoso coche se deslizaba por las calles de Chicago, hasta su ático. Un trayecto que hicimos en completo silencio.Apenas llegamos, empezó…—Deberías irte a la cama.—No, estoy harta de estar en la cama —le conteste con voz molesta.—Entonces deberías tumbarte en el sofá. Te llev
Tres semanas más tarde, un día de verano en el que el sol brillaba resplandeciente, me senté junto a Valery felicitándola después de su boda que se celebró en el jardín de los Cole, en su casa en Hawái, estaba toda la familia reunida y los amigos más cercanos.Ya la barriga se le notaba, y aunque el embarazo se había desarrollado normal para ser primeriza y haber recién pasado al segundo trimestre, empezaba a sentirme cansada con facilidad.—Mamá me dice que aún no decides que fecha escoger para casarte—me dijo Valery en un susurro, y era cierto, Adam me cargaba loca para que me decidiera rápido—, y mi hermano está hablando con todos para que te convenzamos de hacerlo rápido.Yo solté una sonora carcajada, ciertamente la paciencia no era su mayor virtud, pero yo había decidido esperar un poco, primero no quería ro
—¡GEA! ¡GEA! —me llama a gritos Karen, mi asistente, que sale corriendo hasta alcanzarme—, necesito que firmes estos requerimientos para los eventos del fin de semana —dice cuando llega a mi lado casi sin aliento. Yo me había parado a su primer grito para atender a lo que falta. Tengo el fin de semana libre, trabajar en el Centro de Negocios de uno de los Hoteles más prestigiosos de la Isla de Hawái puede ser maravillosamente extenuante muchas veces. The Kahala Hotel & Resort, queda en la 5000 Kahala Ave, Honolulú, HI, 96816, es muy concurrido por todo tipo de empresarios, estrellas de cine, de la moda y mucho más. Y precisamente este mes, el trabajo ha sido abrumador. Así que, después de firmar los requerimientos y de darle a Karen algunas instrucciones de última hora. Una vez todo listo, no pierdo tiempo para irme al apartamento. Tengo setenta y dos horas sólo para mí, ¡Maravilloso!, Valery no sé dónde anda, ser la hija de los dueños tiene sus ventajas,
Me desperté a media mañana, descansada y con un millón de tareas pendientes que hacer en el apartamento, mientras hacía la colada pensé en Valery y en lo que la llevó a tener ese acto de rebeldía contra su hermano, a veces el amor hace hacer cosas inimaginables en algunas personas… No quería imaginarme la reacción de Adam al descubrir lo que había hecho su hermanita menor, a pesar de sólo llevarse tres años, él siempre la trataba como si fuera una adolescente y no como la hermosa e inteligente mujer en la que se había convertido, él simplemente esperaba de ella obediencia sin chistar y esta simple acción rebelde le causaría un gran shock. Mientras arreglaba el apartamento, noté la grabadora que dejó Valery. Había escapado y ahora me correspondería convencer a Adam que su hermana estaba conmigo. ¡Menudo lío en el que me metí!, ojalá no ocurra nada malo, fue lo que primero se me ocurrió pensar. Mi abuela siempre me repetía que las mentiras tenían patas cortas…
Un ruido en la distancia me alertó, pero el cansancio era tan grande que volví a sumirme en mi sueño, el calor que sentía en mi espalda era reconfortante. Me apegué más a la fuente de calor, pero el ruido se hizo más insistente y abrí los ojos sobresaltada. Me tomó varios segundos darme cuenta lo que pasaba. Recordé haberme metido en la bolsa y cerrarla, pero ahora, por alguna extraña razón, la bolsa estaba más grande y a mi espalda estaba ¡Adam! Él continuaba durmiendo. Parecía muy joven, a pesar de la barba incipiente que se asomaba en su rostro. De repente, la puerta del cuarto se abre estrepitosamente, en el umbral está la señora Mariana con un b**e en la mano. Su expresión cambia cuando nos reconoce, eso hubiera sido gracioso en otras circunstancias, pero en ese momento me sentí como sorprendida en una travesura. Yo me incorporo rápidamente, pero Adam apenas se mueve. —¡Vaya, pues yo nunca lo hubiera imaginado! La señorita Gea… y el señor Adam… —la señora Marian