Capítulo 3: Recordando a Izan

Virginia

En la actualidad

Los Angeles, California EE. UU

— Princesa, ¡Levántate! — tengo días de días. Sé que le prometí a mi hermana intentar ser una mejor persona, y de verdad que lo hago, pero cuando tienes un vacío aquí adentro, en el alma, es muy complicado lograrlo — Vamos princesa, es importante que vayamos a los premios.

Los putos premios Óscar, que nunca logré ganar, digo logré porque hace un momento que no logro conseguir un buen papel y el año pasado no pude ir.

— Déjame en paz ¿Vale? — La voz de este chico me irrita, no sé por qué salgo con él, debí ser cinco años más grande y 10 años más madura, pero es aceptable en la cama y bastante tierno y preocupado por mí, así que luego de pasar casi dos años sola, decidí arriesgarme a estar con alguien, esperando no olvidarlo.

— Princesa, no deseo llegar tarde. Te dije que no deberíamos ir a esa fiesta ayer — Es verdad, el chico a veces es sabio y tenía toda la razón, pero ayer me dolía y mucho.

Fui a casa de mi hermana y estaban las dos chiquillas hijas del actor, este que Gregory adora; 

Greg es mi novio y siente una devoción enfermiza por Izan Davis y ayer sus hijas estaban ahí y verlas me hizo sentir algo extraño, como si hubiese perdido algo; Así que salí de casa de mi hermana como si tuviera una urgencia y me dediqué a beber y ahora no logro levantarme, estoy hecha un asco.

No sé cómo lo he hecho, pero me encuentro lista para la gala, aunque hace casi tres años tengo problemas de amnesia, he logrado continuar con mi vida, solo que siento que algo importante me falta y quiero recuperarlo por mí misma y no preguntárselo a mi hermana.

— Después de un tiempo fuera de las cámaras, tenemos con nosotros a Virginia Levy. Hola Virginia, ¿Cómo te sientes al volver a pisar la alfombra roja después de tantos años? Te extrañamos — esta periodista, es idiota, solo han pasado tres años y ya está exagerándolo todo.

— Hola querida, hola a toda la hermosa audiencia — Les guiño un ojo — Estoy encantada de volver y de hacerlo de la mano de este increíble hombre — Sonrió y beso en la mejilla a Gregory — Y por supuesto, extrañándolos inmensamente.

— Mucha información circula sobre tu alejamiento de Hollywood ¿Podrías contarnos qué pasó en realidad? — la miro fijamente y por un segundo no sé qué decirle.

— Como saben fui gravemente herida hace unos años y luego de este episodio, comprendí que debía intentar cuidarme y alejarme un poco del estrés — aprieto la mano de Gregory que se ha alejado un poco para responder a otro periodista, necesito que continuemos.

— Imagino que estás feliz de entrar por la puerta grande, presentando un premio junto al guapísimo Izan Davis que también vuelve la ruedo después de alejarse para ocuparse de sus hijas — Mi mente no logra procesar su pregunta ¿Estaré presentando con Izan Davis? No lo recordaba, ¡Dios mío!

— Claro, creo que es un excelente actor y al parecer un padre increíble, así que será un gran placer presentar este premio a su lado — Gregory ha terminado y me despido rápidamente, no sé cómo he olvidado esto.

— Gregory ¿Tengo que presentar un premio con Gregory Davis? — tengo el impulso de comerme las unas y eso lo hace mi hermana gemela, no yo.

— Sí, ¿Lo habías olvidado? Ya quisiera estar en tu lugar — Gregory no ha trabajado con Dante LeMaire, mi ex-esposo y ahora marido de mi hermana, por lo que no estaremos sentados cerca a ellos.

No logro verlos antes de que los premios empiecen, sé que ellos estarán en los puestos principales porque la película de Dante tiene 12 nominaciones.

Los premios empiezan y soy dirigida a vestidores para la presentación del premio a mejor diseño de vestuario, lo que me parece irónico porque mi hermana, que es una excelente diseñadora de vestuario, ganó el premio hace tres años y yo me sentí morir ese día, así de egoísta era, que no podía sentirme feliz por ella, sobre todo porque yo no había podido ganar el de mejor actriz.

— Virginia — Levanto la mirada y me pierdo en los ojos increíblemente azules de este hombre, no sé qué tiene, pero con solo escuchar su nombre, me pongo nerviosa.

— Hola, no sabía que nos conocíamos — Su mirada refleja incredulidad y ¿Rabia? ¿Tristeza? ¿Será que lo conozco? Pero en todo lo que he leído sobre mí, jamás he encontrado una conexión entre este hombre y yo — Tus hijas son increíbles, ayer las vi en casa de mi hermana — Bueno, creo que son sus hijas, porque eso fue lo que Vera me dijo.

— ¿Cómo? — me toma del brazo y tira de mí hasta hacerme entrar en un pequeño cuarto de vestuario, completamente lleno de objetos — No quiero que te acerques a mis hijas — Su voz fría, amenazante.

— A mí no vienes a exigirme nada, imbécil, por más actor importante que seas — tiro de mi mano con fuerza y trato de salir de la habitación, Izan me gira y me atrapa entre la pared y su cuerpo.

— No me importa si te gusta o no, ¡No vas a acercarte a mis hijas! — en esta ocasión Levanta la voz, sus manos abiertas a cada lado de mí y sus labios cerca a los míos.

— Deja de gritarme y de tratarme como si fuera una pervertida y pudiera hacerle daño a tus niñas, ¡No me conoces! — le grito.

— ¡Porque te conozco es que te lo exijo! — levanta su mano y la golpea en un puño contra la pared, mis ojos se desvían a mirar el lugar del golpe, su mano tiembla — Te conozco, Virginia y no creo en tu estúpido cambio — se gira y tiro de su brazo con fuerza, no va a insultarme y luego irse como si nada hubiese pasado.

— ¿Quién diablos te crees que eres para traerme hasta este lugar e insultarme? — empujo su pecho con fuerza, mis dos manos golpeándolo — ¿Quién diablos eres tú pare decirme que hacer o no con mi vida?

— Me importa una m****a tu vida, te quiero lejos de la de mis hijas — sentir el rechazo de este hombre de esta manera tan visceral, empieza a afectarme.

— No me conoces — susurro e Izan frunce el ceño y me mira con intensidad, por un momento creo que va a tocarme o a besarme y mi cuerpo grita como un puto adicto frente a su dosis diaria ¿Qué está pasando?

— Eso quisiera mi lady — Esa manera de llamarme me paraliza, es como si un recuerdo quisiera resurgir de alguna parte ¿Izan me conoce?

— ¿Me conoces? — le pregunto. Mientras mis manos le pican inquietas por tocarlo.

— Hubiese preferido no hacerlo — mis manos, que hace algunos segundos lo atacaron, suben por su musculoso pecho y se detienen al lado de su corazón, que palpita acelerado.

— ¿Por qué? — Izan suspira, su mano se levanta y se detiene en mi mejilla, me acaricia con suavidad, antes de acercarme a él, toma mi boca con anhelo, con rabia, como si quisiera castigarse y castigarme por este beso que a mí me sabe a cielo. Me pega contra él como si tuviera todo el oxígeno que necesito para vivir y mis manos se mueven inquietas hasta tocar sus glúteos que aprieto contra mí, me inclino un poco y siento su erección en contacto con mi pelvis.

— No te vuelvas a acercar a mis hijas — susurra contra mi boca y luego siento el vacío que ha dejado su cuerpo.

Estoy alucinando, tal vez debo preguntarle a Vera, porque este tipo no desea que me acerque a sus hijas, sé que he perdido parte importante de mis recuerdos de los tres últimos años, pero no pude haber sido tan mala como para hacerle daño a dos bebés.

Suspiro y me preparo para presentar los premios con este hombre que al parecer me odia y desea a partes iguales ¡Qué locura!

¿Por qué me llama My Lady?

Salgo de la habitación pensando en todo lo que acaba de pasar y de un momento a otro, siento un ligero mareo, me sostengo a una de las paredes y me quedo quieta durante un momento, pero no es suficiente, todo cambia a mi alrededor y me encuentro en una calle solitaria y fría de un pueblo, en Francia. 

Flashback

— ¡Ven conmigo! — El vagabundo me toma de la mano, caminamos unos 50 metros y abre la puerta de una gran y hermoso chalet, ¿será de sus amigos? No tengo tiempo a reflexionar u observar más allá de un gran salón con una chimenea, antes de que subamos las escaleras y entremos en una gran habitación y mi cuerpo sea empujado de espaldas contra una inmensa y muy cómoda cama.

Mi ropa vuela y las manos del vagabundo recorren todo mi cuerpo, su boca besa hasta el último poro de mi piel, se detiene en mis dedos del pie y siento algo de cosquillas, sonrío y llevo mi mano a mi vientre.

— Ahora, es cuando la piedra se abre para mí — me dice, mientras vuelve sobre mi cuerpo y levanta mis piernas que posiciona sobre sus hombros, besa mi intimidad, mis piernas se cierran y presionan con fuerza su cuello, las sensaciones me embargan, dos gruesos dedos se introducen en mi interior, cuando no puedo soportarlo más siento que todo mi ser se estremece mientras el me toca.

— Explota — mis gritos y gemidos son fuertes, tiro de su cabello sin importarme si le hago daño y mis piernas presionan con más fuerza. Él se queda ahí, bebiendo todo de mí y las réplicas de mi orgasmo me dejan sin fuerzas cuando siento su aliento caliente.

Lo miro sin comprender lo que ha pasado, nunca me había sentido así, con la poca fuerza que me queda giro y él cae sobre a cama mientras yo me posiciono sobre él.

— Mi turno — Le digo.

— Las piedras no hablan, solo disfrutan — me responde y me hace reír.

— Esta piedra no es como las otras — me mira y abre el cajón de la mesa al lado de su cama, saca y se pone un preservativo con suma precisión y rapidez. Toma mi cintura con sus manos y me levanta para luego deslizarse en su erección.

— Esta piedra, solo se abre para mí y hace lo que yo le digo ¡Ahora muévete! — Lo miro idiotizada, siempre soy yo la que llevo el control, pero sus palabras me han excitado y me muevo para tratar de sentirme cómoda con su tamaño, ya que en esta posición, lo siento completo y me hace un poco de daño, cuando estoy satisfecha, lo miro a los ojos, desciendo mis manos sobre su cuello y comienzo a moverme.

— No estés tan seguro, esta piedra podría sorprenderte — Él se ríe a carcajadas y en medio de las sensaciones más increíbles de mi vida, yo también lo hago, nunca había reído en medio del sexo y mucho menos, había disfrutado como una posesa.

Fin del flashback

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