Capítulo 4: Mi esposa está de parto

— Señora Levy ¿Se encuentra bien? Es su turno — miro desde el suelo al chico que me habla sin comprender lo que está pasando ¿Dónde estoy? ¿Acaso acabo de tener un recuerdo? ¿Cuándo fue? ¿Por qué Izan estaba ahí? Empiezo a tener un fuerte dolor de cabeza — Señora Levy, debemos entrar al escenario.

— No te preocupes, yo me encargo — El chico de producción asiente e Izan se inclina y extiende su mano, estoy acurrucada en el suelo, como una niña pequeña. 

Sujeto su mano y me pongo de pie.

— Gracias — No tengo el valor de preguntarle sobre lo que acabo de recordar, no ahora.

— Vamos, my Lady — susurra — A veces las piedras también tienen fisuras — dice tan bajo que pareciera que hablara con él mismo.

Levanto la mirada y lo observo, ahora estoy segura, ha sido un recuerdo, no estoy loca, me he acostado con Izan Davis y al parecer, por eso me odia. 

Estoy frente al auditorio, todos sonríen y tengo frente a mí el guion que sigo sin cambiar una coma, me pongo el traje de actriz y durante un pequeño momento, juego a estar encantada por la compañía de Izan.

Cuando ni siquiera logro concentrarme, ni borrar de mi mente su imagen, en esa cama, mientras yo lo cabalgaba como una loca habida de placer, siento calor y que mis piernas se humedecen.

"Salen" — Escucho que alguien dice y me siento perdida frente a todos, siento la mano de Izan tomar la mía y sacarme del escenario, la sensación de hormigas caminado en el lugar que él me tocó se vuelve intensa, hoy tengo un cóctel de animales paseándose por mi cuerpo, desde mariposas en mi vientre, hasta hormigas en mis manos.

— ¿Qué fue eso? — me pregunta Izan, mientras se inclina para verme mejor, yo soy alta y tengo unos tacones increíblemente altos, pero él me supera sin problema.

— No te entiendo — Sí, que lo entiendo, por un momento estuve perdida; me sucede a veces, pero es algo que la gente no sabe. Creen que perdí una parte de mis recuerdos antes de que Ronnie me disparara, pero aparte de Vera, nadie más sabe que he seguido perdiendo la memoria, aunque al parecer he estado mejorando y me pasa cada vez menos.

— ¿Sabes de lo que te hablo? Estabas ahí, perdida y antes de entregar el premio también

— No quiero que nadie se entere de este problema, Vera me ha pedido mil veces decirlo o que me permita que me cuente algunas cosas, pero yo no he querido, no quiero vivir la pérdida de nuevo de algo que no recuerdo.

— ¿Tú y yo estuvimos en Francia juntos? — le pregunto sin darle una respuesta, en este momento soy yo la que las necesito, porque no tenía la menor idea de que él y yo nos conocíamos.

— ¿Lo has recordado? — Es su respuesta y yo me llevo una mano a la afrenta y comienzo a caminar por el pasillo, Izan me sigue — Pensé que lo recordarías el día del matrimonio de tu hermana — ¿De qué está hablando? — Pero al parecer soy un pobre iluso, ni porque estuve dentro de ti, me recordaste — ¿Pero qué está diciendo? ¿Me acosté con él el día del matrimonio de mi hermana?

— Yo, necesito respirar — empiezo a caminar hacia una puerta de salida de emergencias, esto es una locura.

— Virginia, espera — escucho la voz de Una lejana, el ruido de la producción de los premios me aturde, trato de entender toda la información que acabo de recibir y es demasiado, haber estado en Francia con Izan, haberme acostado con él y no solo en esa ocasión, sino también en el matrimonio de mi hermana ¿Cómo pude olvidar eso?

— Lo siento, señora Levy, pero no puede estar en este lugar — miro al chico que está hablándome, necesito un trago, sé que no debo hacerlo porque anoche caí en la trampa, soy una alcohólica en recuperación, pero esto me supera.

— Vale, gracias — murmuro — ¿podrías conseguirme un trago? — el chico me mira — ¿Por favor? — Vera me dice que las cosas se consiguen de manera más fácil cuando pides el favor.

— Señora Levy, lo siento, pero debe volver a la gala — Lo miro de mala manera, pero sé que tiene razón, no veo a Izan por ningún lado y me imagino que estará sentado cerca a mi hermana y a Dante.

El dolor de cabeza continúa y mientras camino, vuelvo a sentirme un poco mareada, me sostengo del brazo del chico ¿Qué está pasándome?

Flasback

Tal vez pienses que estoy loca y podrías tener toda la razón, Izan, pero siento que estamos haciendo lo correcto — Vuelvo a susurrar.

— Nunca fue algo correcto entre los dos, no para ti — ahora soy yo quien frunzo el ceño sin dejar de presionar con mis piernas entrelazadas, su erección cada vez más grande.

— No lo sé, Izan y ojalá pudiera recordarlo, solo sé que hoy, en este instante y en este lugar, siento que voy a morir si no te tengo en mi interior y eso para mí es más que correcto — Observo su quiebre, el momento cuando el deseo le gana la partida a la razón y su cuerpo toma el control, en segundos tengo el vestido enredado en mi cintura y sus pantalones han descendido. Mi mano inquieta se envuelve alrededor de su erección y su boca húmeda tortura mis senos sin piedad.

Me acerco al borde para dejarle libre acceso y mi cuerpo grita de satisfacción cuando, siento su miembro, invadirme con fuerza, sus potentes penetraciones, sus besos y caricias me enloquecen, mi cuerpo se vanagloria en la increíble sensación de plenitud que me invade, el orgasmo me sorprende y en mi delirio mis manos se introducen entre la camisa de Izan y arañan con fuerza su espalda, mis gritos y gemidos son acallados por su boca, que me besa con la misma posesividad que su miembro.

Siento su ausencia en el momento en que Izan se inclina y rápidamente toma papel, que envuelve en su erección, comprendo lo que está haciendo y me quedo sorprendida mirándolo. No pensé en el riesgo que asumíamos al follar sin protección.

— No quiero volver a correr el riesgo — me dice, mientras tira a la basura el papel, cierra los ojos y pasa la mano derecha por su cabello, se acerca a mí y toma mi mentón con una de sus manos — No voy a volver a pasar por esto, Virginia. Coger contigo siempre es increíble, aunque lo he pagado muy caro. Pero esta vez no estoy dispuesto a pasar por lo mismo. Olvídate de mí — Suelta mi mentón, se organiza el pantalón y sale de los aseos, cerrando la puerta detrás de él.

 

Fin del flashback

 

El recuerdo llega de manera intempestiva y lo pierdo en el acto.

— Señora Levy, ¿se siente bien? — Miro al chico y trato de concentrarme, estoy en la gala de los premios Óscar, acabo de entregar un premio y de hablar con Izan, acabo de recordarlo, tuve una relación con él y al parecer me odia ¡Oh Dios mío!

— Sí, sí, gracias... Solo un bajón de azúcar, creo. Volveré a la gala — El pobre chico debe estar feliz de que yo me aleje, debe pensar que estoy hasta la coronilla de drogas.

— ¿Dónde estabas, princesa? — después de escuchar a Izan llamarme my Lady, me siento incómoda con el apelativo, princesa, me suena ridículo, adolescente ¡No sé ni lo que pienso!

— Estaba retocando mi maquillaje, ya sabes el calor que hace en el escenario — Greg sonríe y continuamos observando la gala, pero yo ya no estoy concentrada en ella, busco con la mirada a Izan, cómo no volvimos juntos, no tengo la menor idea de dónde está, registro el espacio donde se encuentran los nominados de la productora de Dante, pero no logro verlos a todos.

El grupo de rock  favorito de mi hermana, presente la banda sonora de la película de Dante, que también está nominada a mejor canción. Han tenido dos colaboraciones, la primera cuando Dante se encargaba solo de la producción y esta, en la que fueron nominados, con Dante cómo director.

Vera es amiga de las esposas de los integrantes de la banda, pero cada vez que las encuentro, no logro empatizar con ellas, imagino que también están aquí.

Los presentadores anuncian los nominados a mejor director, en el momento que la imagen de Dante se proyecta, espero que mi corazón se agite como siempre, pero contrario a esto, me fijo en la imagen de mi hermana cuando alejan la cámara, se ve un poco cansada y pálida ¿Estará enferma?

— Y el ganador es... Dante le Maire por "Una leyenda milagrosa".

Vuelvo a ver a mi hermana en la pantalla, mientras Dante la besa rápidamente y se dirige al estrado ¡De verdad parece muy cansada! La pobre está embarazada de gemelos y se encuentra en las últimas semanas, pensé que no vendría a la gala.

Dante, mi ex - esposo, como siempre guapo y elegante, comienza su discurso, no estoy concentrada en sus palabras, sigo pensando y buscando a Izan.

Vuelvo en sí al escuchar los murmullos de la audiencia.

— ¿Qué sucede? — le pregunto a Greg.

— Tu cuñado ha dejado de hablar — Dante está frente a todos con aire un poco desconcertado y se vuelve hacia los camerinos, susurra algo y niega con la cabeza.

— Lo siento, gracias a todos, el premio es genial, pero alguien lo recibirá por mí... Mi esposa se ha puesto de parto — se aleja casi que corriendo sin prestar atención al protocolo. La gente se pone de pie y busca a mi hermana.

De inmediato, me muevo como por inercia, y comienzo a disculparme con todas las personas a mi paso, intentando llegar hasta donde se encuentra ella.

Empiezo a desesperarme, porque no logro llegar hasta donde está ella, logro ver a un chico sacándola de la sala en una silla de ruedas y a Dante corriendo detrás de ellos.

— ¡Dante! — grito cuando lo veo girar rápidamente.

— Por aquí, señora Levy — Me dice uno de los chicos de producción ¿Es que están obligados a reconocernos a todos?

— Gracias — El chico toma mi brazo y me empieza a guiar hacia donde se escucha la sirena de una ambulancia ¡Dios Mío, esto es en serio!

— Gracias, yo me encargo — escucho la fuerte y masculina voz de Izan y siento su mano envolverse en mi brazo, mientras que el chico de producción se retira — Ella va a estar bien.

Lo miro como una idiota, sé que debo decirle algo, no puede simplemente llegar y decidir que se ocupa de todo, como si yo fuera una niña.

— Yo puedo sola — Tiro con fuerza de mi brazo, pero él continúa sujetándome.

— Déjate de idioteces, Virginia. No es el momento — siento la piel ardiendo en el lugar de mi cuerpo que está tocando. No entiendo por qué al sentirlo cerca mi corazón pareciera desbordarse.

Llegamos hasta donde los paramédicos están ingresando a Vera en la ambulancia.

— Nos vemos en el hospital Izan — Dante e Izan han hablado rápidamente, mientras el primero se subía a la ambulancia y me ignoraba por completo.

No he comprendido nada, sigo tan aturdida por los últimos acontecimientos que comienzo a preocuparme por mi capacidad de reacción.

— ¿Virginia? — escucho la voz de Greg cuando un botones se acerca con el auto de Izan. No muchas personas se arriesgan a venir en sus autos y soportar los trancones.

— Greg, querido. Debo ir al hospital — Izan y Greg se miran y siento la tensión en el ambiente, observo cómo Izan cierra con fuerza su mano contra la puerta del automóvil.

— ¿Vienes, Virginia? No pienso esperar hasta que te decidas — El tono serio y autoritario de Izan me pone furiosa, pero por el momento, esta es la mejor forma que tengo de salir de aquí.

— Voy contigo — me acerco a Greg y lo beso rápidamente, solo que, él intenta demorar un poco más el beso — Tengo que irme querido.

 

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