Miro con atención mi imagen frente al espejo, precisamente hoy no es un buen día, no me siento bien. Jacob y yo salimos en unos minutos para la casa de su padre, es la conmemoración de los 10 años del fallecimiento de la madre de Jacob y voy solamente porque se lo prometí y porque lo vi muy mal ayer. Aiden me ha llamado para preguntarme si quiero que me acompañe a hablar con Jacob, no quiero contarle, por ahora. Así que no le he devuelto la llamada. Ayer, mientras escuchaba a Jacob, me di cuenta de que yo no soy nadie para hacerlo pasar por esto, otra vez. Soy consciente que mi enfermedad no puede ocultarse fácilmente y Aiden no va a estar eternamente a mi disposición, es verdad que he encontrado en él un excelente amigo, pero no puedo cargarlo con mis penas. Además, los médicos siguen buscando la causa de mis náuseas y vómitos, cuando fui con Jacob, la prueba de embarazo fue negartiva y al parecer no es un síntoma de la enfermedad que me diagnosticaron, me hicieron otros exámenes pa
— ¿Carlos? ¿Qué diablos haces aquí? — Carlos se levanta del sofá en el que se encontraba sentado y tiene una copa en una mano con un líquido ambarino. — Tus padres me han pedido salvarte de la perdición, quieren darte una segunda oportunidad — me dice como si lo que está afirmando, no fuera en sí mismo un absurdo — Debes dejar esta casa y ciudad del pecado y venir de nuevo conmigo, estamos dispuestos a perdonarte y a que te cases conmigo. — Yo estoy bien acá, gracias — le respondo — Tú podrías mejor casarte con mis padres, seguro serías más feliz. Escucho un aplauso pausado, giro y veo a Jacob entrando a la sala, su mirada está perdida y sus ojos brillan de una manera extraña, no puede caminar derecho, ha bebido al parecer, además tiene un ojo inflamado y azul. — La esposa fugitiva ha vuelto — me dice con su voz de borracho — y no sé para qué — se acerca a mí y toma mi cabello en sus manos, lo huele y tira un poco fuerte de él, ahora no me siento en condiciones de discutir — ¿dónde
— ¿Segura que quieres dormir en el sofá? — Me pregunta Aiden, tuve que enojarme con él y decirle que me iría a un hotel si no me dejaba dormir en el sofá, que además es inmenso y supercómodo. La verdad es que no quería dormir en su cama, con la fama que tiene no me imagino la cantidad de gérmenes o casas raras que puedo encontrar en ella. Aunque pensándolo bien, si se parece en algo a Jacob, todas las superficies de esta casa deben estar llenas de gérmenes y secreciones de todo tipo ¡Qué asco! Voy a dejar de ser hipócrita, porque hasta el momento, Aiden es la única persona que se ha comportado como un verdadero amigo. Así que tengo que aceptarlo con gérmenes y secreciones extrañas. — Sí, no te preocupes por mí, ya sabes que mañana debo ir al hospital. — ¿Quieres que te consiga algo especial? ¿Ropa? — me pregunta — Creo que iré a comprar todo lo necesario antes de ir, gracias de todas formas Aiden — le respondo y no puedo sacar de mi mente la cara de Jacob cuando me echó de su casa.
— ¡Lucas! — abro mis manos y mi mejor amigo corre hacia mí, me abraza con fuerza y ma da los dos besos reglamentarios en las mejillas. — Que son esas fachas Miranda — me dice — el hecho de que estés en esta clínica no te da el derecho a permanecer sin tratarte y estar bella — yo sonrío y veo sus ojos humedecidos, está intentando ser fuerte, no mostrarme lo sorprendido que está. — He perdido mucho peso — le digo. — Y estás muy pálida — me responde y sonreímos, sentimos un carraspeo detrás y recuerdo que el doctor Taylor se encontraba aquí. — Perdón doctor, Lucas es un amigo que ha venido desde España — le digo y ellos se presentan — tengo una inquietud, yo tengo un implante desde hace casi 5 años, ¿podrían sustraerlo, por favor? — le pregunto en voz baja. — Claro Miranda, no es necesario en este momento y no queremos que el bebé sea tocado por más hormonas de lo necesario — asiente, se despide y sale de la habitación. — ¿Estás embarazada? — Grita Lucas y sus lágrimas finalmente se
Jacob — ¡Déjame! — Miranda está irascible, no me habla y después de cada ciclo de quimio y de la estadía en el hospital, duerme mucho. Se ha trasladado a otra habitación y solo habla con Carla, Aiden o su amigo Lucas, que viene casi todos los días después del trabajo. Al principio me quedé en casa con ella, no salíamos e intentaba brindarle toda la ayuda posible, pero Miranda continuaba rechazándome una y otra vez. Hoy ha estado llorando, Carla me buscó muy temprano, apenada porque regresé ayer en la noche de una pequeña gira de dos semanas y estoy muy cansado. Intento que los viajes no coincidan con sus ciclos de quimio. Antes de partir, Miranda había terminado el segundo ciclo y fue algo agotador para mí, así que no puedo imaginar cómo se siente ella. — Miranda — estoy sentado al lado de la puerta de la sala de baño de su habitación, después de más de 20 minutos esperando, Carla ha ido a buscar las llaves. Estoy cansado porque no he dormido bien desde que descubrí que Miranda hab
La puerta de nuestra habitación se choca con fuerza contra la pared, Jacob me levanta y me pega contra esta, levanta mi vestido y pasa sus manos por mis piernas, intento rodearlo con ellas, pero no es fácil, Jacob se da cuenta de eso y me lleva hacia la cama. Mientras empieza a desnudarme va besando todo mi cuerpo, se detiene un momento para quitarse la ropa, y yo llevo mis manos a mi pecho, no me siento muy segura con el puerto que tengo instalado, a pesar de que no se ve en la parte exterior de mi cuerpo, la protección sí y es lo que me hace sentir insegura. Jacob me mira a los ojos y pasa una mano cerca al lugar donde está instalado el catéter, sabe que no debe tocarlo, contengo la respiración, mientras él continúa acariciando mi cuello hasta llegar a mi mejilla. — Preciosa — me dice y me da un beso suave, estoy contenta porque mis labios han estado hidratados y desde hace dos días las pequeñas llagas que tenía en mi boca han desaparecido, a veces pasamos días sin poder darnos un
— ¿Cándida Rosa? — trato de no demostrar lo impresionada que estoy de verla “Tengo la boca abierta en mi interior” —- ¿Qué haces aquí? — imagino que el portón de entrada de nuestra casa está plagado de periodistas, solo que no logro verlos desde aquí y mi hermana ha debido disfrutar como una diva de su atención. — ¿Cómo me haces esa pregunta, querida? — me abraza con fuerza y yo la verdad no entiendo nada, nunca me abraza — Si eres mi única hermanita, a la que amo con todo el corazón. No puedo dejarte sola en un momento como este, así seas una ingrata y no me hayas contado nada — Mi hermana me deja dos fríos besos en la mejilla y luego entra como perro por su casa, Jacob está hablando con Bianca quien al verme se sonroja de inmediato, mi hermana levanta una ceja y la mira de manera insignificante, Bianca baja la mirada y se hace a un lado rápidamente. — Tú debes ser Jacob, querido — el pobre me mira con cara de desconcierto, Cándida Rosa y yo nos parecemos mucho, ella lleva tratamien
Jacob — No quiero hacerlo más — escucho la voz de la chica que siempre habla con Miranda, pero hoy tampoco logro recordar su nombre — Yo lo quiero a él, tú lo sabes y no quiero hacerle daño a nadie. Así que déjame en paz y no vuelvas a llamarme, no haré nada más — está irritada, nunca le había escuchado ese tono de voz, su conversación es muy sospechosa. — Hola — le digo cuando me aseguro que ha terminado la llamada — Señor Jacob — me mira rápidamente y sus mejillas se vuelven rojizas — ¿Necesita algo? — ¿Qué haces aquí? — le digo y me acerco un poco más a ella, está transpirando — tengo la impresión de que siempre te veo por todas partes. — La verdad es que vengo mucho, señor — me responde — Yo soy la persona de comunicaciones asignada a ustedes — ¿Y eso quiere decir? — le pregunto, no tengo ni idea de qué está hablando. — Usted y cada uno de sus compañeros tienen asignado a alguien de comunicaciones — habla de prisa y comienza a caminar, como si tuviera que llegar a algún lado