Gracias por los no tan dulces sueños

En el presente, una semana antes de mi boda

- No puedo creerlo Mira – me dice Lucas mientras sostiene mi mano, y escucha todo sobre la relación entre Jacob y yo, desde que nos encontramos en la costa.

Dejo de pensar en el pasado, solo recordar todo lo que pasó y a Jacob me hace poner caliente.

- Me pusiste caliente con la follada del baño – me dice Lucas mientras salimos del local.

- ¡Lucas! – me tapo la cara, qué vergüenza.

Al llegar a la oficina, le digo a Lucas que voy a los aseos, él sonríe con picardía y me arrepiento de haberle contado todo.

Cuando salgo, me tropiezo con uno de los arquitectos, que me mira con mucha lascivia, es un tipo repugnante y no lo soporto.

- Chica – me dice, ya que en tres años no ha logrado aprenderse mi nombre, o no le da la gana de decirlo – Necesito para hoy los planos terminados del edificio Torrealba- Me guiña el ojo.

- Lucas –  me siento a su lado – ¿tienes los planos del edificio Torrealba?

- Creo, ¿por qué? – me dice – Mira, en tu acta de matrimonio aparece un número privado, vamos a llamar – me cambia el tema, sigue con lo de mi matrimonio. Yo todavía no sé que hacer y el tiempo pasa volando.

- Pero es una llamada internacional – Lo detengo, no me siento segura de hablar con Jacob y mucho menos después de todo lo que he recordado.

- ¿y? - ¡Mierda! Van a echarme si dejo a este loco hacer lo que quiera.

- Tranquilo, yo tengo su número de teléfono portable – Ya de perdidos, al río.

- ¿Qué? ¿Has tenido el número de teléfono portable de un miembro de mi banda favorita y no me los ha dicho? – Está realmente indignado, como digo es un exagerado – Pero que digo, si hasta estás casada con él y hasta te lo has follado repetidas veces y no me lo habías dicho – a veces pienso que en realidad es gay.

Lucas coge mi teléfono portable y entra la clave, se la conoce de memoria, marca y pone el altavoz, los nervios me están carcomiendo los sesos, al final ni podré hablar.

- Vale, yo creo que está ocupado, tal vez esté follando con alguien – Ese comentario me ha dolido más a mí que a él, estiro mi mano para colgar.

- ¿Hi? – respira Miranda, respira. La voz de Jacob es roca, como si acabara de despertarse.

- Hola – le contesta Lucas con su Inglés machacado – Soy Lucas, te hablo de parte de Miranda, Miranda Aguilar, espero que te acuerdes de ella – ¿Pero qué dice? - nos gustaría poder aclarar un asunto sobre vuestro matrimonio, el de Miranda contigo – Pobre Lucas, creo que ni el mismo se ha entendido.

Silencio ¡Dios mío! Como voy a creer que Jacob va a estar interesado en aclarar algo conmigo y ahora que sé que es un cantante famoso, no logro entender como hice para casarme con él.

- Miranda, nena – Lucas levanta su ceja y me mira. Jacob me habla en español y con una voz ronca y sensual, además de ese hermoso acento que me derrite – son las tres de la madrugada y aunque sé que en España están empezando el día, te juro que yo todavía quiero dormir.

- Espera, espera – le digo antes que cuelgue. Lucas está platónico y no sabe qué hacer – Necesito verte, de verdad, y solucionar urgentemente un problema que tengo con lo del matrimonio. Te había pedido que lo anularas – le digo y empiezo a sentirme muy molesta con él.

- Vale, esposa mía – Me derrito cada vez que lo escucho – No puedo ir a España ahora – hace una pausa – Tal vez en un mes pueda ir un fin de semana – Lucas dice que si con la cabeza, esta idiota.

- Necesito resolverlo esta semana, Jacob - le digo muy seria.

- No sé qué problema puedas tener, pensé que todo estaba en regla – Silencio de nuevo – ¿necesitas dinero? – Lucas vuelve a decir que sí, pero en esta ocasión habla.

- Sí, necesita un coche último modelo y que vengas para folla … - Le cierro la boca con las dos manos.

– No, no lo escuches que está chiflado – hablo rápidamente antes que al idiota de Lucas se le ocurra decir algo más - Es algo muy serio Jacob y no, los papeles no están en regla, se supone que yo debería estar soltera y no casada contigo.

- Estaré dos días en casa, así que ven y solucionamos el problema que tengas – me dice, se nota cansado.

- Jacob – Le digo – Tú no estás a la vuelta de la esquina.

- Lo sé – sonríe – Tú no estás en mi cama cuando te necesito – su voz se vuelve más baja y ronca, Lucas abre los ojos y se queda inmóvil para que Jacob no lo escuche – y está claro que tampoco a la vuelta de la esquina o no estaríamos hablando por teléfono – Está queriendo decir que estaríamos haciendo … Bueno, no, uno duerme, también – Cuando pueda razonar como una persona normal te enviaré el billete de avión - ¿Cómo? Lucas levanta la mano en señal de victoria, yo solo me rodeo de gente loca – Ahora esposa, gracias por los no tan dulces sueños, estoy seguro de que estarás en todos ellos – termina su frase en un tono mucho más bajo – ah y dile a tu amigo que puede respirar - y luego cuelga el teléfono

- No me lo puedo creer – me dice Lucas mientras nos sentamos a seguir tomando nuestro café, no hemos hecho absolutamente nada desde que llegamos a la oficina, espero que la jefa no pase por acá ahora – Tienes que darme tu secreto, necesito conquistar a Rosalía.

- ¿Quién es esa? – Lucas me mira como si yo estuviera m*****a o contaminada con una enfermedad grave.

- No te estreses pensando en esas cosas, Mira – me toca la cabeza, me está diciendo tonta, el imbécil – Hasta por teléfono te quiere follar, ¡muero!

- ¿Tú eres gay o bi? – Le pregunto, porque su interés ya me parece inquietante.

- No, tontita – me dice y toma un sorbo de su café frío – soy chismoso y curioso, además es la primera vez que tengo una amiga casada con un famoso – levanta un poco la voz.

- Cállate – le digo – recuerda que el próximo fin de semana me caso y la mitad de la oficina está invitada.

Lucas me trajo al aeropuerto, estoy muy estresada, no sé cómo voy a hacerle para estar aquí el jueves, voy a perder 7 horas de diferencia horaria, que van a jugar en mí contra.

- Mira, no te olvides de hacerles firmar mis álbumes - Leo me ha dado, no sé cuantos CD del grupo que debo hacer firmar.

- Tranquilo – le digo – no voy a olvidarlo, primero olvido los papeles del divorcio.

- Yo que tú, lo haría y me dedicaría a follarme a Jacob – vuelvo a mirarlo con la boca abierta.

- ¿En serio no eres gay? - le vuelvo a preguntar, mi teléfono suena y veo que es Carlos, segundo día llamándome tan temprano.

- ¿Dónde estás? – me dice directamente

- Resolviendo el problema ¿Recuerdas? – le digo y continúo caminando con Lucas a mi lado.

- Tus padres me dijeron que saliste con una maleta – ¡Mierda! – ¿Vas a verte con el tipo ese?

- Solo llevaré los papeles y vuelvo con ellos firmados – le digo

- ¿Dónde vive? – los nervios me matan, puedo decirle el nombre de la ciudad, no va a pasar nada.

- En San Diego. California – respondo y suspiro

- ¿En los Estados Unidos? – me grita – ¿Tú eres loca? ¿Piensas que vas a lograr llegar para que el registro nos valide el expediente?

- Carlos, por favor – le digo – hasta el jueves, déjame intentarlo.

- Estás malditamente loca Miranda, espero que lo logres, porque no seré yo, quien haga el ridículo delante de todos los invitados, tenlo por seguro que, si no lo logras, voy a decirle a todo el mundo lo que pensabas hacer.

- Carlos, cálmate – le digo – yo no pensaba hacer nada extraño, solo quiero casarme contigo, ¿vale?

- ¿Casada con otro? – vuelve a gritar – Lo que querías es ser una bígama, ¿verdad? – escucho su respiración pesada y sé que está enfurecido con la situación.

- Yo pensaba que estaba anulado – le digo

- Te lo juro, Miranda – me dice – tú no me conoces y no vas a hacerme quedar en ridículo frente a todo el mundo, tienes hasta el jueves en la tarde, ni un minuto más – Hace una pausa y yo muero de ansiedad – si no cumples con tu palabra, vas a conocerme mi ira y no voy a tener compasión de ti. Estás advertida.

Termina la llamada y yo me pregunto como hice para comprometerme con este hombre y porque quiero casarme con él.

- Es un idiota, Lucas - Le digo a mi amigo, el estres aumenta en mi cada segundo - Carlos es un idiota, me ha llamado bígama - Lucas levanta una ceja. 

- Pero casi lo eres amiga - sonríe.

- No seas idiota - Le respondo - y además no he terminado de contarte toda la historía. 

- Es verdad amiga, te has quedado mojadita y me has dejado en ascuas - me responde mientras nos sentamos en un café del aeropuerto - Termina de contarmelo todo - Dice levantando su mano derecha para atraer la atención del mesero. 

- Que burdo eres, en serio - le respondo y me preparo para contarle el final de la noche más caliente que he tenido en mi vida. 

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