Golpe bajo
Vi las luces del camión, iluminar los árboles en una de las curvas de la carretera, la velocidad disminuyo en el mismo punto de encuentro, puse mi capucha y les hice la señal a los demás, con agilidad nos acercamos al camión y tocamos dos veces provocando que el hombre bajara, les hice una señal a mis hombres para que se dispersaran mientras negociaba con él. Cuando me acerque a la parte de atrás del camión, el hombre abrió las puertas subiéndose a la bodega.
—Lo mismo de siempre.
—Bien —empezó a sacar las cajas mientras la noche nos amparaba con su oscuridad.
—¿ha habido algún problema?
—Todo bastante tranquilo —indico sacando la segunda caja que uno de mis hombres tomo, pero me fije que temblaba como una hoja, entonces pregunte.
—Tardaste esta vez, ¿pasa algo en el camino?
—No pasa nada… terminemos esto cuanto antes. —sin poder creerle una palabra, todo encendió mis alarmas, esto no me gustaba. Tome su mano con fuerza provocando que saltara del miedo, ya no era unos simples nervios como había notado, este hombre estaba aterrado.
—¡Habla! Sé que escondes algo…
—Por favor, ya no fue suficiente con lo que estaba haciendo por ustedes. Malditas ratas traicioneras, ¡¿qué más quieren?! Solo quiero vivir, quiero volver con mi familia… déjenme en paz. —Increpo el hombre arrodillado, llorando mientras suplicaba, sin entender que pasaba, solté su mano y de repente sentí un fuerte olor a gasolina mientras los fuertes lloros del hombre se volvían, un ruido leve de fondo, el ruido de algo metálica caer al suelo en el pavimento llamo mi alarmar abrí los ojos y grité.
—¡Corran! —de repente la camioneta exploto en miles de pedazos, mandándonos lejos, sin darme tiempo a sacar al pobre hombre.
—¡Capitana Galaxy, se encuentra bien! —intentaron levantarme del suelo mientras la camioneta ardía en llamas y mi corazón latía con fuerza.
—Estén alertas… —de repente vi el panorama, la mitad de mis hombres se encontraban en el suelo herido, maldición… un grupo de soldados armados llegaron a la zona, mis hombres sacaron sus arcos y apuntando.
—Malditos delincuentes, viene a robarnos y si no lo consiguen, asesinas a civiles.
—Nosotros no tenemos nada que ver con esto, la camioneta exploto… —escupí apretando mi quijada con rabia.
—Lo vimos todo, amenazo al hombre y cuando no le dio lo que querían activaron el explosivo, son unas ratas sin honor… unos salvajes sin escrúpulos. —rugí con fuerza tomando a uno de los hombres por el cuello para alzarlo como un muñeco.
—No me calientes o te juro que te arranco la cabeza de un bocado. —Propine mientras mis ojos se volvía carmesí.
—Mata a uno de mis hombres, mujer salvaje, y os veréis en más problemas con el pueblo —dijo caminando hacia adelante un hombre en traje.
—Me presento, soy Gaspar, la mano derecha de la alcaldesa Ángela y esta noche su representante. Le pido que le diga a su gente, que baje las armas y se entreguen para ser debidamente encarcelados. —Mire tras de mí y luego a ellos eran más que nosotros. A punto de pedirles que bajaran sus armas a mis hombres, Makena negó y grito.
—¡Nosotros no agachamos la cabeza ante estos asesinos comandante! ¡No huiremos! —grito transformándose y saltando al cuello de uno de ellos.
—¡Por nuestros hermanos caídos! —todos se trasformaron y las balas no se hicieron de esperar, los gruñidos y la fuerza de las mandíbulas perforando la carne y los gritos de sus voces soltando el último aliento, mi loba se relamió recordándome a sky, recordándome que no quería dejarme pisotear más por estos asesinos… Arranque la cabeza de aquel hombre y de un rugido me trasforme saltando encima de ellos mientras disparaban sus metralletas, nos escondimos en los bosques huyendo al ver como caían en el suelo la mitad de los míos.
—¡Malditos monstruos!
—¡A los bosques! — grité entrando corriendo con velocidad en mi forma lobuna. Esto no se los perdonaría, había sido una emboscada por orden de la alcaldesa, nos estaban casando… esto era la guerra.
¶
*Al fondo, aquel lago infinito de aguas tranquilas, había una figura… era un hombre, pero no alcanzaba a ver su rostro. Me acerqué lentamente hasta él cuando de repente empezó a alejarse
—¡Ey, espera! —apure el paso al no oír su respuesta.
—¡Detente! ¿Quién eres…? Solo quiero saber quién eres —grité, pero cada paso que daba me alejaba más y más, de repente escuché.
—¡Señorita alcaldesa, señorita alcaldesa, tenemos una emergencia! —abrí mis ojos en la oscuridad de mi habitación, escuchando los fuertes toques en mi puerta, entonces supe que algo malo había ocurrido, me levante de la cama, encendí la lámpara y mire la hora, eran as tres de la mañana. Tomé mi vida y al salir me encontré de frente con la empleada.
—¿qué está pasando?
—Ha habido un ataque, el señor Gaspar pidió llamarla. —Salí de la habitación caminando al salón, Gaspar se encontraba al lado de otro hombre que estaba cubierto de sangre.
—¿Gaspar que ha pasado?
—Han detonado una bomba matando a un civil, cuando intentamos capturarlos, se trasformaron en esas bestias infernales y mataron a todos nuestros militares a cargo.
—¿qué? ¿Eso… cómo es eso posible? ¿Por qué detonarían una bomba? Tiene que haber una explicación.
—Señorita alcaldesa, lo vimos con nuestros ojos… amenazaron al pobre conductor y al ver que no quiso trabajar más con ellos, detonaron una bomba que asesino al hombre. —pase saliva con dificultad intentando pensar-
—¿reconocieron quiénes eran?
—¿No está preguntando si había algún líder con ellos? —dijo el comandante militar.
—Si…
—Tenemos expedientes de todos los cabecillas que han estado contrabandeando con las mercancías del pueblo, y creo que reconocí a una importante cabecilla de la banda, una mujer que parece que tiene bastante influencia en la llamada manada, se hace llamar capitana Galaxy —mis ojos se abrieron levemente al escuchar ese nombre.
—Tal vez podamos entablar un diálogo con ella, si ella es la líder de los robos… podríamos entender que sucedió, y solucionarlo de una manera más pacífica, necesitaba comunicarme con ellos y esta es una buena manera. —Indique caminando de un lado a otro, intentando entender como Galaxy había llegado a tanto. Alce mi mirada y el horror surco el semblante del comandante.
—Murieron todos mis compañeros, más de treinta hombres cayeron a manos de esos adefesios… conocía a sus familias, llevábamos más de diez años trabajando algunos, y mañana seguramente tendré que decirles a todas esas personas que jamás verán a sus padres y esposos. Y me dice que quiere hablar con ellos, sentarse a tomar el café… ¿Qué clase de alcaldesa es usted? ¡Qué clase de monstruo es! —temblorosa, me mantuve firme sin saber qué responder.
—No solo murieron soldados, señora alcaldesa… también murió un civil, un simple conductor. Tenía una hija y viví sencillamente con su esposa, trabaja al día para traerle algo de comer a su familia. —dijo Gaspar con una seria expresión.
—Yo… solo quería.
—¿Que se supone que les dirá a esas familias? Los pondrá mirar a la cara... porque yo no —se puso su sombrero y salió del salón dejándome con un remordimiento de culpa que ya conocía muy bien. Era de nuevo mi culpa…
Un día lluvioso La ceremonia de honores fúnebre se celebró en la tarde, el día estaba nublado, frío y oscuro, de alguna manera se ajustaba al dolor. Los miembros de las fuerzas militares desplegaron un honorífico desfile de armas mientras las banderas cubrían los ataúdes. Cuando las armas se dispararon al cielo, las trompetas entonaron una triste tonada. —¿Mami, porque están enterrando a papi…? No podrá salir a tiempo para la cena… no me gusta esto, ¡quiero a mi papá! —Abrazo con fuerza a la pequeña deteniendo que se acercara al ataúd que estaba siendo enterrado, el cielo retumbo dejando que poco a poco la lluvia callera, la mujer se desmoronó en el suelo mientras sollozaba con fuerte, arrebate la sombrilla que sostenía Gaspar sombre mi, y camine hasta la mujer para cubrirla mientras maldecía con dolor. Alzo su rostro hasta mí como echa cascarón vacío. —Siento mucho su perdida, señora Chepar. En nombre de la familia Hakett queremos ofrecerle una ayuda monetaria…—se levantó aparto la
Ceremonia de sucesión—¡Alfa, han vuelto el grupo de exploración! —Sali con rapidez de mi carpa y corrí entre la multitud de gritos y llanto. Cuando por fin llegue a la escena mi piel se erizo.—¡Mi lunaaa! No, él no... por favor, diosa luna… no me lo arrebates, por favor…. No él —mis ojos pasaron por todos los cuerpos que estaban en el suelo, mientras la sabia anciana recitaba unos canticos a los fallecidos. La rabia nacida de lo más profundo de Beliat se traspasó a mí. Miré a Galaxy y parecía cansada, al acércame a ella inquirí apurado.—¿Qué fue lo que paso Galaxy? —me miro a los ojos y con rabia soltó.—¡Nos pusieron una trampa! Le pusieron una bomba a quien nos suminisntraba los alimentos.—¿Que? ¿Quién cojones haría eso? No tiene sentido… ¿el hombre se inmolo?—¿Y aun lo preguntas? ¡claramente fue la ilustre alcaldesa!—¿Porque Angela haría algo así…? Sin previamente sentirse a amenazados, simplemente no tiene sentido Galaxy —un veneno la invadió por la expresión que me mostro.
—Yo, Angela Hackett, juro… juro —mire a las personas presentes que con un silencio sepulcral que me diseccionaban con sus escrutadoras expresiones, aparte el papel de mi discurso y Gaspar pareció palidecer en la lejanía, mire a cada uno de los habitantes y solté sincera.—No soy mi madre… y sé que tenían mucha fe en ella, y sé que no adoraban a la peor de las hijas, pero si de algo estoy segura es que no quiero ver a más personas morir delante de mis ojos, no sé cómo lo lograré… pero quiero liberarlos a todos del miedo, quiero vivir en un lugar tranquilo, no soy la persona perfecta, pero soy la mujer que quiere luchar por ustedes. —Todos aplaudieron y de repente entre el barullo unas mujeres salieron entre el grupo de personas con carteles de “liberen a Hackett” “fuera la familia Hackett” y entre esas mujeres vi una de las viudas.—¡No crean en esa mujer, esa familia está maldita y nos llevará a la destrucción! ¡No le importa nuestras familias, y si yo fui una víctima, ustedes serán l
«De nuevo estaba aquí, en ese charco infinito y tranquilo, casi como si fuera un espejo que reflejaba tu alma, de lejos lo vi de nuevo… una figura de un hombre y sin esperar corrí hacia él, esta vez no preguntaría, quería saber quién era ese hombre que salía de mis más profundos sueños, tome su mano y le inste a girarse hacia mí.—¿Quién eres…? —murmure temblorosa, pero solo era una oscura sombra sin rostro, alzo sus manos hacia mí y desconfiada me aleje, se acercó de nuevo y al posar sus manos en mi rostro una cálida caricia embargo mi pecho.—Quien… —sin dejarme terminar beso mis labios, una intensa emoción cruzo mi pecho, me aferré a él… cuando abrí los ojos, vi la cara de Paul. Sorprendida caí de culo, despertando con la respiración agitada.»—¿Paúl… es el hombre de mis sueños?«—No digas tantas tonterías… es más confiable mi sombra que ese lobo viejo» murmuro huraña Sefire, parecía que por fin se comunicaba conmigo después de unos largos días sin su voz.—Buen día, para ti tambié
Seguí el aroma de una del ciervo, y con una leve señal de mi mano mire al grupo y les inste a seguir a delante, trasformados en lobos, caminaron sosegados para no asustarla mientras bebía agua de un pequeño charco, a punto de saltar a ella, pise una rama llamando su atención.—¡No, maldición! —salto con rapidez, perdiéndose en el bosque mientras dos de ellos la siguieron. Galaxy se destrasformo lentamente, su pelo empezó a caerse mientras oía como sus gruesos hacían crack, sus uñas volvieron a la normalidad y propino.—¿Matt, qué diablos te pasa? Es la tercera que espantas o localizas mal.—Perdón, no estoy centrado.—No se trata de eso… —miro a uno de la manada y apartándome a un lado soltó —¿por qué diablos no te trasformas? —susurro por lo bajo. Mire mi mano y temblaba como una hoja, apreté mi mano en un puño y apartando la mirada indique.—No era necesario, deja el tema Galaxy.—Si el alfa flaquea la manada también, las personas están empezando hacerse preguntas de tu fuerza. —ras
Sentir con mis patas percibían las vibraciones de los animales más pequeños corriendo de mí, y oír hasta el leve sonido de un grillo a kilómetros, todo era más intenso. Una pequeña gota calló en mi nariz mientras miraba las vistas de un acantilado bajo un árbol, agite mi pelaje revolcándome en el lodo mientras jugueteaba Sefire con él.«—Vaya… pero si parece que lo estás disfrutando más que yo»—Esto es genial… esto es simplemente maravilloso, como es que no lo hice antes.«—porque nuestros sentimientos jamás estuvieron afines» Sonreí satisfecha y bajamos de aquella pequeña colina con una facilidad increíble. De repente sentí un olor fuerte…»«—Que es ese olor… ¿Feromonas? Si… ¡Son feromonas! ¡Es Bleick! ¡Ha vuelto por mí!»—¡Espera, Sefire! ¿De qué hablas...? ¡Ese hombre porque vendría por ti! Tenemos que volver, Paul debe estar preocupado, está oscureciendo… —propine nerviosa, pero ya estaba corriendo con rapidez, adentrándose más en el bosque, esquivando los árboles y las ramas con
—Necesitamos hablar. —La manada empezó a murmurar cosas, improperios, e insultos.«Como es tan descarado de hablarle asi a nuestro alfa.»«El desertor que negó a su gente, deberíamos hacer que se arrodille ante su alfa.»«¿Ese no era el que se unió a la familia Hackett? Es un traidor. ¡Cuélguenlo!»—¡Basta! —gruñí con fuerza haciendo el silencio entre mi gente. Mire a Paul y pregunte.—¿Qué haces aquí? Sabes que no eres bienvenido en mis tierras. Tomaste tu decisión…—Vengo a negociar con el alfa de la manada.—¡Esa no parecía ser la razón por la que viniste, detuviste a mi grupo de caza en el pueblo!—¿Qué? ¿Qué hacíais en el pueblo? —increpe girando mi mirada a Galaxy, pero ella solo seguía viendo con rabia a Paul.—¿Y por qué crees que los detuve? Me topo con vosotros intentando meterse en el pueblo, para quien sabe qué diablos hacer, ¿queréis que os metan en la cárcel?—Son ellos los que van a terminar muy mal si detienen nuestro cometido.—¡Porque hacéis cosas sin mis órdenes, Ga
—¡AAAhh! —grité levantándome del suelo para atacarlo con en el palo, de un suave movimiento me esquivo provocando que me fuera de bruces de nuevo al suelo.—Estás utilizando tu fuerza bruta, sé más estratégica y paciente. En una pelea cuerpo a cuerpo yo te ganaría porque nuestros pesos son diferentes —Le miré con enojo y sonrió.—Y para colmo estás dejando que tu lado salvaje se salga de control —dijo señalando mis ojos que parecían haber cambiado de color. Cerré mis ojos con fuerza, respirando hondo como Paul me había enseñado y entonces me calmé.—Parece que tu loba es más consciente ahora de ti, responde de la misma manera que lo haría cualquier lobo —Estiro su mano hasta mí, y la tome aceptando su ayuda.—Siento sus emociones más intensas que antes.—Eso es normal, lo que no puedes permitir es que te controlen, la ira… es la maldición que más nos controla.—Lo estoy intentando controlar, pero no pareces caerle muy bien a Sefire —dije con burla, levantando mi palo.—Es normal que n