Madre luna dame paz…
Saque de mi bolsillo aquella cápsulas que me dio Gaspar y cuando intente meterme una a la boca, Paul tomo mi mano y la lanzo con fuerza, le mire incrédula y sin decir nada también me arrebato las demás pastillas.
—¿qué diablos crees que haces? Te… te has vuelto loco.
—¿Por qué tomas esas pastillas?
—¡Que te importa! —zanje arrebatándoselas.
—¿sabes lo que son siquiera? Desde lejos puedo oler su desagradable olor.
—Pues no lo sé, no tengo tu sentido del olfato. De todas maneras, Las he tomado toda mi vida, cuál es el problema ahora. —Río sin gracia, negando para acercarse a mí, y de un golpe seco hacerlas caer de mi mano para luego pisarlas con fuerza.
—Preguntante porque no te has podido trasformar, y todos tus sentidos están adormecidos —abrí mis ojos inertes, viéndolo alejarse por el pasillo. Mire una última vez las pastillas y siguiéndolo pregunte.
—Tal vez sea lo mejor, no se convivir con esta parte de mí.
—Son inhibidoras para suprimir nuestros instintos, por eso te encuentras tan mal, y si llevas tomándolas desde niña el daño debe ser grave. Por eso jamás pudiste sentir a tu loba hasta el año pasado.
—Mi madre siempre me hacía tomarlas, decía que era por mis migrañas. —Soltó una carcajada y murmuro.
—No me extraña que lo hiciera, no quería esa parte de ti despierta. —Avergonzada agazapé la mirada, de nuevo este pasado me recordaba quién era. De repente le vi subirse en el balcon para luego saltar.
—¡Paul! —grite inclinada hacia al balcón para mira hacia abajo y verlo intacto, suspire con alivio y sote.
—¿Qué diablos te pasa? Pudiste hacerte daño.
—¿Daño…? Creo que aún no te has dado cuenta de lo que somos, vamos… salta. —Negué aferrada al barandal de piedra mientras la brisa movía levemente mi cabello, negué asustada para decir.
—Yo no puedo hacer esto, me… me haré daño.
—No te pasara nada, yo te recibiré —alzo sus manos hacia arriba, provocando que mi respiración se acelerara, como si un chute de adrenalina se me hubiera sido inyectado. Me subí en el borde del balcón temblorosa cerré mis ojos y me lancé pegando chillido, al abrir mis ojos Paul me sostenía con tanta ligereza como si me peso fuera el de un pequeño niño.
—¿Ahora lo entiendes? Somos mucho más que seres humanos comunes y corrientes. —Me bajo al suelo y camino hacia el bosque trasero que tenía la mansión.
—Vamos…
—¿A dónde?
—A encontrar a tu loba. —asentí temerosa, pero con la intensa fuerza de mis latidos que me pedían seguir.
¶
—¿Y cómo se supone que vamos a… encontrar a mi loba? ¿Y Qué se supone que hacemos aquí? —inquirí intentando seguirle el paso, pero se me dificultaba con esta ropa, el terreno irregular, y la sofocante humedad del aire.
—Preguntas mucho y no te detienes en aprender.
—¿Aprender qué? No me dices nada… me traes aquí sin más. Sabía que esto era una idea terrible, tengo tantas cosas en que pensar. —Dije respirando, cansada, me senté en una piedra sintiendo que me volvería loca. Tenía tantas cosas que hacer, y yo aquí en un bosque con este… no sabía ni como nombrarlo. Oí que detuvo sus pasos me miro y dijo.
—El bosque es lo que tienes que aprender, acaso no lo sientes… la brisa, los sonidos del agua, el olor de la tierra mojada. Tienes que abrir tus sentidos —estiro su mano hacia mí y si mucha motivación la tome, al levantarme nos miramos frente a frente y dijo.
—Cierra los ojos —hice lo que me pidió y soltó. —Escucha atentamente, el agua caer con fuerza.
—¿Agua…? Pero si no vimos ninguno rio cercano, como se supone que… —sin dejarme terminar propino.
—¡cállate y escucha! Deja de guiarte por tu vista y la razón, y muévete por tus otros sentidos. —Intente concentrarme y sin darme cuenta empecé a escuchar las hojas de los árboles, moverse, tanto que los podía ver claramente en mi mente como si estuviera en la ventanilla de un auto a toda velocidad, era… ¿Yo? Y de repente se detuvo escuchando el fuerte ruido de agua, corre con fuerza y una cascada se formó ante mis ojos. Abrí mis ojos sorprendida para ver el rostro de satisfacción de Paul.
—Lo vi… mejor dicho lo escuché. ¿Cómo… hice eso?
—Se llama ultra instinto, y hace parte de nuestro ser, tu loba no está perdida… es solo que no te tomas la tarea de unirte a ella, de escucharla… de darle libertad. ¿Me pediste que te ayudara con las negaciones? Pues bien, esta es la manera de llegar a ellos… conociendo nuestra raza, en vez de verlos diferente a ti, verlos como un igual, cuando te entiendas los entenderás a ellos.
—Entiendo… ahora lo entiendo, Paul —respire hondo el aire fresco y después de dos semanas con jaquecas, hoy era el primer día que no me sentía asfixiada.
¶
Paul
Abrí mis ojos y la vi frente, tan débil… tan ilesa, frunció el ceño con dificultad, casi como si le costara dar cada paso. Entonces lo pensé de nuevo cada vez que la veía, cada vez que su apellido salía de mi boca, “ella debería estar muerta…” murmuraba Eros. Solté su mano y de mi gabardina saqué una daga. Le apunte firme con la respiración rápida, cada pensamiento paso por mi mente, era tan fácil, ni siquiera se lo esperaría, solo acaba con ella… mátala… tantas veces tuve la oportunidad, y este era mi momento. Entonces la oí murmurar.
—Tengo miedo… —fue casi imperceptible, tanto así que ni ella se habría dado cuenta de lo que había soltado, recuerdos me vinieron a mi mente… esas mismas palabras —Sol… —murmure. Apreté mi puño bajando la navaja, miré el cielo y dije.
—Madre luna, dame paz…
Golpe bajoVi las luces del camión, iluminar los árboles en una de las curvas de la carretera, la velocidad disminuyo en el mismo punto de encuentro, puse mi capucha y les hice la señal a los demás, con agilidad nos acercamos al camión y tocamos dos veces provocando que el hombre bajara, les hice una señal a mis hombres para que se dispersaran mientras negociaba con él. Cuando me acerque a la parte de atrás del camión, el hombre abrió las puertas subiéndose a la bodega.—Lo mismo de siempre.—Bien —empezó a sacar las cajas mientras la noche nos amparaba con su oscuridad.—¿ha habido algún problema?—Todo bastante tranquilo —indico sacando la segunda caja que uno de mis hombres tomo, pero me fije que temblaba como una hoja, entonces pregunte.—Tardaste esta vez, ¿pasa algo en el camino?—No pasa nada… terminemos esto cuanto antes. —sin poder creerle una palabra, todo encendió mis alarmas, esto no me gustaba. Tome su mano con fuerza provocando que saltara del miedo, ya no era unos simpl
Un día lluvioso La ceremonia de honores fúnebre se celebró en la tarde, el día estaba nublado, frío y oscuro, de alguna manera se ajustaba al dolor. Los miembros de las fuerzas militares desplegaron un honorífico desfile de armas mientras las banderas cubrían los ataúdes. Cuando las armas se dispararon al cielo, las trompetas entonaron una triste tonada. —¿Mami, porque están enterrando a papi…? No podrá salir a tiempo para la cena… no me gusta esto, ¡quiero a mi papá! —Abrazo con fuerza a la pequeña deteniendo que se acercara al ataúd que estaba siendo enterrado, el cielo retumbo dejando que poco a poco la lluvia callera, la mujer se desmoronó en el suelo mientras sollozaba con fuerte, arrebate la sombrilla que sostenía Gaspar sombre mi, y camine hasta la mujer para cubrirla mientras maldecía con dolor. Alzo su rostro hasta mí como echa cascarón vacío. —Siento mucho su perdida, señora Chepar. En nombre de la familia Hakett queremos ofrecerle una ayuda monetaria…—se levantó aparto la
Ceremonia de sucesión—¡Alfa, han vuelto el grupo de exploración! —Sali con rapidez de mi carpa y corrí entre la multitud de gritos y llanto. Cuando por fin llegue a la escena mi piel se erizo.—¡Mi lunaaa! No, él no... por favor, diosa luna… no me lo arrebates, por favor…. No él —mis ojos pasaron por todos los cuerpos que estaban en el suelo, mientras la sabia anciana recitaba unos canticos a los fallecidos. La rabia nacida de lo más profundo de Beliat se traspasó a mí. Miré a Galaxy y parecía cansada, al acércame a ella inquirí apurado.—¿Qué fue lo que paso Galaxy? —me miro a los ojos y con rabia soltó.—¡Nos pusieron una trampa! Le pusieron una bomba a quien nos suminisntraba los alimentos.—¿Que? ¿Quién cojones haría eso? No tiene sentido… ¿el hombre se inmolo?—¿Y aun lo preguntas? ¡claramente fue la ilustre alcaldesa!—¿Porque Angela haría algo así…? Sin previamente sentirse a amenazados, simplemente no tiene sentido Galaxy —un veneno la invadió por la expresión que me mostro.
—Yo, Angela Hackett, juro… juro —mire a las personas presentes que con un silencio sepulcral que me diseccionaban con sus escrutadoras expresiones, aparte el papel de mi discurso y Gaspar pareció palidecer en la lejanía, mire a cada uno de los habitantes y solté sincera.—No soy mi madre… y sé que tenían mucha fe en ella, y sé que no adoraban a la peor de las hijas, pero si de algo estoy segura es que no quiero ver a más personas morir delante de mis ojos, no sé cómo lo lograré… pero quiero liberarlos a todos del miedo, quiero vivir en un lugar tranquilo, no soy la persona perfecta, pero soy la mujer que quiere luchar por ustedes. —Todos aplaudieron y de repente entre el barullo unas mujeres salieron entre el grupo de personas con carteles de “liberen a Hackett” “fuera la familia Hackett” y entre esas mujeres vi una de las viudas.—¡No crean en esa mujer, esa familia está maldita y nos llevará a la destrucción! ¡No le importa nuestras familias, y si yo fui una víctima, ustedes serán l
«De nuevo estaba aquí, en ese charco infinito y tranquilo, casi como si fuera un espejo que reflejaba tu alma, de lejos lo vi de nuevo… una figura de un hombre y sin esperar corrí hacia él, esta vez no preguntaría, quería saber quién era ese hombre que salía de mis más profundos sueños, tome su mano y le inste a girarse hacia mí.—¿Quién eres…? —murmure temblorosa, pero solo era una oscura sombra sin rostro, alzo sus manos hacia mí y desconfiada me aleje, se acercó de nuevo y al posar sus manos en mi rostro una cálida caricia embargo mi pecho.—Quien… —sin dejarme terminar beso mis labios, una intensa emoción cruzo mi pecho, me aferré a él… cuando abrí los ojos, vi la cara de Paul. Sorprendida caí de culo, despertando con la respiración agitada.»—¿Paúl… es el hombre de mis sueños?«—No digas tantas tonterías… es más confiable mi sombra que ese lobo viejo» murmuro huraña Sefire, parecía que por fin se comunicaba conmigo después de unos largos días sin su voz.—Buen día, para ti tambié
Seguí el aroma de una del ciervo, y con una leve señal de mi mano mire al grupo y les inste a seguir a delante, trasformados en lobos, caminaron sosegados para no asustarla mientras bebía agua de un pequeño charco, a punto de saltar a ella, pise una rama llamando su atención.—¡No, maldición! —salto con rapidez, perdiéndose en el bosque mientras dos de ellos la siguieron. Galaxy se destrasformo lentamente, su pelo empezó a caerse mientras oía como sus gruesos hacían crack, sus uñas volvieron a la normalidad y propino.—¿Matt, qué diablos te pasa? Es la tercera que espantas o localizas mal.—Perdón, no estoy centrado.—No se trata de eso… —miro a uno de la manada y apartándome a un lado soltó —¿por qué diablos no te trasformas? —susurro por lo bajo. Mire mi mano y temblaba como una hoja, apreté mi mano en un puño y apartando la mirada indique.—No era necesario, deja el tema Galaxy.—Si el alfa flaquea la manada también, las personas están empezando hacerse preguntas de tu fuerza. —ras
Sentir con mis patas percibían las vibraciones de los animales más pequeños corriendo de mí, y oír hasta el leve sonido de un grillo a kilómetros, todo era más intenso. Una pequeña gota calló en mi nariz mientras miraba las vistas de un acantilado bajo un árbol, agite mi pelaje revolcándome en el lodo mientras jugueteaba Sefire con él.«—Vaya… pero si parece que lo estás disfrutando más que yo»—Esto es genial… esto es simplemente maravilloso, como es que no lo hice antes.«—porque nuestros sentimientos jamás estuvieron afines» Sonreí satisfecha y bajamos de aquella pequeña colina con una facilidad increíble. De repente sentí un olor fuerte…»«—Que es ese olor… ¿Feromonas? Si… ¡Son feromonas! ¡Es Bleick! ¡Ha vuelto por mí!»—¡Espera, Sefire! ¿De qué hablas...? ¡Ese hombre porque vendría por ti! Tenemos que volver, Paul debe estar preocupado, está oscureciendo… —propine nerviosa, pero ya estaba corriendo con rapidez, adentrándose más en el bosque, esquivando los árboles y las ramas con
—Necesitamos hablar. —La manada empezó a murmurar cosas, improperios, e insultos.«Como es tan descarado de hablarle asi a nuestro alfa.»«El desertor que negó a su gente, deberíamos hacer que se arrodille ante su alfa.»«¿Ese no era el que se unió a la familia Hackett? Es un traidor. ¡Cuélguenlo!»—¡Basta! —gruñí con fuerza haciendo el silencio entre mi gente. Mire a Paul y pregunte.—¿Qué haces aquí? Sabes que no eres bienvenido en mis tierras. Tomaste tu decisión…—Vengo a negociar con el alfa de la manada.—¡Esa no parecía ser la razón por la que viniste, detuviste a mi grupo de caza en el pueblo!—¿Qué? ¿Qué hacíais en el pueblo? —increpe girando mi mirada a Galaxy, pero ella solo seguía viendo con rabia a Paul.—¿Y por qué crees que los detuve? Me topo con vosotros intentando meterse en el pueblo, para quien sabe qué diablos hacer, ¿queréis que os metan en la cárcel?—Son ellos los que van a terminar muy mal si detienen nuestro cometido.—¡Porque hacéis cosas sin mis órdenes, Ga